La izquierda plural
Cuando hace tres a?os algunos comentaristas pusimos de relieve la posible importancia del ?efecto Jospin? sobre nuestra izquierda, la reacci¨®n mayoritaria fue de escepticismo. De un lado, la honrosa derrota ante Jacques Chirac en las elecciones presidenciales pod¨ªa cargarse en la cuenta de una derecha dividida entre candidaturas rivales y, una vez pasado el sobresalto, esa misma derecha parec¨ªa bien encaminada al contemplar desde el poder la llegada del pr¨®ximo milenio, mientras la sombra pol¨ªtica de Fran?ois Mitterrand, bastante siniestro para sus propios seguidores en la etapa final de su reinado, gravitaba sobre el socialismo franc¨¦s. Por otra parte, en Espa?a ocurr¨ªa lo propio con Felipe Gonz¨¢lez, todav¨ªa presidente, con los populares cada vez m¨¢s cerca de alcanzar un relevo de gobierno, para el cual, a pesar de todo, el tir¨®n del sevillano segu¨ªa constituyendo el principal obst¨¢culo. Recuerdo haber mencionado al respecto, en mayo de 1995, el nombre de Borrell como uno de los buenos gestores del PSOE que pod¨ªan permitirle en el futuro salir de la mara?a en que por el momento se encontraba atrapado. Una posibilidad a¨²n lejana. Desde entonces, las cosas han cambiado, tanto en Francia como en Espa?a. La ejemplaridad de la trayectoria pol¨ªtica marcada por Lionel Jospin se ha acentuado. Mitterrand y su outsider Bernard T¨¤pie son nombres en el recuerdo. El partido socialista ha dejado atr¨¢s una prolongada era de confusi¨®n y corrupci¨®n, y gobierna el pa¨ªs encabezando una alianza de la que forman parte un PCF vuelto a la raz¨®n con Robert Hue y los ecologistas. Es la noci¨®n de una izquierda plural, pero de sentido unitario y profundamente democr¨¢tico, capaz de aunar criterios y candidaturas en las recientes elecciones regionales, as¨ª como de recuperar el talante reformador de la socialdemocracia cl¨¢sica con el ensayo de una redistribuci¨®n del tiempo de trabajo para impulsar el empleo. Est¨¢ el avance del Frente Nacional, pero aqu¨ª la causa reside en el desconcierto de la derecha republicana.
En este tiempo, algo ha cambiado asimismo en la izquierda espa?ola, pero la perspectiva de esa coordinaci¨®n, compatible con la pluralidad, es hoy por hoy improbable. Nuestra situaci¨®n invierte as¨ª la de Francia: un centro-izquierda sociol¨®gicamente mayoritario, en t¨¦rminos cuantitativos, se traduce en una clara inferioridad en cuanto a la distribuci¨®n del poder pol¨ªtico. Cierto que el PSOE conserva altas expectativas de voto, pero mientras perdure la coyuntura econ¨®mica alcista, el PP va bien. Por lo dem¨¢s, en el PCE y en IU no se descubre a ning¨²n Hue. Sigue siendo plenamente v¨¢lido el diagn¨®stico que emitiera en sus memorias Sim¨®n S¨¢nchez Montero al fijar el punto de inflexi¨®n hacia el repliegue pol¨ªtico del PCE y de IU en la reunificaci¨®n con los comunistas prosovi¨¦ticos. Por debajo del gesto mesi¨¢nico de Anguita, el contenido de la pol¨ªtica del PCE-IU se atiene a un fondo rusota, de lenguaje clase contra clase, herencia del pec¨¦ prosovi¨¦tico, cargado de menosprecio hacia la distinci¨®n entre las pol¨ªticas de derecha y las de una izquierda reformista, y dispuesto a aprovechar las v¨¢lvulas de escape que permiten reafirmar el propio radicalismo, como ocurre en el caso vasco. Claro que la historia del movimiento comunista es rica en virajes de 180 grados: esperemos que la oferta de Anguita, que apunta incluso a un programa com¨²n, no sea un simple gesto de oportunismo.
M¨¢s all¨¢ del PSOE tenemos entonces ¨²nicamente la alternativa que pueden proporcionar los expulsados y marginados por Anguita, con Iniciativa per Catalunya y Nueva Izquierda como protagonistas visibles. Y dado el car¨¢cter exclusivamente catal¨¢n de la primera, es al PDNI a quien corresponde poner en marcha una estrategia que compense el aislacionismo de IU. Los documentos aprobados en su primer Congreso, celebrado a fines de marzo, asumen esa orientaci¨®n: ?Pretendemos construir una alternativa de progreso -se lee en su propuesta pol¨ªtica- plural, abierta, junto a otras fuerzas de la izquierda, partidos nacionalistas de izquierda e incluso centro progresista?. La necesidad de constituir alianzas electorales que permitan desplazar al PP del poder aparece entonces como una necesidad ineludible, y el pacto con el PSOE, una convergencia pol¨ªtica, se convierte en objetivo prioritario, diametralmente opuesto al encastillamiento asumido por IU. Es un enfoque de la realidad pol¨ªtica cuyo defecto reside no tanto en la validez de la propuesta general para la izquierda como en el olvido de la propia debilidad. Una vez reconocida ¨¦sta, habr¨ªa que encontrar los medios de impedir que dicha pol¨ªtica de alianzas vaya a parar a la reducci¨®n del PDNI a ser un mero ap¨¦ndice electoral del PSOE. La imagen que proyecta hacia el exterior Nueva Izquierda, centrada en impulsar la convergencia con el PSOE, encaja demasiado con la peyorativa que le adjudica el PCE. Deber¨ªa quiz¨¢s darse cuenta de que existe un espacio pol¨ªtico, con base sindical, entre IU y PSOE que s¨®lo una refundaci¨®n de la izquierda democr¨¢tica, y nunca el PDNI en solitario, est¨¢ en condiciones de cubrir. La asimetr¨ªa en las relaciones de fuerzas entre este grupo y los socialistas es tal que la convergencia, si es que al PSOE le interesa, dif¨ªcilmente podr¨¢ evitar la absorci¨®n del aliado menor.
Queda, pues, una vez m¨¢s el PSOE como actor principal en el escenario de la izquierda, y sin duda la retirada de Felipe Gonz¨¢lez constituy¨® un factor de dinamismo, al que han venido a sumarse las primarias para cabeza de candidatura que est¨¢n a punto de celebrarse. La f¨®rmula de revitalizaci¨®n de Jospin se traslada a Espa?a, aun cuando no sin limitaciones. La principal est¨¢ ligada al calendario pol¨ªtico. Jospin salt¨® a la palestra para obtener la designaci¨®n en una elecciones presidenciales inminentes. Las primarias del PSOE tienen por objeto librar a Almunia de la sombra del Padre (y con la bendici¨®n de ¨¦ste). Se han planteado as¨ª en un momento muy alejado de la convocatoria electoral, de modo que la designaci¨®n mayoritaria del otro competidor, Josep Borrell, convertido entonces, qui¨¦rase o no, en cabeza visible del partido, no tendr¨ªa a corto plazo por resultado la derrota del PP, sino una desautorizaci¨®n impl¨ªcita del grupo dirigente surgido del ¨²ltimo Congreso, poco dado adem¨¢s desde su instalaci¨®n a reconocer y utilizar las facultades del pol¨ªtico catal¨¢n. De ah¨ª la reacci¨®n del aparato, fuertemente defensiva, en torno a Almunia, que sin duda le garantizar¨¢ a ¨¦ste una victoria gris, similar a la que obtuviera Redondo junior en Euskadi. Por lo dem¨¢s, si bien ambos candidatos ofrecen una imagen de eficacia y honestidad, en los ant¨ªpodas de cuanto constituyera el descr¨¦dito del PSOE en a?os pasados, en el caso de Almunia los meses de gesti¨®n han puesto de relieve los l¨ªmites, tanto de su personalidad pol¨ªtica como de quienes le acompa?an. Almunia puede vencer a Aznar si falla el PP, dif¨ªcilmente de otro modo. En cuanto a Borrell, su voluntad de renovaci¨®n quedar¨ªa tambi¨¦n a la espera del fallo ajeno, frustr¨¢ndose el resultado principal que cabe esperar de unas primarias.
Entretanto, las fracciones de la izquierda pol¨ªtica seguir¨¢n ah¨ª, como est¨¢n, y de acuerdo con la expresi¨®n de Antonio Guti¨¦rrez, ?la derecha puede aburrise de gobernar?; lo cual representar¨ªa mucho m¨¢s que la consolidaci¨®n de un ciclo conservador, dado el sello de autoritarismo que imprime el partido de Aznar a su acci¨®n de gobierno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.