Malo para los dos

Escrupuloso con la tradici¨®n, no se dej¨® vencer el Compostela por el Celta ni en el octavo intento, cuando los de Vigo m¨¢s lo necesitaban. Sigue sin ganar a los de San L¨¢zaro el equipo de Irureta en Primera Divisi¨®n y llega s¨®lo con la inercia a la hora de la verdad de la temporada, cuando m¨¢s le favorec¨ªa el calendario. Lo de ayer fue un mal menor, porque el empate en un partido repleto de goles y exento de rivalidad lleg¨® en el minuto final y de penalti. Lo peor puede ser que el resultado no sirva para ninguno de los dos equipos, que tanto aprecio se tienen y tanto da?o se causan.Tal vez menospreci¨® el Celta el potencial de su rival. Mal c¨¢lculo, porque re¨²ne el Compostela un grupo de jugadores dignos de una Liga tan competitiva como la espa?ola. Sin bajas, como ahora anda, el grupo de Gabriel Leis presenta una defensa firme, un centro del campo trabajador y no exento de talento y un ariete en excepcional forma como Penev.

Mientras el Celta se obsesionaba en entrar con el bal¨®n en la porter¨ªa de Rafa, condicionado por su muy escasa capacidad de remate, el Compostela comenz¨® a explotar los puntos negros de los de Irureta. Chiba goz¨® de bula por la banda izquierda, Penev rebaj¨® la cotizaci¨®n de Djorovic y Fabiano brill¨® en una tarde gris de Ito.

Con todo eso y con un par de indecisiones de los centrales c¨¦lticos, el Compostela levant¨® antes del descanso un tanto que hab¨ªa anotado Berges a los 10 minutos. En los dos goles se benefici¨® el equipo de San L¨¢zaro de rechaces que cayeron en sus pies. No por casualidad, porque no fue el Compostela el equipo hiperespeculativo que visitaba Bala¨ªdos con Fernando V¨¢zquez, sino un conjunto que cuando se decidi¨® a subir lo hizo con todo.

Se le podr¨ªan discutir otras decisiones a Gabriel Leis, pero desde luego no meti¨® a los suyos en la caverna. Se le podr¨¢n cuestionar por ejemplo los motivos por los que enganch¨® la defensa al centro del campo en la segunda mitad, y dej¨® tantos metros para las llegadas del Celta. ?se fue un factor importante de la rehabilitaci¨®n celeste tras el descanso; ¨¦se, y la inquietante presencia de Mois¨¦s en el ¨¢rea visitante. Comenz¨® fall¨®n tras incorporarse al partido a la mitad, pero su simple ubicaci¨®n en la plaza destinada al ariete cl¨¢sico a?adi¨® un plus de peligrosidad a todas las acciones de ataque viguesas. En una de tantas, aprovech¨® ese gran espacio a espaldas de la zaga compostelanista y puso el bal¨®n en el pie de S¨¢nchez para que s¨®lo tuviera que empujarlo.

El derby estaba todav¨ªa repleto de sorpresas. Se planteaba la media hora de partido que a¨²n restaba como un margen de maniobra suficiente para devolver a Bala¨ªdos la aureola de campo imposible. Pero nuevamente despreci¨® el Celta la capacidad de su vecino del norte. En medio de una alocada b¨²squeda del gol definitivo, que Javier Irureta intent¨® atrapar por la v¨ªa de la acumulaci¨®n de delanteros, un semiin¨¦dito llamado Sion se quit¨® el ch¨¢ndal, se dirigi¨® a la medialuna, acarici¨® el bal¨®n por primera vez y de espaldas a la porter¨ªa y de un quiebro y un disparo impresionante sali¨® un golazo.

Puestos a no ganar, se encontr¨® el Celta con el empate con el partido ya agonizante. El gol lleg¨® tarde y de penalti protestado; lo transform¨® Mois¨¦s y permiti¨® al equipo de Irureta seguir en la tabla donde conviene. No para romper el maleficio del Compostela, pero ¨¦sa es otra historia.