Los vuelos de la libertad
El puente a¨¦reo de Berl¨ªn se convirti¨® en el s¨ªmbolo del compromiso de Estados Unidos con Europa
Quien no haya aterrizado nunca en el aeropuerto de Tempelhof no podr¨¢ hacerse una idea de lo que fue el puente a¨¦reo, del que esta semana se ha celebrado el cincuentenario con la presencia del presidente de EE UU, Bill Clinton. Los peque?os aviones que enlazan actualmente la capital de Alemania con otras ciudades siguen desliz¨¢ndose a poca distancia de los tejados para acabar pos¨¢ndose en el centro de lo que fue anta?o el sector norteamericano de Berl¨ªn occidental. As¨ª es como podemos imaginarnos lo que fue aquel carrusel de fortalezas volantes que durante 11 meses -desde el 26 de junio de 1948 al 12 de mayo de 1949- aterrizaban y despegaban cada dos minutos. Los berlineses las llamaban ?bombarderos de caramelos?, porque a veces los lanzaban a los ni?os, que no se cansaban de contemplarlos mientras pasaban sobre sus cabezas. Pero no llevaban s¨®lo golosinas, sino tambi¨¦n carb¨®n, v¨ªveres y medicamentos: un total de 2,5 millones de toneladas llegaron as¨ª a los sectores occidentales de la antigua capital del Reich para hacer frente al bloqueo que hab¨ªan iniciado los sovi¨¦ticos.El gran organizador de aquella operaci¨®n fue el general Lucius Clay, comandante en jefe de la zona de ocupaci¨®n estadounidense. En cuanto conoci¨® la decisi¨®n sovi¨¦tica de cerrar todos los accesos terrestres y fluviales de Berl¨ªn Oeste y de suprimir los env¨ªos de alimentos de la zona oriental, el general llam¨® al jefe de las fuerzas a¨¦reas estadounidenses, general Curtis le May, a su cuartel general de Francfort:
Clay. ?Tiene aviones que puedan transportar carb¨®n?
Le May. ?Transportar qu¨¦?
Clay. Carb¨®n.
Le May. La fuerza a¨¦rea puede transportar cualquier cosa.
Estadounidenses y brit¨¢nicos pusieron sus aviones al servicio del puente a¨¦reo -40 militares dejaron all¨ª sus vidas- y los franceses, que no ten¨ªan aviaci¨®n, pusieron a disposici¨®n de sus aliados un terreno en su zona para construir un nuevo aer¨®dromo y descongestionar as¨ª el de Tempelhof. Los berlineses trabajaron d¨ªa y noche para contrarrestar el bloqueo sovi¨¦tico, dirigidos por su alcalde, Ernst Reuter. Este socialdem¨®crata, que hab¨ªa pasado la guerra exiliado en Turqu¨ªa, se hab¨ªa rodeado de un equipo de j¨®venes pol¨ªticos como Willy Brandt tras el regreso de su exilio escandinavo. Era un grupo de socialistas prooccidentales y proestadounidenses que se opon¨ªa a la l¨ªnea pol¨ªtica del SPD del Oeste, dirigido por Kurt Schumacher, mucho m¨¢s reservado respecto a los aliados.
As¨ª es como Berl¨ªn Oeste se convirti¨® en el s¨ªmbolo de la resistencia al comunismo, de la amistad entre alemanes y estadounidenses y -hasta la apertura del muro el 9 de noviembre de 1989- en la piedra de toque de las relaciones Este-Oeste.
Pero el bloqueo de Berl¨ªn no fue algo tan inesperado , pues, incluso antes de que finalizaran los combates contra la Alemania nazi, la alianza entre las potencias occidentales y la Uni¨®n Sovi¨¦tica hab¨ªa dado muestras de disensi¨®n. Los aliados no se pon¨ªan de acuerdo en cuanto a la suerte reservada a la vencida Alemania. Stalin trataba de extender a la Europa central el derecho a un cierto control que cre¨ªa haber obtenido en Yalta. Francia, que hab¨ªa conseguido con grandes dificultades colocarse en la mesa de los grandes, quer¨ªa impedir que renaciera una Alemania unificada. Despu¨¦s de haber pensado en transformarla en ?tierra de patatas? (plan Morgenthau), Estados Unidos se dio cuenta del partido que pod¨ªa sacar de una Alemania democr¨¢tica en su enfrentamiento con la URSS.
Ley fundamental
As¨ª es como los anglosajones empezaron a construir ciertas estructuras estatales en sus zonas de ocupaci¨®n, y pronto les imitaron los franceses. A comienzos de 1948 se constituy¨® la trizona occidental. Los tres aliados occidentales encargaron a los ministros presidentes de los Estados del Oeste la elecci¨®n de un consejo parlamentario que preparase una ley fundamental. Los sovi¨¦ticos, que no hab¨ªan tenido ning¨²n escr¨²pulo en violar el estatuto cuatripartito de Alemania, protestaron. El 28 de marzo de 1948, el mariscal Sokolowski abandon¨® el consejo de control formado por los cuatro comandantes en jefe. El consejo no volvi¨® a reunirse, aunque nunca fue suprimido. Pero el pretexto inmediato al bloqueo fue la reforma monetaria, la creaci¨®n, el 18 de junio, del marco alem¨¢n que los occidentales decidieron introducir en Berl¨ªn Oeste. El 25 de junio los sovi¨¦ticos cortaron los suministros de carb¨®n y electricidad a la zona occidental de la capital.Su objetivo estaba bien claro: doblegar a los aliados occidentales, obligarlos a abandonar Berl¨ªn, y, en cualquier caso, demostrar a la poblaci¨®n civil alemana que, si no aceptaba un acuerdo con los ocupantes sovi¨¦ticos, se hundir¨ªa en la miseria. Stalin no hab¨ªa imaginado que los estadounidenses aceptar¨ªan el desaf¨ªo y que iban a poner en pr¨¢ctica en Berl¨ªn, por vez primera, su pol¨ªtica de ?contenci¨®n?. As¨ª que, en lugar de convertirse en el reh¨¦n permanente de la URSS, Berl¨ªn Oeste se convirti¨®, gracias a los aviones de transporte occidentales -?la m¨²sica m¨¢s bella que puede sonar en nuestros o¨ªdos?, dec¨ªan los berlineses- en la vitrina de Occidente y el basti¨®n avanzado del mundo libre. Durante 40 a?os, la ciudad fue el s¨ªmbolo del compromiso de los estadounidenses, tanto hacia los alemanes como hacia todos los europeos del Oeste.
El 12 de mayo de 1949 los sovi¨¦ticos volvieron a abrir los accesos terrestres y reanudaron sus exportaciones. As¨ª es como termin¨® la primera crisis de Berl¨ªn, pero hubo otras muchas ocasiones en las que Mosc¨² trat¨® de aislar a Berl¨ªn Oeste de sus protectores occidentales. El 12 de agosto de 1961 empez¨® la construcci¨®n del muro que iba a separar dr¨¢sticamente las dos partes de la ciudad que hab¨ªa sido el mejor medio para los alemanes del Este de escapar.
Gracias al bloqueo y al puente a¨¦reo, Berl¨ªn, que arrastraba la sospechosa herencia de haber sido la capital de Prusia y la de la Alemania nazi, se convirti¨® en el ?term¨®metro de la distensi¨®n?, donde la guerra fr¨ªa se ganar¨ªa o se perder¨ªa.
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