El ex polic¨ªa Amedo fue amonestado en m¨²ltiples ocasiones por su desconsideraci¨®n con los abogados

El juez lo dej¨® ir al lavabo y ¨¦l sali¨® de la sala caminando despacio, ajust¨¢ndose la corbata, sonriendo de medio lado. El ex polic¨ªa Jos¨¦ Amedo, ahora reconvertido en "industrial" seg¨²n le dijo al tribunal, afront¨® ayer su segundo juicio en relaci¨®n con los GAL -en el primero fue condenado a 108 a?os de c¨¢rcel por seis asesinatos frustrados- con una actitud jactanciosa, insolente a veces hacia los abogados que le interrogaron. "?Por qu¨¦ no baj¨® usted a la caba?a [el lugar donde permanec¨ªa secuestrado Segundo Marey]?", le preguntaron. "No quer¨ªa estropearme los zapatos", se burl¨® Amedo."?Traidor!". La palabra, junto a alguna otra m¨¢s gruesa, son¨® n¨ªtida sobre el abucheo que le dedicaron a su llegada al Tribunal Supremo unas 300 personas, apostadas en la calle del Marqu¨¦s de la Ensenada para vitorear a Barrionuevo. Amedo volvi¨® la cara e hizo el adem¨¢n de enfrentarse, pero sigui¨® andando, protegido por dos de sus guardaespaldas [aunque condenado a m¨¢s de un siglo, el ex polic¨ªa s¨®lo ha permanecido cinco a?os entre rejas y ya no tiene que ir a la c¨¢rcel ni a dormir; disfruta de escolta policial y del veh¨ªculo correspondiente]. Se quej¨® ante el tribunal por "las injurias recibidas" a su llegada "desde una actitud cobarde".

Ya en el juicio, el ex polic¨ªa salpic¨® su declaraci¨®n de constantes puyas a los abogados, tanto de la acusaci¨®n como de la defensa del resto de los procesados. El presidente del tribunal, Jos¨¦ Jim¨¦nez Villarejo, tuvo que reconvenirle varias veces y hasta lleg¨® a advertirle: "Usted puede negarse a contestar, pero no a seleccionar las preguntas; ¨¦sa es mi tarea". El procesado acababa de afear a Jos¨¦ Luis Gal¨¢n, abogado de la acusaci¨®n popular, que le hubiese formulado una cuesti¨®n ajena, seg¨²n ¨¦l, al secuestro de Segundo Marey.

M¨¢s desconsiderado se mostr¨® incluso con el abogado de Barrionuevo, Pablo Jim¨¦nez de Parga. El juez volvi¨® a amonestarle: "Su actitud empieza a ser gravemente irrespetuosa para el letrado y el tribunal". Amedo le replic¨®: "Si soy descort¨¦s, no deseo seguir declarando". Y en represalia se call¨®.