Bohemios
Contaba Azor¨ªn que en su tertulia hab¨ªa un bohemio que dec¨ªa: "Al perro, para ser el mejor amigo del hombre, s¨®lo le falta llevar alg¨²n dinero". Esta sentencia contiene una perfecta descripci¨®n de la situaci¨®n en que se encuentra el bohemio, un hombre que pasa las horas muertas en el caf¨¦, que apenas puede pagarse el que se toma, y comparte con los perros callejeros las noches de la ciudad. Y que, adem¨¢s, tiene ingenio literario para describirse a s¨ª mismo.Me ha venido esta frase a la cabeza al leer un libro de reciente aparici¨®n sobre la vida bohemia del Madrid de fines del siglo pasado y comienzos del presente. Se titula Los proletarios del arte. Introducci¨®n a la bohemia, y lo firman dos grandes conocedores de la vida literaria de la no sin muchas discusiones llamada generaci¨®n del 98: Jos¨¦ Esteban y Anthony N. Zahareas. A Esteban lo conocemos de antiguo como escritor, editor y contertulio de Contra esto y aquello, y otros foros. Zahareas es un hispanista griego. Y ambos son especialistas en Valle-Incl¨¢n, quien, en Luces de bohemia, convirti¨® en personajes de teatro a algunos de los nocturnos habitantes de aquel Madrid.
Porque esos escritores y tambi¨¦n artistas que con su forma de vivir y sus costumbres escandalizan a la sociedad bienpensante, que se consideran malditos y convierten su vida en una nueva est¨¦tica, son, casi todos ellos, espa?oles perif¨¦ricos (hay hispanoamericanos y alg¨²n franc¨¦s o de otras naciones de Europa), que eligen Madrid como teatro de la "santa bohemia".
Conviven estos autores con los, m¨¢s famosos que ellos, escritores del 98, publican en las mismas revistas y editoriales y a veces, como en el caso de Alejandro Sawa, que inspir¨® a Valle-Incl¨¢n su Max Estrella, les dan tema para sus obras. Los textos, recogidos en este libro tanto de los cultivadores de la bohemia (y de la golfemia, que tambi¨¦n la hay) como de sus bi¨®grafos y cr¨ªticos, nos hacen comprender mejor, gustar a¨²n m¨¢s de aquella "segunda edad de oro" del Madrid de fin de siglo.
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