Cristianos y socialismo
Llevamos a?os diciendo que tenemos que renovar nuestros postulados. Que tenemos que abrirnos, conectar con los movimientos sociales, favorecer la participaci¨®n, recuperar la pol¨ªtica para la sociedad, y, de pronto, hemos encontrado una tecla, un ca?¨®n de aire fresco, que ha servido para simbolizar, para expresar todas esas frases hechas que estaban perdiendo, peligrosamente, sentido de ser. Las primarias han marcado un camino que s¨®lo hemos empezado a andar. Pronto deberemos regular la participaci¨®n de los simpatizantes en la vida pol¨ªtica partidaria, y no estamos lejos de tener que revisar las formas de organizaci¨®n interna hacia colectivos cuya proximidad tem¨¢tica o vivencial supere la arcaica agrupaci¨®n territorial. Pr¨®ximos est¨¢n tambi¨¦n los debates sobre comunicaci¨®n con la sociedad o, incluso, sobre f¨®rmulas de consulta a la ciudadan¨ªa que ponen a nuestra disposici¨®n las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n (TIC).Uno de esos golpes de efecto, de sacudida social interna y externa que necesitamos los socialistas, es la revisi¨®n que debe hacer la izquierda, y en particular el PSOE, sobre sus relaciones con el mundo cristiano. Tender puentes entre la ¨¦tica socialista y la ¨¦tica cristiana es recuperar un origen hist¨®rico com¨²n respecto a los valores que a ambas anima, fracturado en nuestro pa¨ªs por las secuelas de un enfrentamiento, a veces brutal, entre izquierda e Iglesia a todo lo largo del siglo XX. Mucho del anticlericalismo t¨ªpico en Espa?a, y en el socialismo m¨¢s particularmente, no puede explicarse sin recordar los convulsos a?os de la Rep¨²blica y el largo maridaje entre Iglesia y dictadura. Todo lo cual no explica, sin embargo, que hayamos confundido durante demasiado tiempo Iglesia y cristianismo y que hayamos negado con torpe insistencia el valor del hecho religioso en nuestra sociedad, tal y como nos lo han recordado infinidad de veces notables compa?eros socialistas como Gregorio Peces Barba, F¨¦lix Pons y otros.
Pero no es de las relaciones entre la Iglesia y el PSOE de lo que se trata, aunque esta ecuaci¨®n est¨¦ todav¨ªa lamentablemente irresuelta y excesivamente enconada, en mi opini¨®n. No, de lo que se trata es de que el Partido Socialista debe reconocer que en el mundo cristiano se est¨¢n generando valores y pr¨¢cticas que convergen con el proyecto ¨¦tico, democr¨¢tico y solidario del socialismo, y que una buena parte del catolicismo activo y militante es de izquierda.
Se trata de no ignorar, como lo estamos haciendo, que la matriz de muchos movimientos sociales que m¨¢s o mejor trabajan contra la exclusi¨®n social, por la solidaridad Norte-Sur, por la paz o por la educaci¨®n no formal de ni?os y adolescentes, es de iniciativa o de tradici¨®n cristiana.
El Partido Socialista necesita renovarse con militantes j¨®venes, movidos por valores ¨¦ticos y ut¨®picos, que aporten su trabajo a un partido porque es el instrumento m¨¢s eficaz para llevar a cabo sus convicciones, sus imperativos de conciencia y que, a diferencia de otros militantes j¨®venes de la derecha, no buscan un destino profesional ni cubrir una ambici¨®n personal, por leg¨ªtima que pueda ser. ?sa es la superioridad moral de la izquierda, que parece olvidada. Pues bien, en el mundo cristiano hay significativas experiencias de implicaci¨®n de j¨®venes en un compromiso social transformador. Es m¨¢s, buena parte de la militancia en ONG y en movimientos pacifistas est¨¢ llena de estos j¨®venes, que podr¨ªan ser simult¨¢neamente activos militantes socialistas si el partido se acerca, tiende puentes y se presta a ser un instrumento social, una herramienta institucional al servicio de esas causas.
Todos nos quejamos de que la afiliaci¨®n pol¨ªtica en Espa?a es baja. Tenemos pocos militantes y, adem¨¢s, de edad avanzada. Nos preocupa el pasotismo juvenil de la pol¨ªtica, y mientras repetimos estos y otros argumentos, no por t¨®picos menos ciertos, no nos damos cuenta de que hay miles de j¨®venes trabajando en mil sitios por causas de solidaridad y de justicia, movidos por ideales comunes a los nuestros. Se trata, pues, de ser conscientes de que hay muchos socialistas fuera de nuestras filas y que, a veces, su trabajo y su coherencia personal resultan m¨¢s ejemplares que alardear de un rojo e hist¨®rico carnet.
Incluso desde las reflexiones que los nuevos tiempos nos exigen para actualizar el Estado del bienestar y hacer m¨¢s eficientes los servicios p¨²blicos, contar con la iniciativa privada sin ¨¢nimo de lucro e impulsada por motivaciones ¨¦tico-cristianas es, la mayor¨ªa de las veces, de una necesidad apremiante para la izquierda. Es lo que algunos llaman fortalecer la cultura de la solidaridad a trav¨¦s de la propia sociedad civil, a trav¨¦s de una sociedad que practica la solidaridad en la mayor¨ªa de sus relaciones sociales. Siguiendo a Edgar Morin: ?No podemos dejar la solidaridad en las manos exclusivas del Estado?.
Hay adem¨¢s dos argumentos pr¨¢cticos que no debemos olvidar. El factor religioso es un elemento importante de la sociedad espa?ola. El Estado, los partidos, somos aconfesionales, claro, pero la cuesti¨®n religiosa no ha de ser extra?a o ajena a la pol¨ªtica. Menos teniendo en cuenta que nuestro propio electorado muestra actitudes religiosas semejantes a las del conjunto de la sociedad espa?ola. Dos datos de muestra recogidos por R. D¨ªaz-Salazar en su libro La izquierda y el cristianismo. El primero, en las ¨²ltimas elecciones generales de marzo de 1996, el 31% de los votantes del PSOE confiesa ser cat¨®lico practicante, un 51% es creyente no practicante, y la suma de no creyentes, indiferentes, agn¨®sticos y ateos constituye el 17% (Cfr. Estudio del Instituto Opina de Barcelona para La Vanguardia). El segundo, algo m¨¢s de la mitad de los militantes del PSOE son personas religiosas. Este hecho ha ido en aumento. Si en 1980 el 39% de los afiliados declaraba tener este tipo de ideas, en 1986 el porcentaje se elevaba a un 51%.
Por ¨²ltimo, debemos tener en cuenta la experiencia de otros partidos socialistas de Europa. Los partidos socialdem¨®cratas de Alemania, Austria, Suecia, el laborismo ingl¨¦s con el Movimiento Socialista Cristiano, el Partido Democr¨¢tico de la Izquierda italiano, etc¨¦tera, han explicitado en sus programas o en su organizaci¨®n interna el cristianismo como tradici¨®n moral y pr¨¢ctica relevante. El PSOE, sin embargo, ha huido en sus resoluciones o programas de cualquier pronunciamiento en tal sentido, produciendo un alejamiento y, a veces, una hostilidad hacia el mundo cristiano que s¨®lo se explica por nuestra propia historia, pero que nada tiene que ver con nuestro presente y mucho menos con el futuro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.