Claustrofobias y vascofobias
A quien repase la prensa de Vasconia de los ¨²ltimos veinte a?os le tiene que llamar la atenci¨®n c¨®mo se repiten muchos titulares, pongamos por caso: los cientos de absurdas y trist¨ªsimas muertes por atentado, las condenas de los unos, las negativas de condenas de los otros y las medias tintas de no pocos, las aburrid¨ªsimas y demasiadas declaraciones para el cumplimiento del Estatuto y del Amejoramiento, etc. etc. Ese lector de hemeroteca puede ahora tomar nota de otro titular repetido: es la interrupci¨®n de un claustro de la Universidad del Pa¨ªs Vasco. En efecto, lo que ocurri¨® el pasado 23 de abril tuvo un precedente a?os atr¨¢s, con motivo de un claustro universitario presidido por el rector Gregorio Monreal. Entonces, unos mozalbetes se abalanzaron sobre los micr¨®fonos de la mesa y el rector decidi¨® que lo m¨¢s conveniente era levantar la sesi¨®n, como as¨ª se hizo. Esta vez, seg¨²n nos cuentan los diarios, otros jovencitos invadieron la misma aula magna del campus de Leioa, desplegando pancartas, gritando y forcejeando. El motivo alegado por estos claustr¨®fobos ha sido la planificaci¨®n ling¨¹¨ªstica de la Universidad del Pa¨ªs Vasco. Los protestadores se sienten discriminados por la que creen baja oferta de estudios en lengua vasca. Ponen en cuesti¨®n el plan del rectorado. Bien. Supongamos que ese plan no gusta. Supongamos tambi¨¦n que esa oferta no es satisfactoria. ?Se han parado los alborotadores a pensar lo que se ha avanzado en esta materia estos ¨²ltimos a?os? ?Han reflexionado en las dificultades de toda ¨ªndole que esta enorme tarea exige? Pero sobre todo, ?es l¨ªcito interrumpir el claustro de la Universidad, es decir, la reuni¨®n suprema de nuestra Instituci¨®n? Pues no, eso no se puede hacer. ?Ya est¨¢ bien! Es hora de ense?ar y propagar entre nosotros lo que alguien ha llamado la religi¨®n civil. Hay en la vida democr¨¢tica unas normas, que a todos nos obligan. Nadie est¨¢ autorizado a sabotear unos actos de expresi¨®n de la voluntad general, sea el claustro de la Universidad o la reuni¨®n del m¨¢s peque?o de nuestros ayuntamientos. Nadie puede romper bienes p¨²blicos o privados. La amenaza, el insulto y la violencia han de excluirse por completo, y para siempre, de nuestras vidas. Estos claustr¨®fobos deben saber que hay un l¨ªmite en la expresi¨®n de las protestas. Y las autoridades acad¨¦micas, abandonando su ingenuidad y su indecisi¨®n, est¨¢n obligadas a defender a la Universidad, conociendo que la inmensa mayor¨ªa de los profesores, alumnos y personal administrativo aplaudir¨¢n las medidas justas contra los que no respetan esas normas. Por lo dem¨¢s, cabe preguntarse qu¨¦ han sacado de provecho los claustr¨®fobos. Les ayudaremos a extraer algunas conclusiones: 1? Que nuevamente la Universidad p¨²blica salga a la prensa en relaci¨®n con incidentes. 2? Que la lengua vasca se vea salpicada otra vez con el talante totalitario y antidemocr¨¢tico de algunos, esta vez del colectivo denominado Ikasle Abertzaleak. Y, como era de esperar, ha habido quien ha aprovechado el viaje. Se ha hablado contra la extensi¨®n de la lengua vasca en la Universidad, no faltaba m¨¢s. Se ha dicho que la Universidad mima al euskara, ?vaya por Dios! Se ha comentado que la selecci¨®n de los profesores parece guiada por motivos patri¨®ticos (donde hay que entender nacionalistas vascos), etc. etc. Tenemos dos lenguas, ambas oficiales, y las dos han de ser los principales veh¨ªculos de comunicaci¨®n en la Universidad del Pa¨ªs Vasco. Nada ganamos y mucho perdemos con dos sistemas paralelos no comunicados entre s¨ª. El lugar de una y otra lengua, ahora claramente desequilibrado a favor del castellano, se ha debatido y debe seguir debati¨¦ndose con exquisita prudencia, buscando siempre el mayor consenso posible y sobre todo el inter¨¦s de la Universidad, es decir, el de la ciencia y el servicio a la sociedad vasca. As¨ª de sencillo, y as¨ª de complicado. Pero que no nos vengan los unos con sus actitudes estrechas y totalitarias, como portavoces de Euskal Herria. Y tampoco los otros con sus banderas -desplegadas o enfundadas- del viejo y del nuevo espa?olismo y d e la vascofobia reinstaurada. Los primeros nos presentan un panorama nada esperanzador, pero ya sabemos que los segundos, a lo sumo, en un acto de gran generosidad, nos conceder¨ªan un sano regionalismo. Me quedo m¨¢s bien con una Vasconia consciente de todo su legado ling¨¹¨ªstico, respetuosa de todo su patrimonio cultural, moderna, abierta y democr¨¢tica.
Henrike Kn?rr es catedr¨¢tico de Filolog¨ªa Vasca en la UPV/EHU.
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