Carta abierta al se?or Aznar
Su proyecto de reforma del IRPF y el cambio en la tributaci¨®n de las plusval¨ªas que propiciaron nada m¨¢s llegar al poder van a tener hondas repercusiones sobre nuestra sociedad. Ambos implican una transformaci¨®n radical de un impuesto clave dentro del sistema impositivo y una disminuci¨®n estructural de los ingresos p¨²blicos en torno al 1% del PIB. Usted nos promete que su reforma fiscal aumentar¨¢ el ahorro, crear¨¢ m¨¢s empleo y nos acercar¨¢ a Europa. Argumentos de universal aceptaci¨®n tras los cuales se puede esconder cualquier barbaridad. Pero, m¨¢s bien al contrario, lo que cabe esperar es que su reforma reduzca el ahorro, no cree empleo y nos aleje de Europa.
Desde el Partido Socialista vamos a exponer a la opini¨®n p¨²blica las razones por las que creemos que no son v¨¢lidos los argumentos con que envuelve su reforma. Se refugian en ellos porque no se atrever¨¢n a admitir abiertamente cu¨¢l es su verdadero objetivo, aligerar la carga fiscal de las capas sociales de rentas altas y medio-altas, y sobre todo las rentas del capital, que constituyen el n¨²cleo de su apoyo pol¨ªtico.
Perm¨ªtame, se?or Aznar, que a trav¨¦s de esta carta abierta exponga mis argumentos contra su proyecto, que en mi opini¨®n:
1. No aumentar¨¢ el ahorro, lo reducir¨¢.
Desde su partido y desde otros de la derecha, nos han repetido hasta la saciedad que esta reforma es muy necesaria para aumentar el ahorro del pa¨ªs. Se trata de un argumento viejo que ya manejaban ustedes en la etapa en que me correspondi¨® estar al frente de la Secretar¨ªa de Estado de Hacienda, por eso lo conozco bien. Lo utilizaban tambi¨¦n sus antepasados de Alianza Popular para oponerse sistem¨¢ticamente a cualquier aumento de los ingresos p¨²blicos buscado por los socialistas, que, al llegar al Gobierno en 1982, nos encontramos con unos recursos fiscales a una distancia abismal de la media europea, inferior a la de Estados Unidos, propia de un pa¨ªs tercermundista.
A los espa?oles no expertos en econom¨ªa, que, obviamente, son la mayor¨ªa, su argumento tal vez les pueda convencer. Puede pensar, en primera aproximaci¨®n, que si las familias espa?olas tienen que pagar menos impuestos podr¨¢n ahorrar m¨¢s para un mismo nivel de renta y de gasto.
Pero el ahorro del pa¨ªs no es s¨®lo el de las familias. Se compone tambi¨¦n del ahorro de las empresas y de las Administraciones P¨²blicas. Lo que importa, por tanto, es saber c¨®mo va a afectar la reforma a la suma de esos tres componentes.
Por definici¨®n, el ahorro de las Administraciones P¨²blicas, como el de los dem¨¢s agentes econ¨®micos, es la diferencia entre su renta disponible y su consumo. Seg¨²n sus c¨¢lculos, la reforma va a suponer una reducci¨®n inicial de la recaudaci¨®n de 600.000 millones de pesetas. Nos dicen tambi¨¦n que, al final, su coste podr¨¢ ser inferior debido al aumento de recaudaci¨®n derivado de la reactivaci¨®n econ¨®mica y la disminuci¨®n del fraude fiscal que esperan conseguir; pero eso es el cuento de la lechera. Por tanto, si sus c¨¢lculos son correctos, la renta disponible de las Administraciones P¨²blicas va a disminuir en 600.000 millones de pesetas porque nos han asegurado que no tienen la intenci¨®n de aumentar ning¨²n otro impuesto para compensar la ca¨ªda de la recaudaci¨®n, ni disminuir los gastos p¨²blicos de educaci¨®n, sanidad o de otro tipo, y si es as¨ª, su reforma reducir¨¢ el ahorro de las Administraciones P¨²blicas en 600.000 millones de pesetas de forma inaceptable.
El ahorro de las familias, sin embargo, aumentar¨¢. Pero lo normal ser¨¢ que lo haga en cantidad mucho menor que la disminuci¨®n del ahorro p¨²blico, de modo que, en conjunto, el ahorro nacional experimentar¨¢ un insensible descenso. Aunque las familias cuenten con 600.000 millones de renta disponible adicional, s¨®lo van a ahorrar una parte de esa cantidad. El resto, en una proporci¨®n desconocida pero previsiblemente alta, lo dedicar¨¢n a aumentar su consumo.
Las familias de rentas m¨¢s bajas con toda probabilidad consumir¨¢n toda la renta adicional de que dispongan. Aunque como usted s¨®lo les rebaja los impuestos la astron¨®mica cantidad de 84 pesetas al mes, tampoco lo notar¨ªan mucho. En cambio, las rentas muy altas, que poseen una capacidad de ahorro mucho mayor, y a las que usted hace un regalo fiscal del orden de 70.000 pesetas al mes, consumir¨¢n una proporci¨®n menor de su renta adicional. Pero, en t¨¦rminos absolutos, el aumento de su consumo ser¨¢ muy superior al de las familias m¨¢s modestas.
Por estas razones, se?or Aznar, aunque ustedes aseguran que la reforma aumentar¨¢ el ahorro del pa¨ªs, va a ocurrir todo lo contrario. Lo que ocurre es que su Gobierno ha elegido un momento para la reforma en que esa ca¨ªda puede no percibirse con tanta claridad porque la econom¨ªa atraviesa una fase expansiva que permitir¨¢ un intenso crecimiento de los ingresos p¨²blicos ocultando temporalmente la ca¨ªda del ahorro de las Administraciones P¨²blicas. Se dir¨ªa que su Gobierno, al dise?ar esta reforma -y en general toda su estrategia de reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico-, prefiriera olvidar algo que la humanidad conoce, se?or Aznar, al menos desde la ¨¦poca de los faraones de Egipto: despu¨¦s de estos a?os de vacas gordas llegar¨¢n con toda seguridad las vacas flacas, porque ustedes no han suprimido el car¨¢cter c¨ªclico de las econom¨ªas, y es entonces cuando percibiremos con toda claridad esa ca¨ªda del ahorro y del d¨¦ficit p¨²blico. Y en ese momento, cuando se perciba con claridad la p¨¦rdida de recaudaci¨®n que acarrea esta reforma, si siguen ustedes en el Gobierno, no tendr¨¢n otra salida que reducir las prestaciones por desempleo, las pensiones, o un nuevo medicamentazo, puesto que tendr¨¢n que respetar la restricci¨®n del 3% del PIB impuesta al d¨¦ficit por el Pacto de Estabilidad. Pero la culpa no ser¨¢ de Europa, se?or Aznar, sino de su actual pol¨ªtica impositiva.
En lo que se refiere a su preocupaci¨®n por el ahorro nacional, se?or Aznar, tenemos serios motivos para el escepticismo. Del balance de la experiencia que las reformas impositivas han tenido sobre el ahorro nacional, hecho por la OCDE, se desprende que para aumentar el ahorro nacional lo mejor que puede hacer un Gobierno es aumentar el ahorro de las Administraciones P¨²blicas. Ustedes han hecho lo contrario. Si estuvieran realmente preocupados se habr¨ªan encargado de garantizar que la reforma fuera como m¨ªnimo neutral desde el punto de vista recaudatorio. Pero la suya entra?a una fuerte ca¨ªda.
2. Su reforma no crear¨¢ empleo: lo destruir¨¢. ?C¨®mo podr¨ªa crear empleo esta reforma? Ustedes utilizan dos argumentos diferentes. Unas veces nos dicen: la reducci¨®n de
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impuestos aumentar¨¢ el ahorro y ello permitir¨¢ mayor inversi¨®n, y, por tanto -a medio plazo-, habr¨¢ mayor crecimiento econ¨®mico y empleo. Pero ya hemos visto que la reforma no aumentar¨¢ el ahorro nacional, as¨ª que por esta v¨ªa no podr¨¢ aumentar el empleo. En todo caso ocurrir¨¢ lo contrario, disminuir¨¢.
Pero otras veces dicen: la reducci¨®n de impuestos aumentar¨¢ la renta disponible, lo que incentivar¨¢ el consumo familiar, que, a corto plazo, impulsar¨¢ la actividad econ¨®mica y el empleo. Pero ocurre que la reforma entrar¨¢ en vigor el 1 de enero de 1999, coincidiendo precisamente con el comienzo de la moneda ¨²nica, y, en ese momento, lo m¨¢s probable es que, desde el punto de vista macroecon¨®mico, el consumo familiar espa?ol no necesite ning¨²n tipo de impulso, sino m¨¢s bien todo lo contrario.
?Por qu¨¦? Pues porque, aunque la tasa de inflaci¨®n espa?ola es actualmente muy baja, todav¨ªa es aproximadamente el doble de la de Francia o Alemania. Y el mantenimiento de un diferencial de inflaci¨®n representar¨¢ en el futuro un problema mayor que en el pasado porque, dentro de la Uni¨®n Monetaria, la p¨¦rdida de competitividad de nuestros productos, como consecuencia de un mayor crecimiento de los costes y los precios en nuestro pa¨ªs, ya no podr¨¢ compensarse nunca mediante depreciaciones del tipo de cambio de la peseta.
El problema es a¨²n m¨¢s grave porque en los pr¨®ximos meses el actual diferencial de inflaci¨®n, lejos de reducirse, corre el riesgo de acentuarse. ?sa debe ser la raz¨®n por la cual, a menos de nueve meses de la moneda ¨²nica, el Banco de Espa?a se est¨¢ resistiendo a reducir el tipo de inter¨¦s oficial para ir aproxim¨¢ndolo al alem¨¢n. Si no lo hace tal vez sea porque considera que actualmente la econom¨ªa est¨¢ m¨¢s que sobrada de liquidez, que el consumo familiar crece ya a un ritmo intenso, y que la Bolsa espa?ola arde en ?llamaradas especulativas?, seg¨²n la expresi¨®n del propio gobernador, atizada por sus regresivas pol¨ªticas fiscales.
Pero el tipo de inter¨¦s, lo queramos o no, deber¨¢ reducirse obligatoriamente cuando comience la Uni¨®n Monetaria, a?adiendo mayores dosis de riesgo de recalentamiento y de tensiones inflacionarias.
En esas circunstancias, poner a disposici¨®n de las familias espa?olas 600.000 millones de pesetas adicionales en contra de lo que ha sostenido CiU a trav¨¦s de su portavoz de Econom¨ªa, el se?or Homs, para apoyar esta reforma, ser¨¢ precisamente lo contrario de lo que necesitamos para preservar la competitividad y garantizar la sostenibilidad del proceso de creaci¨®n de empleo. En el Ministerio de Econom¨ªa, se?or Aznar, deben andar un tanto alarmados por esta cuesti¨®n; de otra manera no se explica que, mientras todo el resto de su Gobierno y su partido al un¨ªsono declaran que el objetivo primordial de la reforma es que paguen menos los asalariados y las rentas m¨¢s bajas, su secretario de Estado de Econom¨ªa, el se?or Montoro, decida aguarles la fiesta dici¨¦ndoles que, el a?o que viene, a cambio de las mejoras fiscales, ?deber¨ªan renunciar a mejoras salariales!
3. La reforma no nos acercar¨¢ a Europa, nos alejar¨¢ de ella.
Usted nos asegura que aspira a que Espa?a pueda converger hacia los niveles de bienestar social de los pa¨ªses europeos. Por supuesto, ?qui¨¦n no? Pero ?c¨®mo lo van a hacer? El modelo de sociedad europeo combina un elevado grado de desarrollo econ¨®mico con el mayor nivel de igualdad de oportunidades y de cohesi¨®n social del planeta gracias a que a lo largo de d¨¦cadas se ha edificado un Estado de bienestar que constituye uno de los mayores avances de la civilizaci¨®n humana. Pero no es gratis. Hay que financiarlo de forma estable a trav¨¦s de impuestos. +
Cuando el PSOE sali¨® del Gobierno, en 1996, la presi¨®n fiscal espa?ola era todav¨ªa la m¨¢s baja de la Uni¨®n Europea. Y con sus reformas la van a situar a niveles cuasi norteamericanos. D¨ªgame, se?or Aznar, y, sobre todo, d¨ªgale a los espa?oles, ?c¨®mo pretende usted financiar los servicios p¨²blicos y prestaciones sociales de nivel europeos con la presi¨®n fiscal m¨¢s baja de Occidente? Su reforma nos alejar¨¢ de Europa, salvo que realmente existan los Reyes Magos.
Creo, se?or Aznar, que a estas alturas de su Gobierno empieza ya a resultar patente que el modelo de sociedad que usted propone no es el europeo. Su pol¨ªtica fiscal no se parece a la europea, sino a la de Reagan, que, por cierto, tambi¨¦n acompa?¨® su reforma del impuesto sobre la renta prometiendo que aumentar¨ªa el ahorro, la inversi¨®n y el empleo. ?Sabe lo que le ocurri¨®? Podr¨ªa ocurrirle a usted algo parecido y acabar convertido en el mayor keynesiano de la historia espa?ola, pero a su pesar, y a destiempo. Con la reforma se produjo un fuerte crecimiento de la renta disponible de los m¨¢s ricos y se dispar¨® el consumo de autom¨®viles de lujo, la demanda de d¨²plex y tr¨ªplex en Manhattan y de mansiones en las playas de Florida y California, de pintura impresionista francesa, y, mientras tanto, la desigualdad en la distribuci¨®n de la renta del pa¨ªs alcanzaba los niveles m¨¢s altos desde el final de la II Guerra Mundial.
Creo que usted pretende hacer algo parecido a lo que hizo la se?ora Thatcher con el Reino Unido abandonando el modelo europeo para encaminarse hacia el norteamericano. Pero usted se cuida mucho de reconocerlo abiertamente porque la mayor¨ªa de la sociedad espa?ola no les apoyar¨ªa en su deseo. Su estrategia es m¨¢s bien la de ir poniendo bombas de relojer¨ªa, como esta reforma, que ir¨¢n estallando con efectos retardados, minando las bases financieras del Estado de bienestar todav¨ªa incipiente que se ha construido en Espa?a en la etapa de Gobierno socialista. Por eso todos los progresistas hemos de esforzarnos para evitar que usted vuelva a ganar las pr¨®ximas elecciones.
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