De Luis Enrique a Figo
La plantilla del Bar?a coincide: "Nos juntamos todos y llevamos al equipo hacia el t¨ªtulo"
BarcelonaCinco nombres para una Liga. Cinco futbolistas han resultado capitales en el primer Bar?a de Van Gaal. Luis Enrique, el jugador que aguanta al equipo cuando las cosas no funcionan; Hesp, el fichaje m¨¢s rentable; Celades, el canterano que ha sustituido con ¨¦xito a Guardiola; Rivaldo, la estrella, y Figo, el capit¨¢n decisivo. Todos ellos se han prestado a posar (fotos de Joan S¨¢nchez) y a encadenar para este diario el relato de la temporada, desde los dif¨ªciles principios hasta la conquista del t¨ªtulo.
Luis Enrique
Septiembre de 1997. El Barca empieza la Liga a toda m¨¢quina. Lo gana todo. Victoria ante la Real, en Valencia, ante el Deportivo. en Gij¨®n, ante el Tenerife y en Mallorca. Un arranque espectacular, endemoniado, pr¨®ximo al mejor de toda la historia centenaria del club. Pero el equipo est¨¢ bajo sospecha: juega mal, se muestra como un conjunto vulgar y la afici¨®n recela. Surgen las primeras pancartas y cr¨ªticas contra el proyecto de Van Gaal, tras descubrirse que ni ¨¦l ni el equipo son Cruyff ni el Dream Team. Pero alguien emerge del fango y la crispaci¨®n en la grada. Luis Enrique aguanta siempre al Bar?a como un coloso cuando las cosas no marchan, con la ca?a a punto o con la cabeza en el momento oportuno. Sus siete goles en esos partidos se revelaron decisivos. Un seguro de gol. "No tengo yo esa sensaci¨®n", dice Luis Enrique. "He tenido mucha suerte [es el m¨¢ximo goleador espa?ol, con 18]. Juego en posiciones adelantadas y me beneficio de la actuaci¨®n de mis compa?eros... Pero me imagino que ha habido gente que ha estado esperando ver si lo de mi primer a?o en el Bar?a [17 goles] fue una loter¨ªa o no. Si me tienen que descubrir a estas alturas... A m¨ª me encanta ayudar a mi equipo con goles". Luis Enrique fue el rostro del Bar?a en aquellos tiempos dif¨ªciles. Van Gaal no se adaptaba, la plantilla no entend¨ªa el sistema y hab¨ªa mucha gente nueva. La Liga iba viento en popa, pero su fragilidad se cristalizaba en ¨¦l desastre de la Liga de Campeones. "No se hace un equipo de la noche a la ma?ana", se defiende el asturiano. D¨ªas dif¨ªciles y tambi¨¦n de ensa?amiento. Lorenzo Sanz, presidente del Madrid, y Jes¨²s Gil, del Atl¨¦tico, hablaron de que el Bar?a se hab¨ªa aliado con la Virgen de F¨¢tima para arrollar en la Liga. Guardiola alz¨® la voz para decir basta. "?Si eso nos pic¨® el orgullo?", se pregunta ahora Luis Enrique. "Creo que no. Pudimos tener suerte al principio, pero en otros d¨ªas nos dio la espalda. Estamos habituados a comentarios malintencionados y a los que no lo son. Hay que aislarse de todo eso".
La espectacular racha culmin¨® en el Bernab¨¦u (2-3), aunque con un f¨²tbol raqu¨ªtico pero muy eficaz. Luis Enrique volvi¨® a marcar y reivindic¨® su camiseta ante su ex afici¨®n. El Bar?a se distanciaba en cabeza con siete puntos respecto al Madrid. Posiblemente, parte de esta Liga se explica por el hecho de que esa ventaja fue un paraca¨ªdas que nunca apart¨® al Bar?a del liderato y amortigu¨® la ca¨ªda en un noviembre terror¨ªfico. "Para m¨ª, la diferencia entre un equipo peque?o y uno grande es que si el primero juega mal es casi imposible que gane. Y en cambio, al bueno, al campe¨®n, le bastan un par de acciones para sacar algo positivo".
Hesp
Nunca una victoria en el Bernab¨¦u fue tan ef¨ªmera. Qued¨® borrada en cuatro d¨ªas. En un Camp Nou desangelado, con mucha soledad y mucho cemento, el Dinamo de Kiev ridiculiz¨® a los azulgrana (0-4). La goleada, la m¨¢s sangrante en 17 a?os, hundi¨® a V¨ªtor Ba¨ªa, que aquel d¨ªa recay¨® mientras sustitu¨ªa al sancionado Hesp. El Bar?a fue expulsado de Europa por la puerta de atr¨¢s. "Nuestro grupo [PSV, Dinamo, Newcastle] era el m¨¢s fuerte de todos. Y nosotros a¨²n no jug¨¢bamos bien. Ahora s¨ª estar¨ªamos en condiciones de ganar la Liga de Campeones", asegura Hesp. Desde el desastre de Ba¨ªa, el holand¨¦s fue indiscutible. Ni sus extraordinarias paradas evitaron lo peor. Hesp recibi¨® tratamiento casi de h¨¦roe por haber detenido un penalti en Mallorca y haber parado lo indecible en Madrid. Sus manos no bastaron para detener el desmoronamiento del equipo. Tras perder en casa ante el Valladolid, en Bilbao y en Oviedo, el Bar?a dilapid¨® su fortuna de siete puntos y cedi¨® el liderato al Madrid por mejor coeficiente. La crisis, sin parang¨®n en los ¨²ltimos a?os, movi¨® los cimientos del club: la cr¨ªt¨ªca apabull¨® a Van Gaal y el quipo se encerr¨® en camerino. "Lo mejor de aquella ¨¦poca es que supimos mantener la cabeza fr¨ªa", explica el portero. Est¨¢bamos seguros de superar esa fase, como al final ocurri¨®. Fue clave que ignoramos siempre el resultado de los otros".
El Camp Nou vivi¨® en noviembre d¨ªas irrespirables, pero Hesp asegura que no not¨® la presi¨®n. Debe de ser verdad. Nunca ha ocultado que se siente inmensamente afortunado tras dejar el modesto Roda, holand¨¦s, para recalar en el Bar?a. Dif¨ªcilmente pod¨ªa imaginar con 31 a?os un destino as¨ª. Siempre irradia optimismo: "Si pierdes tres partidos en un equipo como el Bar?a puedes imaginar lo que te espera. Es normal. Pero estaba seguro de que saldr¨ªamos del bache. Cuando conf¨ªas mucho en ti mismo, siempre pasa. Para m¨ª este a?o ha sido impresionante. Tuve mucha suerte al principio. La larga lesi¨®n de Ba¨ªa me facilit¨® las cosas y ahora me siento bien. Y el futuro, veremos". Hesp achaca ese baj¨®n al tiempo. Como Luis Enrique. "No pod¨ªamos jugar demasiado bien a¨²n. Faltaba rodaje", se?ala. Pero a?ade otro factor: dice que la Liga espa?ola es fort¨ªsima. "Ah¨ª est¨¢ el ejemplo reciente del M¨¦rida. Estuvimos una hora luchando hasta imponer nuestra calidad. Todos los equipos juegan al f¨²tbol y defienden muy bien". Hesp confi¨® en el equipo y acert¨® en su pron¨®stico: el Bar?a recuper¨® el liderato en un par de domingos y abraz¨® la Navidad ganando al Atl¨¦tico y al Espanyol. La v¨ªspera de Reyes ser¨ªa otra historia.
Celades
Parec¨ªa una noche pl¨¢cida. Los azulgrana ganaban el 5 de enero en Salamanca por 1-3 y en 15 minutos perdieron por 4-3. Algo similar ocurri¨® seis d¨ªas despu¨¦s: venc¨ªa por 0-2 en Anoeta y acab¨® empatando en los ¨²ltimos cinco minutos. Pero el estropicio m¨¢s grande ocurrir¨ªa en el partido siguiente en el Camp Nou: el Bar?a ganaba por 3-0 al Valencia y perdi¨® por 3-4. El liderato volvi¨® como un rayo al Bernabeu. El extra?o fen¨®meno fue bautizado como el s¨ªndrome de Salamanca. "Pues creo que en el Helm¨¢ntico jugamos bien y acabamos tirando el partido. Parec¨ªa que hab¨ªa un poco de psicosis, pero sobre todo por parte del p¨²blico. Sab¨ªamos que ganando un par de partidos se iba a olvidar.. .", recuerda Celades. "Pero, sobre todo, fue el d¨ªa del Valencia. Gan¨¢bamos por 3-0 y con el 3-1 o¨ªmos el uuuuuh, los murmullos de la gente. S¨¦ de sobras que no tienen la culpa, pero puede llegar a afectar. Ni siquiera hubo relajaci¨®n: el Valencia jug¨® mejor y gan¨®. Luego, con las victorias que vinieron, todo eso se olvid¨®". El Camp Nou qued¨® aquel d¨ªa conmocionado. Pero esa noche fue especial para Celades. Guardiola se lesion¨® definitivamente y el joven canterano, el predilecto de Cruyff y el denostado por Robson, acab¨® asumiendo el papel de conductor del equipo. Antes fue como la dama de un ajedrez: actu¨® de libero -fue un experimento de vida corta-, de central, de lateral, de volante y al final de mediocampista. "Me sorprendi¨® un poco cuando Van Gaal me dijo que ten¨ªa que jugar atr¨¢s. Pero tampoco fue mal. No me sent¨ª una marioneta por cambiar tanto de posici¨®n. Es bueno ir rotando", dice. Celades afirma que ha sido f¨¢cil entroncar la filosof¨ªa de Van Gaal con la de Cruyff y que este ha sido su a?o. Clemente le acaba de incluir en la lista de preseleccionados para el Mundial.
Perdido Guardiola y asentado Celades como eje del equipo, el Bar?a sigui¨® divagando. Fue un principio de a?o loco: la Liga no ten¨ªa amo. Los papeles se invirtieron hasta tres veces entre los azulgrana y los madridistas por derrotas insospechadas. Nadie se afianzaba en el mando. "Se dijo muchas veces que nadie quer¨ªa ganar esta Liga y que ha sido la m¨¢s devaluada de los ¨²ltimos a?os. Se han perdido este a?o m¨¢s partidos que nunca. Yo creo que ya no quedan equipos peque?os. Cualquiera te puede ganar y ya no hay tanta diferencia.
Rivaldo
Ten¨ªa raz¨®n. El Deportivo gole¨® al Bar?a (3-0) y Rivaldo se pase¨® por Riazor como un alma en pena. "Me qued¨¦ muy triste. Pero el equipo tom¨® nota de aquello y reforz¨® su mentalidad, explica el brasile?o. No en seguida. El Bar?a pidi¨® la hora, en medio de una atronadora pa?oada para ganar al Sporting (2-1). Rivaldo marc¨® los dos goles a los de Gij¨®n, pero no se sent¨ªa feliz. La libreta de Van Gaal hab¨ªa condenado al brasile?o a la banda izquierda, donde se embarullaba, junto a la cal, en regates imposibles que exasperaban al p¨²blico. Los apuntes encorsetaban su talento. Rivaldo ya hab¨ªa pedido, sin ¨¦xito, m¨¢s libertad de movimientos. "No me sent¨ªa desaprovechado", matiza el zurdo. "Pero s¨¦ que en la banda rindo menos para el grupo. Van Gaal quer¨ªa que tambi¨¦n controlara las subidas del lateral. Era su voluntad. Si las cosas sal¨ªan bien, me quedaba contento". No funcionaba el Bar?a. La jornada 25? fue otra m¨¢s: el Bar?a no jug¨® ni mejor ni peor y empat¨® ante el Mallorca. El Madrid asumi¨® otra vez el liderato. Alguien dijo basta. El vestuario atravesaba una situaci¨®n cr¨ªtica que requer¨ªa remedio. Alguien propuso el di¨¢logo. ?De qui¨¦n parti¨® la iniciativa? Secreto de Estado. Dicen que fue entre todos, que era una cuesti¨®n entre personas, entre futbolistas, que s¨®lo quer¨ªan lo mejor para el grupo. "Hablamos con Van Gaal y dio m¨¢s libertad a los jugadores", explica Rivaldo. "Las cosas quedaron m¨¢s definidas. Y Figo, por ejemplo, empez¨® a marcar goles gracias a esa libertad".
La metamorfosis se produjo ante el Zaragoza en la Copa tres d¨ªas despu¨¦s. Los azulgrana ofrecieron un recital de juego (5-2). F¨²tbol r¨¢pido, triangulaciones y al primer toque. Rivaldo meti¨® por primera vez tres goles. Los ¨¦xitos llegaron r¨¢pidamente: recuperaron el liderato a la jornada siguiente ante el Compostela. Ya no lo abandonaron. El Bar?a de Van Gaal empez¨® a imitar al Dream Team y el holand¨¦s a asumir el legado de Cruyff. Los canteranos entraron en juego y el equipo jug¨® como los ¨¢ngeles. Rivaldo dej¨® la cal, Figo se meti¨® hacia dentro, Anderson abri¨® espacios y Giovanni, m¨¢s retrasado, tuvo m¨¢s llegada y gol. Ya nadie les alcanz¨®.
Figo
El 7 de marzo est¨¢ marcado en rojo. N¨²?ez gan¨® una moci¨®n de censura y el Bar?a, l¨ªder a un solo punto, recib¨ªa al Madrid. Marc¨® primero Anderson, y Figo, tras zafarse de Roberto Carlos, puso el segundo. Giovanni remach¨® el 3-0 definitivo. "Cuando marqu¨¦ el segundo tanto del Bar?a, intu¨ª que ah¨ª estaba el t¨ªtulo. La Liga se empez¨® a decidir aquel s¨¢bado. Ten¨ªamos la oportunidad de distanciarnos cinco puntos del rival. Y no fallamos", se?ala Figo. El Bar?a subi¨® al cielo en una semana: gan¨® despu¨¦s en Dortmund la Supercopa de Europa con un f¨²tbol magistral. Un ejemplo: trenzaron una jugada de 68 segundos con 17 pases, 44 toques y 2 disparos a puerta. La Liga parec¨ªa ya suya. Y Valladolid lo confirm¨®. Figo, otra vez, marc¨® el 1-2 en el Nuevo Zorrilla en el ¨²ltimo suspiro. El Madrid hab¨ªa pinchado ante el Racing y los azulgrana se colocaron a siete puntos. "Encarrilamos la Liga ante el Madrid, pero hasta el d¨ªa del Valladolid no sentimos que era nuestra. No se nos pod¨ªa escapar porque ten¨ªamos la experiencia de haber desperdiciado una ventaja de siete puntos. Nos entregamos para que no se repitiera".
El Bar?a se dio prisa en tener en el cesto el premio m¨¢s preciado. S¨®lo el Celta le amarg¨® una tarde. No importaba. Aument¨®- su ventaja ante el Madrid, jornada a jornada, hasta doblar la diferencia de Valladolid. La Semana Santa fue una bendici¨®n: victorias ante Betis y M¨¦rida. Y la cuenta atr¨¢s en marcha. A un solo punto. Ante el Zaragoza. "Trat¨¦ de infundir ese esp¨ªritu ganador", dijo Figo, obligado por la baja de Guardiola a hacer las veces de capit¨¢n. "Hubo consenso y las cosas se solucionaron bien", concluye cuando se le pregunta por el cambio experimentado por el equipo. "Eso fue lo que pas¨®. Nos juntamos todos y llevamos al equipo hacia el t¨ªtulo". Van Gaal nunca lo ha reconocido.
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