?Hasta cu¨¢ndo?
El desprecio de Telef¨®nica por sus usuarios humilla a cualquier ciudadano al que te¨®ricamente amparan una serie de derechos. Hace unas semanas solicit¨¦ una segunda l¨ªnea telef¨®nica para conectar Intemet. La compa?¨ªa envi¨® a un t¨¦cnico,quien intent¨® introducir dicha l¨ªnea por el conducto existente desde el registro general hasta mi domicilio, por donde pasa la otra l¨ªnea instalada por Telef¨®nica hace m¨¢s de 20 a?os. Tras unos minutos de forcejeo con la gu¨ªa de cables, renunci¨® afirmando que era imposible pasar esa segunda l¨ªnea por el mismo tubo. Unos d¨ªas despu¨¦s Telef¨®nica me comunic¨® por carta que "por causas ajenas a la compa?¨ªa no pod¨ªan atender mi petici¨®n". Antes de renunciar llam¨¦ a un t¨¦cnico particular, quien con profesionalidad introdujo la segunda l¨ªnea por el mismo tubo de la primera, que el t¨¦cnico de Telef¨®nica hab¨ªa calificado como de imposible paso. Una vez instalada por mi cuenta la segunda l¨ªnea volv¨ª a llamar a Telef¨®nica, y otro t¨¦cnico me dej¨® instalado el nuevo tel¨¦fono en cinco minutos. Claro que se hab¨ªa encontrado el trabajo hecho, por el que, por supuesto, me est¨¢n cobrando las 14.000 pesetas de la tarifa, a las que debo a?adir las 5.000 que tuve que pagar al t¨¦cnico contratado por m¨ª.Con la esperanza de que reconocieran esta colaboraci¨®n volv¨ª a escribir a Telef¨®nica. Y hasta ahora. No era cuesti¨®n del dinero que me hab¨ªa gastado -mi factura mensual es ahora seis veces mayor que esa cantidad-, sino de recibir al menos una satisfacci¨®n personal que cualquier empresa que se precie debe tener hacia sus clientes. Pero, aunque Telef¨®nica se gasta miles de millones en publicidad, desprecia al usuario como individuo, y lo hace porque mantiene un monopolio de hecho. Adem¨¢s, sus servicios se degradan al recurrir cada vez m¨¢s a personal de contrata, que es lo que sucedi¨® en mi caso. Este personal de contrata cobra por trabajo hecho, y cuando surge un problema mayor del previsto, renuncia a la Instalaci¨®n. La contrata no pierde dinero porque hay otros tel¨¦fonos esperando, y Telef¨®nica tampoco porque s¨®lo paga por tel¨¦fono instalado. El ¨²nico que paga todo es el usuario del servicio. En fin, podr¨ªamos aplicar a Telef¨®nica el quousque tandem? de la catilinaria de Cicer¨®n. Confiemos, como se ha anunciado, que s¨®lo sea hasta el pr¨®ximo oto?o, cuando haya un nuevo competidor en toda regla-
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