Silencio en los tajos

Las enormes gr¨²as que asomaban ayer en Valdebernardo, un barrio nuevo entre Vic¨¢lvaro y Moratalaz, estaban paradas. Las verjas que delimitan cada obra permanec¨ªan cerradas para impedir el paso a los bloques de pisos que se est¨¢n levantando. Tampoco hab¨ªa ruidos de m¨¢quinas, ni de martillos, ni obreros que asomaran desde las alturas. Los numerosos tajos permanec¨ªan en silencio, como en se?al de respeto por la jornada de huelga general en la construcci¨®n. S¨®lo una decena de trabajadores descansaba en un tajo p¨²blico, las obras de ampliaci¨®n de la l¨ªnea 9 del metro que paga la Comunidad de Madrid. Los obreros dejaron por un d¨ªa el casco y el mono y los sustituyeron por barras de pan, chorizos y chuletas a la brasa cocinadas sobre un bid¨®n viejo.

La actividad tambi¨¦n fue escasa en algunas de las obras p¨²blicas m¨¢s importantes. Los jubilados y curiosos que cada d¨ªa observan la ampliaci¨®n del puente de Ventas se quedaron ayer sin espect¨¢culo: en el terreno no quedaba ni un obrero. "No esperamos a ning¨²n trabajador hasta ma?ana", confirm¨® el jefe de obra.

Muy cerca, en la calle de Alcal¨¢, la actividad era algo mayor en el interior de un edificio en construcci¨®n. Aunque la mayor¨ªa de los obreros no trabajaba, un grupo decidi¨® ignorar el paro convocado por los sindicatos. Lo mismo ocurri¨® en el t¨²nel de Cristo Rey, que hoy se inaugura. Juan decidi¨® dar el callo a pesar de las amenazas de los piquetes. "El problema se arregla con el di¨¢logo y con unos inspectores que multen y sancionen, pero no con una huelga", se?al¨®.