El timo de la estampita
Los taurinos est¨¢n dando cada tarde el timo de la estampita. Y el p¨²blico, satisfecho.Ya dec¨ªan nuestras abuelas que sarna con gusto no pica. Otras generaciones idearon s¨ªmiles m¨¢s agresivos al respecto, que no es preciso citar aqu¨ª. Baste referir el hecho: tarar¨ªtarar¨ª, y contentos.
El timo taurino de la estampita es sacar al redondel gorrinos con apariencia de toros. Pero no queda ah¨ª la cosa: se perfecciona con unos toreros que hacen posturas delante de ellos componiendo caricaturas del toreo. Y la felicidad prende en las masas.
No todo el p¨²blico es timado. Quedan individuos solitarios que padecen la funesta man¨ªa de pensar, quedan facciones conocedoras de la tauromaquia y sus intr¨ªngulis; y en cuanto comprueban de qu¨¦ va la vaina no se dejan timar.
Ib¨¢n / Jim¨¦nez, Joselito, Barrera Dos toros de Baltasar Ib¨¢n (se rechazaron siete en el reconocimiento): 2? impresentable anovillado, 4? con trap¨ªo aborregado
Cuatro de Juan Manuel Criado (uno devuelto por inv¨¢lido), discreta presencia, inv¨¢lidos y borregos; 5?, pastue?o. 1? sobrero de Guadalest, grande tipo vaca, inv¨¢lido, media casta. Pep¨ªn Jim¨¦nez: pinchazo, otro hondo ladeado, rueda de peones y dos descabellos (silencio); estocada baja (silencio). Joselito: metisaca en una pata, pinchazo baj¨ªsimo, estocada, ruedas insistentes de peones - aviso - y se echa el toro (algunas protestas); tres pinchazos, estocada - aviso -, descabello y se echa el toro (ovaci¨®n y pitos tambi¨¦n cuando saluda). Vicente Barrera: bajonazo (silencio); dos pinchazos y se sienta el toro (silencio). Plaza de Las Ventas, 20 de mayo. 15? corrida de abono. Lleno.
La reacci¨®n del p¨²blico timado es curios¨ªsima. Ni por lo m¨¢s remoto, as¨ª baje del cielo san Pedro y les ponga en antecedentes, recelan que alguien les est¨¦ timando. Antes al contrario, la emprenden a insultos contra quienes denuncian el timo. Y los taurinos se frotan las manos de gusto.
Tales situaciones se produjeron, como cada tarde, en la corrida ferial.
Con estos timos los taurinos se forran. No todos: ¨²nicamente los que dominan los mercados ganadero, profesional y empresarial.
Alguno de ellos domina los tres mercados y, naturalmente, se forra m¨¢s que nadie. Claro que para forrarse impunemente con el timo ha de ampliar su dominio a otros ¨¢mbitos. Por ejemplo, el pol¨ªtico.
A veces les basta con echar a los pol¨ªticos de comer; a veces, con pasarles la mano por el lomo; a veces, desliz¨¢ndoles un porqu¨¦. Depende de lo tonto o de lo golfo que sea el pol¨ªtico.
Feria de las Fallas de Valencia: la mayor¨ªa de los toros, anovillados y desmochados, rodaban por la arena y no hay noticia de que las autoridades de la Comunidad Valenciana tomaran ninguna medida sancionadora o emprendieran una investigaci¨®n.
Feria de Sevilla: cerca de un centenar de toros con pinta de novillos estaban escachifollados, y al concluir el bochornoso ciclo las autoridades de la Junta declararon que todo hab¨ªa sido perfecto.
Feria de San isidro: se llevan quince tardes y no paran de salir toros inv¨¢lidos, aborregados, desnortados, borrachos acaso, y no se conoce acci¨®n alguna de los responsables de la Comunidad para averiguar qu¨¦ est¨¢ pasando aqu¨ª.
El timo de la estampita se ha ense?oreado de la fiesta y los timadores no tienen que dar explicaciones. Nadie les va a preguntar c¨®mo fue posible que le sacaran a Joselito ese impresentable mu?eco de Ib¨¢n, ni por qu¨¦ los de Pep¨ªn Jim¨¦nez se desbarataban y acabaron aborregados, o cu¨¢l fue el motivo de que el lote de Vicente Barrera pareciera de la raza porcina.
Dicen los taurinos, principalmente las figuras y sus apoderados, que s¨®lo es posible dar los pases que gustan con esos toros. Exacto: las orejas, las salidas a hombros, los triunfos apote¨®sicos que las figuras consiguen por ah¨ª son con esos espec¨ªmenes impresentables, desbaratados, aborregados y porcinos.
Hab¨ªa plaza llena, a pesar del f¨²tbol. Un taquillazo. Mejor para los taurinos y sus desmanes. Sin embargo, los que no se dejaban timar apenas dieron importancia a los contados detalles toreros que sac¨® Pep¨ªn Jim¨¦nez con la muleta. Ni a las rid¨ªculas porf¨ªas de Vicente Barrera ante unos toros que parec¨ªan gorrinos drogados; muy vertical pero presentando la muleta a un lado, al estilo factor de ferrocarriles. Ni a los aires magistrales que adoptaba Joselito para disimular sus alivios.
Joselito lo vende como nadie. En esto no es maestro sino rector magn¨ªfico. Estuvo desastroso con su primero y le endilg¨® un metisaca en la pata, quiz¨¢ sin precedentes en la historia de la tauromaquia. M¨¢s reposado con el pastue?o quinto, lo tore¨® por derechazos guardando prudencial distancia, por naturales convirtiendo cada pase en un zarrapastroso rebu?o, lo mat¨® a la ¨²ltima. Y lo aclamaban encima.
Tarar¨ª pero contentos. As¨ª da gusto.
Babelia
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