El oro no lo vieron ni en pintura
No puede ser. Alg¨²n pintor stajanovista se ha pegado el madrug¨®n y ha llenado de arabescos la torre del Oro. O ser¨¢ que los proyectores de Isla M¨¢gica se han rebelado y env¨ªan las im¨¢genes fuera de la Cartuja. La ciudad era toda ella un s¨¢bado bullanguero. ?Habr¨ªa resucitado Christo para adornar el homenaje en forma de torre que Triana le hace a Sevilla en la otra orilla del r¨ªo? La torre la levantaron los almohades en el siglo XIII, circunstancia que explica el inter¨¦s del Legado Andalus¨ª en sumarse a esta iniciativa de vestir la torre del Oro con 15 im¨¢genes diferentes para celebrar el d¨ªa de Europa. El autor de esta hermosa locura es Jos¨¦ Luis Yuste, madrile?o, que lleg¨® a la pintura por la fotograf¨ªa, ya curtido en el anhelo de pintar monumentos. El comienzo fue desalentador: en vez de apagar la torre del Oro, dejaron sin iluminaci¨®n el puente de San Telmo con la consiguiente sorpresa de los viandantes. Las pinturas las hab¨ªa hecho Yuste en acetato transparente. Intent¨® adaptarse no s¨®lo a las caracter¨ªsticas del monumento, sino a su propia historia. "He concebido las im¨¢genes como diferentes representaciones del alicatado. Los almohades eran unos maestros del alicatado, una f¨®rmula que permit¨ªa impermeabilizar la torre. Como tambi¨¦n fue el faro de un r¨ªo navegable, el sol se reflejaba al atardecer y los navegantes lo recib¨ªan en la popa. Imagino que por la noche colocar¨ªan antorchas en las almenas". Este invento europeo era tambi¨¦n un homenaje involuntario a esos cines de verano convertidos en piezas de arqueolog¨ªa. K¨¢rate a muerte en Bangkok dej¨® de ser un reclamo de selecta never¨ªa para convertirse en el titular de una noticia de las p¨¢ginas de internacional de los peri¨®dicos. Yuste ya pint¨® las tres puertas m¨ªticas de Madrid -Alcal¨¢, Toledo, San Vicente-, el Arco de Cuchilleros, la plaza porticada de Santander y las ruinas de Sagunto. El 4 de julio, d¨ªa nacional de Francia, en pleno Mundial, pintar¨¢ el Arco del Triunfo de Par¨ªs. El autor se permiti¨® la broma de renombrar al edificio como torre del Loro. Un p¨¢jaro inseparable de la aventura colombina, sujeto a un doble proceso de deformaci¨®n peyorativa, ave tropical y polis¨¦mica que sirve para denominar a la mujer fea y a la persona muy habladora. Se fueron los almohades, dejaron el alicatado y el oro no lo vieron en esta orilla del Guadalquivir ni en pintura. Es la torre de los eufemismos. El oro que no aprehend¨ªan los piratas y corsarios llegaba a los banqueros, que financiaron las guerras de Carlos V e hipotecaron al pa¨ªs seg¨²n el estudio de Ram¨®n Carande. La puesta de largo de la torre del Oro coincid¨ªa con la buena noticia de la elecci¨®n del Legado Andalus¨ª como itinerario cultural europeo. Esta propuesta l¨²dica y cultural hab¨ªan competido con otras 19 candidaturas entre las que figuraban las rutas de la aurora boreal, de los trovadores, del ¨¢mbar, de los carolingios, as¨ª como los itinerarios personales del fil¨®sofo Jean-Jacques Rousseau y el poeta Guillaume Apollinaire. La iniciativa de Yuste fue bautizada como La ciudad pintada. Una redundancia en la patria de Vel¨¢zquez y Murillo. Asistieron pocas caras conocidas: la actriz Concha Cuetos y Mar¨ªa Torres, la madre de Osel, el disc¨ªpulo del Dalai Lama nacido en las Alpujarras. Los representantes del Legado Andalus¨ª y de la consejer¨ªa de Cultura invitaron a los presentes a dar un paseo por el entorno de la torre. La televisi¨®n manda m¨¢s que la historia. "Mira, Concha Cuetos". "?Qui¨¦n? ?la del mo?o?".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.