Un punto por nota
Hay asuntos graves que reciben en los medios de comunicaci¨®n un tratamiento superficial y demag¨®gico. Hay prohibiciones que dejan en descubierto a la autoridad que las impone. Me refiero, en el primer caso, a la decisi¨®n de otorgar un punto por expediente acad¨¦mico a los alumnos que pasan de los colegios a los institutos, y, en segundo, a la potestad que tienen los consejos escolares de dar ese punto por aquella circunstancia libremente apreciada que decidan, la nota, por ejemplo, y que les ha sido negada por el Ministerio de Educaci¨®n.En cuanto al primer aspecto, resulta cuando menos parad¨®jico que una parte de la sociedad (una parte de los sindicatos, una parte de los docentes y una parte de los padres o sus asociaciones; no toda, por supuesto) se rasgue las vestiduras cuando se habla de dar un punto por nota: uno de los 12 o 14 puntos que puede llegar a tener un alumno si tiene renta baja, hermanos en el centro, minusval¨ªas, familia numerosa, etc¨¦tera. O sea, que no nos parece bien que se premie al alumno por aquello que se le pide: que se esfuerce. Y se acusa demag¨®gicamente de intentar crear institutos de ¨¦lite (cuando ojal¨¢ que todos lo fueran, que todos dieran la mejor educaci¨®n y la m¨¢s exigente). Por el contrario, se admite que los centros privados o concertados hagan valer este prin cipio de forma tan expl¨ªcita como es la realizaci¨®n de ex¨¢menes de ingreso. Prohibir que se d¨¦ un punto por nota es frustrar el esfuerzo de los alumnos y fomentar. un falso e irresponsable igualitarismo.
T¨¦ngase en cuenta que cualquier punto es discriminatorio, y se usa precisamente para evitar un sorteo puro, m¨¢s injusto. Se trata, adem¨¢s, de un punto que no es en modo alguno decisivo. Y dar¨¦ datos del centro m¨¢s solicitado de M¨®stoles: de las 333 solicitudes recibidas en este centro para 130 vacantes, 103 alumnos ten¨ªan un punto por notable o sobresaliente. De ello, 69 alcanzaban la puntuaci¨®n necesaria para entrar (48 de ellos hubieran entrado sin este punto) y otros 34 quedaban, fuera pese a las notas. Por el contrario, 46 alumnos con insuficiente y otros 25 con suficiente o bien al canzaban tambi¨¦n la puntuaci¨®n para entrar.
Con relaci¨®n al segundo aspecto, la prohibici¨®n que se hace de conceder dicho punto pudiera conculcar -yo dir¨ªa que conculca- la libertad que tienen los consejos escolares para decidir por qu¨¦ dan ese punto. Cualquier abogado lo demostrar¨ªa. Otra cosa es que interese. Y si se les da a los consejos escolares (¨®rganos m¨¢ximos de gesti¨®n de los centros donde est¨¢n representados padres, profesores y alumnos) una atribuci¨®n que luego se les quita, se les est¨¢ transformando en t¨ªteres de los intereses pol¨ªticos coyunturales.
El real decreto de admisi¨®n es malo. Pero no precisamente por el punto de nota, sino porque no da, a los padres el derecho de elegir centro: en plazo ordinario no quedan plazas, la zonificaci¨®n es arbi traria, se adscribe por centro y se barema por domicilios. Injusto.
La ense?anza p¨²blica tiene una calidad incuestionable. Algunas medidas de pol¨ªtica educativa m¨¢s que beneficiar perjudican esa calidad por ignorancia o intereses. Demasiado a menudo, los responsables ignoran cu¨¢l es la situaci¨®n ''a pie de aula" y tapan con decisiones "populistas" las carencias humanas y materiales, y el desencanto invade a quienes ense?an. Hay una funesta sensaci¨®n de que no se puede hacer nada y que da igual todo. Todos los estratos sociales, y especialmente los menos favorecidos, tienen derecho a la mejor educaci¨®n y a la m¨¢s completa. No debemos escatimarles oportunidades salvo que queramos que sean la mano de obra barata del futuro. Y no estamos defendiendo eso, ?verdad?-
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