Los rusos mueren antes de tiempo
Un estudio analiza la corta esperanza de vida en la ex URSS
Todo el mundo muere cuando le llega su hora, pero el reloj vital de los rusos est¨¢ alarmantemente adelantado en relaci¨®n con Occidente. Un estudio de dos prestigiosos dem¨®grafos de la Academia de Ciencias, hecho p¨²blico recientemente por el Centro Carnegie de Mosc¨², recoge la evoluci¨®n de la tasa de mortalidad y la esperanza de vida desde 1965, muestra c¨®mo se han deteriorado espectacularmen te desde la ca¨ªda del r¨¦gimen comunista y llega a conclusiones tan pavorosas como que el cambio m¨¢s dram¨¢tico ha sido el incremento en la probabilidad de morir por acidentes, envenenamientos, heridas y otras causas violentas. Se calcula que hoy la esperanza de vida de los rusos ronda los 51 a?os, 12 menos que la de las rusas (73,1), debido en buena medida, aunque no s¨®lo, a que no son tan aficionadas a la vodka. La diferencia con los pa¨ªses le la UE es enorme: m¨¢s de ocho para los hombres (en Espa?a es m¨¢s de 73) y dos para las mujeres (en Espa?a, m¨¢s de 81).
El ministro del Interior, Anatoli Kul¨ªkov, reconoce que se coneten 30.000 asesinatos al a?o en Rusia, unos 600 de los cuales son obra de sicarios a sueldo que in el 90% de los casos quedan impunes. Pero el informe elaborado por Anatoli Vishrievski y Vlad¨ªmir ShkoInikov, directores del Centro de Demograf¨ªa y Ecolog¨ªa del Hombre del Instituto de Predicci¨®n Econ¨®mica Nacional, no se refiere s¨®lo a ellos, de relativamente escasa incidencia en treminos demogr¨¢ficos en un pa¨ªs de 150 millones de habitantes; ni a circunstancias excepcionales como la hambruna de 1932-1933, forzada por la colectivizaci¨®n salvaje impuesta por Stalin, y que s¨®lo en Ucrania se cobr¨® m¨¢s de 6 millones de vidas; ni tampoco a las purgas de esa misma d¨¦cada o de la guerra contra Alemania en los cuarenta.
Lo m¨¢s estremecedor es que el panorama que presenta el estudio, que ha pasado casi desapercibido en un pa¨ªs curado de espantos, se refiere a una ¨¦poca de escasas convulsiones -la de Leonid Breznev- y a los a?os de la esperanzadora perestroika y de la transici¨®n a la econom¨ªa de mercado. A mediados de los se senta, la diferencia en la esperanza de vida entre Rusia y Occidente alcanz¨® su punto m¨ªnimo, pero antes de que Mija¨ªl Gorbachov llegase al poder, en 1985, el hueco se hab¨ªa ampliado.
Fue entonces cuando se invirti¨® espectacularmente la tendencia y, en 1987, la vida media de un hombre ruso alcanz¨® la cota hist¨®rica de los 65 a?os, y la de las mujeres los 74,6. La explicaci¨®n m¨¢s l¨®gica al milagro es la campa?a antialcoh¨®lica de Gorbachov, que le granje¨®, por cierto, el odio de millones de sus compatriotas. Bor¨ªs Yeltsin, buen aficionado a la vodka, la bebida nacional, nunca ha ca¨ªdo en el mismo error.
En 1988, sin embargo, la situaci¨®n volvi¨® a cambiar para peor, aunque hubo que esperar a los noventa, a la desaparici¨®n de la URSS, para tocar fondo. En 1993, la esperanza de vida se redujo en 3,1 a?os para los hombres y 1,6 para las mujeres. En 1994, cay¨® hasta 57,5 y 71,2 a?os, respectivamente.
Fue una ¨¦poca marcada por la crisis, las tremendas diferencias entre ricos y pobres, el hundimiento del sistema sanitario y la hiperinflaci¨®n. Cuando ¨¦sta comenz¨® a ser vencida, las cosas mejoraron algo.
Puede que las condiciones clim¨¢ticas, esos pavorosos inviernos rusos, tengan mucho que ver con que la gente muera antes de tiempo en el pa¨ªs m¨¢s grande del planeta, pero no hay que echarles toda la culpa, ni siquiera compartida con la vodka. Hay muchas otras razones especialmente visibles desde que cay¨® el discutible pero efectivo entramado estatal de la URSS.
En muchas zonas del pa¨ªs, s¨®lo el soborno puede garantizar una atenci¨®n m¨¦dica aceptable, y los pacientes tienen que llevarse hasta la comida y las medicinas al hospital. La sanidad gratuita, eficaz y para todos, que casi se conserva en teor¨ªa, es una utop¨ªa inalcanzable. Las autoridades han llegado a reconocer que s¨®lo el 15% de los chicos que salen de las escuelas estatales pueden considerarse sanos. Los m¨¦dicos, como los profesores, tienen salarios de miseria que, a menudo, cobran con varios meses de retraso. Enfermedades erradicadas en el mundo desarrollado, como la tuberculosis y la difteria, adquieren proporciones de aut¨¦ntica epidemia.
En esta Rusia donde se pueden encontrar 40 clases de vino en algunos supermercados, y donde el precio de los alimentos dobla o triplica el de Espa?a, hay millones de salarios de apenas 10.000 pesetas y pensiones de menos de 5.000. En Mosc¨², un enga?oso escaparate de la nueva Rusia, la situaci¨®n no es tan dram¨¢tica, pero en la mayor parte del pa¨ªs hay millones de personas que libran cada d¨ªa una dura batalla para sobrevivir.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.