"En Madrid, mal que bien, se puede pisar cada barrio".
A diferencia de tantos artistas que han dado vida a personajes muy populares, Elvira Lindo no mantiene una relaci¨®n de amor-odio con su primer hijo literario, Manolito Gafotas. Todo lo contrario, considera "una suerte" que el personaje sea tan conocido y que las cifras de ventas de los cuatro t¨ªtulos de la serie hayan superado con creces las habituales de la literatura infantil y juveni. El secreto de esta saludable relaci¨®n reside en que "yo siempre he hecho otras cosas. Me condicionar¨ªa si pensara que s¨®lo puedo hacer eso". Hace escasos d¨ªas que ha llegado a las librer¨ªas una de esas "otras cosas" a las que se refiere la escritora, su ¨²ltima obra, El otro barrio, primera incursi¨®n de Lindo en la narrativa para adultos y su primera obra no protagonizada por el ni?o de nueve a?os que vive en Carabanchel. Sin embargo, no ha ido muy lejos la autora para ubicar la historia de su nuevo relato, ni en lo referido al paisaje (apenas si ha cruzado el Manzanares para irse a otro barrio perif¨¦rico de Madrid, Vallecas), ni en la condici¨®n social de sus personajes; el protagonista es un adolescente, hijo de trabajadores, que a los 15 a?os se ve brutalmente expulsado de la 11 edad de la inocencia" por un golpe del azar.
Pregunta. La serie de Manolito y este ¨²ltimo libro tienen cosas en com¨²n. Usted no escribe de manera distinta si se dirige a ni?os o a adultos.
Respuesta. No cambio el registro, como algunos escritores, que se ponen cursis cuando se dirigen a ni?os. Mis obras se nota que est¨¢n escritas por la misma mano, pero este libro tiene m¨¢s libertad para hablar de cosas dolorosas; Manolito es un ni?o feliz y aqu¨ª hay personajes que son desgraciados.
P. En ambos casos aparece un Madrid pocas veces reflejado en literatura.
R. No lo hago como exploraci¨®n intelectual, es el paisaje que conozco [desde los 12 a?os vivi¨® en Moratalaz]. Es cierto que esos barrios s¨®lo son mirados [por el escritor] cuando se quiere exagerar sobre la vida marginal y a m¨ª eso me indigna mucho. En ellos viven la mayor¨ªa de la gente en Madrid y la mayor¨ªa es clase trabajadora. Madrid es una ciudad muy mezclada, no como Nueva York, donde hay zonas que uno no puede pisar. En Madrid, mal que bien, uno puede pisarlo todo; entonces no son zonas marginales, sino barrios perif¨¦ricos.
P. Usted huye deliberadamente. de la sordidez. En El otro barrio aparece un chaval enfermo de sida y se acerca a ¨¦l de puntillas.
R. Cuando se saca la vida de una gente marginal, se exagera mucho su condici¨®n. Yo no he querido sacar a mis personajes en el, momento en que se estaban pinchando o robando; he querido reflejarlos en el momento en que se quedan solos y tienen que pensar.
El otro barrio. Editorial Ollero y Ramos. 2.300 pesetas.
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