Propuesta estudiantil

La vida de un estudiante, sobre todo de los universitarios, cada d¨ªa es m¨¢s dif¨ªcil. Me refiero a la Comunidad Aut¨®noma de Madrid, aunque supongo que la problem¨¢tica es id¨¦ntica en el resto de Espa?a. Su vida normal es as¨ª: hacia las siete de la ma?ana, en tren, autob¨²s o metro, va a las clases de su facultad; suele comer en los comedores o cafeter¨ªas de la universidad, normalmente poco y mal. Por la tarde tiene pr¨¢cticas de laboratorio o talleres, y vuelve a casa hacia las nueve o diez de la noche.

Puede dedicar al estudio de las asignaturas el tiempo que le roba al sue?o, el tiempo que utiliza para llegar a la universidad en transporte p¨²blico o el fin de semana. Pero normalmente en las casas los fines de semana hay mucho ruido, y en el exterior, m¨¢s. Las viviendas son peque?as, en bloques, sin aislamiento ac¨²stico. Normalmente, los padres aprovechan para hacer limpiezas extraordinarias o trabajos que durante el resto de la semana no pueden hacer. Y con todos estos ruidos, el pobre estudiante no puede centrarse en sus libros y monta?as de apuntes. El problema es especialmente grave antes y durante los ex¨¢menes, incluidos los de septiembre, ya que muchas bibliotecas cierran en agosto.

Una soluci¨®n ser¨ªa aprovechar las bibliotecas p¨²blicas que tienen los colegios, institutos, las de instituciones p¨²blicas o las municipales. Pero todas esas bibliotecas, a excepci¨®n de algunas de la capital de Madrid (por tanto, masificadas, como sabemos los que estamos interesados en ellas), est¨¢n cerradas los fines de semana. Sus horarios habitualmente son de ma?ana y tarde, con cierre a mediod¨ªa; muy pocas tienen horario continuado de nueve de la ma?ana a nueve de la noche, pero todas ellas cierran el s¨¢bado a las dos de la tarde y vuelven a abrir el lunes siguiente a las nueve de la ma?ana.

Creo que una soluci¨®n sencilla y pr¨¢ctica para ofrecer un servicio de salas de estudio a nuestros estudiantes es abrir todas las bibliotecas p¨²blicas todos los d¨ªas del a?o, y muy especialmente los fines de semana y d¨ªas festivos, que es cuando ellos lo necesitan (durante la semana les es imposible, porque si est¨¢n en clase no pueden estar en la biblioteca). Incluso ampliando los horarios, como ya se hace en bibliotecas de las universidades de Madrid (que abren de madrugada), pero que resultan insuficientes para el gran n¨²mero de alumnos en ellas matriculados.

Es un desperdicio y un sinsentido que edificios tan costosos permanezcan cerrados cuando la gente m¨¢s los necesita y cuando realmente pueden servir para el fin para el que fueron creados; y m¨¢xime cuando, adem¨¢s, una sala de estudio o de lectura necesita un m¨ªnimo de mantenimiento, porque un estudiante sentado en una silla no mancha, no desgasta, s¨®lo necesita luz y calor, como una planta, pero parece que estos chicos-as que tanto esfuerzo invierten en prepararse para mejor servir a la sociedad en el futuro no somos capaces de ofrecerles ni eso. Espero que esta carta sirva para que los responsables de estas instituciones se hagan cargo del problema, porque resolverlo cuesta poco.-