Bomba india
LAS TRES pruebas nucleares subterr¨¢neas realizadas y pregonadas por India resultan condenables en s¨ª mismas y preocupantes para la estabilidad regional y para el avance del control de armamentos y el desarme en el mundo. India, como su vecino Pakist¨¢n, era un Estado nuclear encubierto desde que realiz¨® su primera, y hasta el lunes ¨²nica, prueba nuclear en 1974.La bomba india , como factor de poder, ha sido una constante desde los tiempos de Indira Gandhi. La realizaci¨®n de estas pruebas ha requerido larga preparaci¨®n. Pero la decisi¨®n de proceder a ellas corresponde al Gobierno m¨¢s nacionalista que ha tenido India en los ¨²ltimos a?os, el del primer ministro Atal Behari Vajpayee, del Partido Bharatiya Janata (BJP), surgido de las elecciones de febrero-marzo pasado, a las que concurri¨® con el arma nuclear en su programa. Aliado a otras fuerzas, es un Gobierno que, por ser d¨¦bil, puede haber buscado reforzarse con estas pruebas.
Pero sobre todo ha querido marcar su deseo de recuperar peso en la regi¨®n, y m¨¢s all¨¢. Al hacerlo, corre el riesgo de generar una nueva carrera armamentista en la zona, de peligrosas consecuencias, pues puede forzar un cambio en la manera de apreciar la ecuaci¨®n estrat¨¦gica desde Islamabab a Tokio. Pakist¨¢n, otro pa¨ªs inmerso en esta diab¨®lica l¨®gica, se dice obligado a buscar una ?respuesta equivalente?.
Una vez superado el r¨¦gimen de equilibrio del terror entre Este y Oeste propio del enfrentamiento de la guerra fr¨ªa, habr¨ªa que hacer todo lo posible para evitar la proliferaci¨®n nuclear en el Sur, una amenaza sumamente preocupante. Por eso, la reacci¨®n mundial ha sido de condena, aunque con numerosos matices, desde las sanciones decididas por Dinamarca o anunciadas por EE UU y Jap¨®n a la comedida cr¨ªtica china o rusa, pasando por una UE que busca una respuesta com¨²n, dificultada por el mal comportamiento franc¨¦s en tal cuesti¨®n en un pasado a¨²n reciente. Pues las potencias nucleares oficiales tambi¨¦n deber¨ªan hacer mayores esfuerzos para reducir su arsenal nuclear y evitar las pruebas, especialmente despu¨¦s de que el Tribunal Internacional de Justicia dictaminara en 1996 que la amenaza o el uso de armas nucleares ser¨ªan, ?en general, contrarias al derecho internacional?.
La bomba de las pruebas indias ha ca¨ªdo justamente cuando m¨¢s vigor ha cobrado la campa?a abolicionista para la supresi¨®n total de las armas nucleares. A¨²n no estamos all¨ª. Pero hay que hacer todo lo posible, incluida la aplicaci¨®n de sanciones como la suspensi¨®n de la ayuda o la venta de armas a India -sin olvidar a Pakist¨¢n y otros pa¨ªses proliferadores- para que estos Estados se sumen efectivamente al Tratado de No Proliferaci¨®n de Armas Nucleares (TNP) o el de Prohibici¨®n Total de Pruebas Nucleares y den marcha atr¨¢s. De hecho, el ministro de Defensa indio, muy a la francesa, ha se?alado que estas pruebas hacen posible que India pueda firmar ahora este ¨²ltimo tratado. En cualquier caso, si cunde el ejemplo indio, con vistas al nuevo siglo, perderemos todos el plus de tranquilidad que hemos ganado con el fin de la guerra fr¨ªa.
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