Construyamos juntos la UE para el siglo XXI
El 9 de mayo de 1948 en La Haya, en una Europa devastada por la guerra, el ?Congreso de Europa?, reunido bajo la presidencia de honor de sir Winston Churchill, lanz¨® un mensaje de esperanza llamando a la uni¨®n de los pueblos y de los Estados europeos.Transcurridos 50 a?os, m¨¢s de 2.000 europeos, ciudadanos de a pie, dirigentes pol¨ªticos, cient¨ªficos, escritores, sindicalistas y empresarios coincidir¨¢n de nuevo en La Haya para expresar p¨²blica y solemnemente su apoyo a la unidad europea.
El camino recorrido en medio siglo es considerable. En el seno de las diversas Comunidades y actualmente de la Uni¨®n Europea, la paz, la libertad y la democracia han sido preservadas, se ha asegurado el progreso econ¨®mico y social y se ha concretado la solidaridad entre los pa¨ªses y las poblaciones. Hoy, los Estados del centro y del este del continente, con las libertades recobradas, se disponen a ocupar su lugar dentro de la Uni¨®n mientras que se refuerzan los v¨ªnculos con los pa¨ªses del sur y del sureste de Europa. Pero la construcci¨®n de Europa est¨¢ lejos de haber concluido. La empresa debe continuar. Debemos desarrollar nuestro esfuerzo com¨²n en cinco grandes direcciones:
- En primer lugar, construir un modelo europeo de sociedad basado en nuestras tradiciones y valores comunes, asegurando la protecci¨®n social, la seguridad, la lucha contra el paro -la mayor plaga de hoy-, el desarrollo cultural y la preservaci¨®n del medio ambiente.
- En segundo lugar, promover un desarrollo econ¨®mico creador de riqueza y de empleo fundamentado en el mercado y en la moneda ¨²nicos, garantizando la cohesi¨®n entre los Estados y las regiones de Europa y permitiendo la modernizaci¨®n coordinada de las estructuras sociales y de producci¨®n.
- Tambi¨¦n es necesario afirmar mejor el lugar y el papel espec¨ªficos de Europa en el mundo entre las grandes potencias, llevando a cabo una pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n bien coordinada y capaz de promover nuestros leg¨ªtimos intereses econ¨®micos y estrat¨¦gicos.
- Debemos asimismo consumar la construcci¨®n de un modelo original de Gobierno democr¨¢tico de la Uni¨®n, eficaz y accesible para los ciudadanos y, en especial, para los j¨®venes, que garantice su participaci¨®n, suscite la adhesi¨®n de la sociedad civil y, al mismo tiempo, respete las competencias tanto de los Estados como de las administraciones regionales y locales.
- Por ¨²ltimo, debemos crear las condiciones para una exitosa ampliaci¨®n de la Uni¨®n progresiva y ordenada sin debilitar ni la unidad ni la solidaridad del conjunto y sin cuestionar el proceso de integraci¨®n, que debe seguir siendo la raz¨®n de ser de esta empresa.
Como vemos, estas tareas son considerables. En los albores del siglo XXI, Europa tiene ante s¨ª grandes desaf¨ªos. Para superarlos, debe huir de la ambig¨¹edad que caracteriza la posici¨®n actual de algunos de nuestros pol¨ªticos sobre la naturaleza y los objetivos a largo plazo de la Uni¨®n y, al mismo tiempo, ponerse de acuerdo sobre un proyecto que permita que surja -dentro de 10 o 15 a?os- una Uni¨®n efectiva, fuerte y solidaria, que re¨²na a otros pa¨ªses europeos candidatos, es decir, alrededor de 500 millones de ciudadanas y ciudadanos.
Por tanto, en primer lugar es necesario resolver cuanto antes las contradicciones peligrosas entre, por un lado, una integraci¨®n econ¨®mica acelerada vinculada al mercado y a la moneda ¨²nicos y, por otro, los bloqueos pol¨ªticos que persisten en el plano institucional y pol¨ªtico, la financiaci¨®n de la Uni¨®n, la cooperaci¨®n judicial y policial, la seguridad y la cooperaci¨®n de pol¨ªticas exteriores de los Estados miembros y la gesti¨®n de las crisis internacionales en las fronteras de Europa.
Esto implica, sin duda alguna, una clarificaci¨®n previa de la finalidad misma de la Uni¨®n: ?queremos proseguir en la senda original de una Uni¨®n cada vez m¨¢s institucionalizada, de pueblos con unos objetivos comunes que comparten los mismos valores, los mismos ideales y el mismo destino? O, al contrario, ?deseamos una mera asociaci¨®n de Estados que cooperan en ciertos campos de integraci¨®n en la Uni¨®n con distintas velocidades?
Esta clarificaci¨®n se impone, ya que la incertidumbre actual puede afectar gravemente a los intereses de la Uni¨®n y porque el gran vac¨ªo conceptual y pol¨ªtico de hoy sobre el destino de Europa acent¨²a el desasosiego, el desencanto y, a medio plazo, la p¨¦rdida de apoyo de la opini¨®n p¨²blica en relaci¨®n con el conjunto de la construcci¨®n europea.
Uno de los objetivos del Congreso de La Haya, reunido del 8 al 10 de mayo, es precisamente contribuir a que se inicie un gran debate p¨²blico y democr¨¢tico sobre este tema.
El Movimiento Europeo propondr¨¢ que construyamos juntos una verdadera Uni¨®n Europea para el siglo XXI. Antes de la pr¨®xima ampliaci¨®n, la vocaci¨®n federal de la Uni¨®n deber¨¢ verse confirmada de forma expl¨ªcita por la adopci¨®n de un pacto constitucional abierto a la adhesi¨®n de los pueblos y de los Estados que quieran suscribirlo. Una iniciativa pol¨ªtica deber¨¢ ser tomada en este sentido por el Parlamento Europeo y por la Comisi¨®n con motivo de las elecciones europeas de junio de 1999.
El mundo desregulado e incierto de hoy necesita una Uni¨®n Europea fuerte y coherente para no caer en el pensamiento ¨²nico y en la hegemon¨ªa de un ¨²nico pa¨ªs, por muy generoso y abierto que sea.
Para construir una verdadera Uni¨®n necesitamos una verdadera opini¨®n p¨²blica europea, es decir, ciudadanas y ciudadanos conscientes, responsables y dispuestos a participar en la construcci¨®n de la Uni¨®n Europea. El Movimiento Europeo cuenta principalmente con ellos, sobre todo con los j¨®venes, para dar un gran impulso a la construcci¨®n europea.
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