El asesinato de un beb¨¦ negro desata el miedo a una cadena de venganza racial en Sur¨¢frica
El f¨¦retro de Angelina Zwane era tan diminuto que apenas si se le distingu¨ªa entre un mar de flores. Parec¨ªa tan fr¨¢gil como la calma que rode¨® ayer a su funeral. M¨¢s de 3.000 personas acudieron al servicio religioso de este beb¨¦ de seis meses, asesinado hace 10 d¨ªas por Nicholas Steyn, el granjero blanco que le vol¨® la cabeza de un tiro. Tal era la tensi¨®n entre la comunidad negra surafricana que las intervenciones estuvieron dirigidas a evitar una revancha.
Algunos testigos han informado de que Steyn sol¨ªa apostarse en su jard¨ªn, arma en ristre, para impedir que le pisaran la propiedad. ?No quiero ning¨²n negro en mi tierra?, dec¨ªa ufano. El 11 de abril, Angelina regresaba a casa en brazos de su madre y acompa?ada por su prima Francina Dlamini. El granjero esta vez no amenaz¨®; apret¨® el gatillo. La bala atraves¨® la cabeza del beb¨¦ e hiri¨® a Francina. Tanta es la rabia contenida entre los asistentes al funeral en Benoni, al este de Johanesburgo, pues la polic¨ªa tard¨® en capturar a Steyn, que la mayor¨ªa de los discursos tuvieron un mensaje com¨²n: calma. Gift Moerane, del Concilio de las Iglesias, fue rotundo: ?No podemos permitirnos regresar a los tiempos del ojo por ojo?. Los j¨®venes presentes replicaron a gritos: ??Granjero, granjero; bala, bala!?. Representantes del Partido Nacional, mayoritario entre los blancos, condenaron el asesinato. El partido Inkatha, zul¨², y el radical Congreso Panafricano fueron m¨¢s all¨¢ al multiplicar sus peticiones de sosiego. Winnie Mandela, aunque pronunci¨® una frase tremenda -?Nicholas dispar¨® a los ni?os como si fueran bestias?-, revel¨® que muchos blancos se hab¨ªan ofrecido para ayudar a la familia de Angelina. ?Es la hora de la reconciliaci¨®n?, exclam¨® Winnie. Otros oradores no le dieron la raz¨®n. La muerte de Angelina es el final de esa reconciliaci¨®n. ?Los blancos siguen pate¨¢ndonos los dientes?, asegur¨® Nkosi Mulala. ??Granjero, granjero; bala, bala!?, gritaban. El ¨²nico mensaje esperanzador fue el entierro. En una Sur¨¢frica herida a¨²n por el apartheid, Angelina fue sepultada en una fosa reservada a los blancos. Un peque?o y tard¨ªo paso a la igualdad racial.
The Independent / EL PA?S
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