Una noche de incredulidad y sorpresa en Ferraz
El triunfador s¨®lo quer¨ªa saber si "la piscina ten¨ªa agua" y se top¨® con la responsabilidad de ser cartel electoral frente a Aznar
A las once y cuarto de la noche, nos y otros no daban cr¨¦dito a los resultados que ten¨ªan sobre la esa. Jos¨¦ Borrell hab¨ªa ganado estas elecciones primarias en las que s¨®lo quer¨ªa ver si "la piscina ten¨ªa agua". Algunos dicen que eso significaba hacerse con todo el poder. Sus allegados aseguran que s¨®lo buscaba un lugar en el sol. El perdedor, Joaqu¨ªn Almunia, no quer¨ªa ser candidato a la presiencia del Gobierno porque los dirigentes de su partido as¨ª lo decidieran; quer¨ªa legitimarse por los militantes. Le dijeron que iba a ganar, que no hab¨ªa duda alguna.
El que ha resultado ganador o ten¨ªa demasiada prisa en llegar a la sede federal del PSOE en a madrile?a calle de Ferraz la noche del 24 de abril. Era su cumplea?os y quer¨ªa almorzar con su familia despu¨¦s de votarse a s¨ª mismo en Barcelona.
Borrell estaba muy cansado y ten¨ªa la voz rota, mal que tambi¨¦n aquejaba a su oponente Joaqu¨ªn Almunia, quien, adem¨¢s, estaba aquejado de un resfriado considerable. El secretario general del PSOE, almorz¨® tambi¨¦n con su mujer y sus hijos, descabez¨® un sue?ecito y a primera hora de la tarde lleg¨® a su despacho. Borrell tard¨® en llegar. A las diez de la noche entr¨® por la puetta principal, algo que no es habitual ya que muchos miembros de la ejecutiva suelen acceder a la sede del partido por el garaje. Sus colaboradores le hab¨ªan dicho que todo iba muy bien. Los datos que empezaban a llegar de todas las federaciones le daban abrumadoramente ganador. A las diez y media de la noche la distancia que Borrell sacaba a Almunia era Considerable, pero faltaba Andaluc¨ªa para equilibrar la situaci¨®n, o mejor, para que el descalabro no fuera tal.
El todav¨ªa aspirante a candidato no sab¨ªa muy bien d¨®nde, dirigirse dentro del recinto de su partido. Los vocales cuentan con peque?os, despachos y comparten secretarias. Son I¨®s ejecutivos con cartera, es decir con responsabilidad de un ¨¢rea concreta los que, tienen dependencias m¨¢s amplias, siempre dentro del contexto de este edificio que hace tiempo se quedo peque?o.
La situaci¨®n qued¨® clara ensegu¨ªda porque Joan Lerma, respons¨¢ble de Pol¨ªtica de Empempleo, le cedi¨® su despacho y la antesala que le corresponde. Ah¨ª empezaron a reunirse con Borrell las personas que han formado su comit¨¦ de apoyo. Pedro Sabando, Francisco Torres, Victor Jara y un grupo de jovenes socialistas sin cargo.
Nerviosismo
Su entorno empez¨® a ponerse nervioso al comprobar que la tendencia a la victoria se manten¨ªa. Borrell entro en un cerrado mutismo y su natural arrojo se apago ante el, susto de lo que se le ven¨ªa encima.Lo primero que hizo fue ir al despacho del secretario de organizaci¨®n,Cipri¨¢ Ciscat. Este le confirm¨® lo que estaba pasando.Hubo momentos, de nerv¨ªosismo que ahora todos quieren, olvidar. Las personas que rodeaban a Borrell creyer¨®n que el llamado aparato estaba reteniendo datos, sobre todo de Andaluc¨ªa. Se basaban en que exist¨ªa el compromiso de comparecer p¨²blicamente a las once de la noche y pasaban veinte minutos y nadie aparec¨ªa. Algo de esto le debi¨® decir Borrell al secretari general del PSOE, Joaqu¨ªn Almunia, a cuyo despacho se dirigio cuando los, datos indicaban que hab¨ªa ganado. Ahora quieren olvidar los resquemores y las veladas acusaciones al aparato de haber puesto trabas a la campa?a del ganador. "Menuda eficacia de aparato", dec¨ªa ayer con sorna, un miembro de la ejecutiva federal partidario de Almunia.
Visto lo ocurrido, Borrell guardar¨¢ en su memoria las "faenitas'' del recorrido pero no se le ocurrir¨¢ exponerlas en p¨²blico. Es m¨¢s, qui¨¦nes le conocen aseguran que desde esa noche no puede evitar sentir un profundo d¨®lor porque alguien "tan honesto" como AImunia sea el perdedor." Claro que quer¨ªa ganar, perro me produce amargura que el no ganador sea Joaqu¨ªn. AImunia", dec¨ªa ayer con el mismo gesto de gravedad que exhibe desde la noche del triunfo.
Pero para amargura la de los derrotados. A Almunia se le cayeron encima las cuatro semanas de intensa campana repitiendo que se sent¨ªa capaz de gobernar Espa?a. Nadie le hab¨ªa obligado a establecer el sistema de primar¨ªas para la presidencia del Gobierno,pero ¨¦l quiso hacerlo. Este hombre se sent¨ªa inc¨®modo ante la expectativa de ser candidato s¨®lo por decisi¨®n de los dirigentes regionales y de su propia ejecutiva. A las ocho y media de la noche empez¨® a escribir dos discursos. Todav¨ªa nada hac¨ªa pensar que iba a perder, pero como persona previsora quiso ponerse en situaci¨®n psicol¨®gica de ganador y de perdedor. Su despacho pronto se llen¨®. No fue una noche de disquisiciones pol¨ªticas ni de hablar del futuro, s¨®lo de sentimientos, de sorpresa y de amargura. Las previsiones generales hab¨ªan saltado por los aires.
Pero los datos segu¨ªan llegando hasta establecer 9 puntos de distancia a favor de Borrell. El n¨²mero uno del PSOE examinaba los datos y recordaba teatros y recintos en los que hab¨ªa estado con un recibimiento c¨¢lido pero que, al final, se hab¨ªan volcado con Borrell. S¨®lo tres federaciones le hab¨ªan apoyado mayoritariamente. Le doli¨® especialmente perder en Madrid, la suya.
Ninguno de los presentes hab¨ªa considerado la posibilidad de que Borrell ganara. Su preocupaci¨®n de los ¨²ltimos d¨ªas estaba en el porcentaje de votos que podr¨ªa, sacar, si se aproximaba al 40% o incluso lo superaba. Miembros de la ejecutiva federal como Juan Manuel Eguiagaray, Cipri¨¢ Ciscar, Manuel Chaves, Jos¨¦ Bono, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba,- la esposa de Almunia, Milagros Candela, y los miembros de su comit¨¦ de apoyo, trataban de dar a la situaci¨®n un aire de naturalidad que no consiguieron.
Todos miraban a Almunia y su conclusi¨®n era un¨¢nime. "Se va a ir, este vasco es as¨ª". Fue Borrell el que se lleg¨® a su despacho y Almunia casi le tuvo que animar. "?C¨®mo lo hacemos?", pregunt¨® Borrell a su secretario general. "Nada, primero Ciscar dice los resultados, despu¨¦s salgo yo y tu cierras el acto", dispuso Almunia. "Ya hablaremos", concluy¨®. Todav¨ªa no lo han hecho.
Escena emotiva
La escena p¨²blica fue emotiva, sincera y se atribuye a Almunia el mej¨®r discurso de toda la campa?a. A nadie le pas¨® desapercibido el gesto de desolaci¨®n d¨¦ Ram¨®n Rubial. "Nunca le gust¨® esto de las primarias, y no es que no l¨¦ guste. Borrell, es que teme por el partido", explicaba un miembro de la ejecutiva. Borrell se di¨® cuenta y se apresur¨® a abrazarle y hacerle subir al estrado. El veterano Rubial recompuso el gesto, sonri¨® e hizo la se?al de victoria. Todo hab¨ªa terminado a las doce y media de la noche. Almunia de nuevo subi¨® a su despacho despu¨¦s de recibir la ovaci¨®n de los cientos de militantes que se hab¨ªan agolpado en el sal¨®n de actos de la sede federal del PSOE, Muchos ex ministros de Felipe Gonz¨¢lez aplaudieron a Almunia y a Borrell. Pero sobr¨¦ todo hab¨ªa militantes sin cargos que no dudaron en despedir al ganador al grito de "presidente".
Tampoco era momento de hablar del futuro. Las dependencias de Almunia estaban considerablemente atestadas y el rostro del secretario general empezaba a acusar el cansancio y la tristeza. Borrell no sab¨ªa qu¨¦ hacer ni d¨®nde ir. Asi que decidi¨® marcharse. Ten¨ªa otro sitio que visitar, el despacho que le hab¨ªa proporcionado el partido, en las in_mediaciones del Congreso. Una veintena de personas le aguardaban all¨ª para celebrarlo.
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