?Hay que ense?ar a la gente a gestionar su propio aprendizaje durante toda su vida?
Barcelona?Busquen a un viejecito como yo, enc¨¢rguenle un informe y p¨ªdanle que tome decisiones impopulares. As¨ª el Gobierno puede despu¨¦s cargarle las culpas?. Con este toque de humor brit¨¢nico defin¨ªa Ron Dearing su papel en la reforma de la educaci¨®n superior en el Reino Unido, donde sus recomendaciones han supuesto la inclusi¨®n, por primera vez, de tasas sobre un 25% del coste a los estudiantes universitarios. Nombrado caballero por su labor al frente del Comit¨¦ Investigador sobre Ense?anza Superior que recientemente elabor¨® el Libro Blanco del sistema universitario brit¨¢nico, Dearing no es un acad¨¦mico, sino un hombre de negocios cuyo ¨²ltimo empe?o fue la reconversi¨®n de Correos. Invitado la semana pasada a Barcelona por la Universidad Polit¨¦cnica de Catalunya, durante su visita exhibi¨® una lucidez s¨®lo comparable a su entusiasmo. A su juicio, la educaci¨®n es la ¨²nica arma de futuro de las sociedades modernas y la clave es la educaci¨®n continuada: ?Hay que ense?ar a la gente a gestionar su propio aprendizaje durante toda su vida?.
Pregunta. La universidad espa?ola ha duplicado su tama?o en diez a?os, pero ahora llega a las aulas la generaci¨®n del descenso demogr¨¢fico...
Respuesta. Es la situaci¨®n perfecta para afrontar el cambio. Ofrece una oportunidad para pensar en la calidad y entrar en la gran cuesti¨®n: la educaci¨®n continuada, el aprendizaje de por vida. El crecimiento del conocimiento es muy r¨¢pido, como el de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n. Tan pronto se produce una innovaci¨®n, la conoce todo el mundo. Las empresas tienen que invertir y reinvertir en su gente. La gran cuesti¨®n es c¨®mo hacer para que la gente vuelva a la universidad una y otra vez a lo largo de la vida, relacion¨¢ndose con la industria y formando sociedades. ?ste ser¨¢ uno de los mercados crecientes para la educaci¨®n. Las universidades s¨®lo han sobrevivido durante siglos porque han sabido adaptarse.
P. ?Hay que optar por una educaci¨®n m¨¢s generalista o m¨¢s especializada?
R. Es un gran error creer que hay una sola receta para todos los estudiantes. Hay que tener especialistas y tambi¨¦n generalistas. Pero en un mundo que cambia r¨¢pidamente, s¨®lo es posible adaptarse con la misma rapidez si los especialistas en una disciplina pueden relacionar su especialidad con otras. La naturaleza de los trabajos va a cambiar de tal manera que la gente debe tener una amplia base educativa para poder adaptarse. Quien sale de la universidad debe tener buenos conocimientos en matem¨¢ticas y aritm¨¦tica, ser competente en el uso de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n, buenas t¨¦cnicas de comunicaci¨®n, y debe ponerse mucho mayor ¨¦nfasis en la gram¨¢tica y la dicci¨®n. Tambi¨¦n es importante una m¨ªnima experiencia laboral y de trabajo en grupo. En nuestro informe aconsejamos que, empezando a los 14 a?os y continuando a trav¨¦s de la universidad, la gente debe aprender a gestionar su propio aprendizaje, de modo que cuando acabe sus estudios tenga la posibilidad de asumir la responsabilidad para decidir cu¨¢les son sus objetivos, planear su trayectoria educativa y evaluar los progresos. Tienen que ser gestores de sus propias vidas.
P. Esto es muy ambicioso.
R. Es fundamental. Estamos pidiendo mucho m¨¢s a los j¨®venes que en el pasado, pero su vida va a ser m¨¢s dura. El mundo es un lugar duro. La sociedad se ha dado cuenta de que para ser competitiva debe ser altamente educada. Hist¨®ricamente, los Gobiernos han invertido en educaci¨®n. Nuestra primera ley de educaci¨®n es de 1817, al mismo tiempo que Jap¨®n, y se hizo para competir con Alemania.
P. ?Y c¨®mo se paga por ello?
R. Llegamos al punto clave. La raz¨®n por la que fue creado nuestro comit¨¦ fue porque hab¨ªa una crisis de financiaci¨®n. El mundo entero tiene una crisis de financiaci¨®n. Hace ya a?os que hizo bancarrota el mundo de la educaci¨®n superior, que se expande a una velocidad incre¨ªble. Nuestra sociedad no puede pagarlo todo. Hay que pagar la seguridad social, las pensiones y el sistema de salud. Vivimos m¨¢s a?os, la ciencia m¨¦dica ha producido sistemas m¨¢s y m¨¢s caros para mantener una vida sana hasta edad muy avanzada, y ¨¦sta es una larga y sostenida crisis de financiaci¨®n del sistema p¨²blico. Nuestra conclusi¨®n fue que, por primera vez, ten¨ªamos que pedir una contribuci¨®n a los estudiantes despu¨¦s de que acabaran los estudios. No antes, sino cuando ya han acabado y s¨®lo cuando ganan un sueldo razonable. Es justo. Es s¨®lo un 25%. La raz¨®n moral de todo esto es que no toda la gente joven tiene la oportunidad de adquirir una educaci¨®n superior. Es cara y abre la posibilidad de una mejor calidad de vida a lo largo de la existencia. Lo ¨²nico que nos preocupaba era si esto iba a desanimar a la gente a emprender estudios superiores. No ha sido as¨ª. Los estudiantes que lleguen en octubre ser¨¢n la primera generaci¨®n que deber¨¢ pagar parte de su educaci¨®n y las preinscripciones indican que no ha habido descenso.
P. Pero el problema de poder estudiar proviene, sobre todo, de coste de la manutenci¨®n durante todos esos a?os.
R. El Gobierno presta dinero al estudiante a un inter¨¦s muy bajo -escasamente la inflaci¨®n-, y este pr¨¦stamo tampoco se devuelve hasta que no se han acabado los estudios. Nosotros propon¨ªamos que s¨®lo pagaran cuando sus ingresos alcanzaran un cierto nivel. El Gobierno no ha decidido exactamente lo mismo, sino que empiezan a pagar cuando sus ingresos alcanzan las 10.000 libras anuales (2.450.000 pesetas). Y pagan el 9% de sus ingresos por encima de las 10.000 libras. No es que a m¨¢s dinero se pague m¨¢s, sino m¨¢s r¨¢pido.
P. ?C¨®mo han reaccionado los estudiantes?
R. Bien, tal vez mi nombre sea recordado con ignominia. ?Qu¨¦ le voy a hacer! Despu¨¦s de la publicaci¨®n del informe me reun¨ª en Londres con 600 estudiantes que representaban a las 160 universidades. Les expliqu¨¦ lo que pens¨¢bamos y la racionalidad de nuestros planes. Me escucharon, me preguntaron cosas y aplaudieron generosamente cuando acab¨¦. Sal¨ª de all¨ª sin da?o. Les dijimos que la cantidad de dinero adicional a disposici¨®n de las universidades podr¨ªa ser destinado a ayudar a los estudiantes pobres, duplicando la cantidad hasta ahora destinada. Tambi¨¦n recomendamos, ya que tenemos un problema en la distribuci¨®n social de las universidades, siempre tirando hacia las clases m¨¢s altas, que las nuevas plazas ir¨ªan a los estudiantes de menos recursos. Recogimos la mayor¨ªa de las sugerencias de los estudiantes, excepto en el tema de las tasas. Fueron razonables. El mundo est¨¢ lleno de gente razonable.
P. El informe fue encargado por los conservadores y entregado a un Gobierno laborista. ?Qu¨¦ supuso este cambio?
R. El programa laborista dec¨ªa claramente que no habr¨ªa m¨¢s dinero p¨²blico para las universidades. Conseguimos cambiar su opini¨®n: hay m¨¢s dinero. Tambi¨¦n estaban en contra del pago de tasas. Tuvimos un debate. Al final no es ni lo que ellos quer¨ªan ni lo que nosotros suger¨ªamos. Esto es t¨ªpico en Gran Breta?a, encontramos caminos alternativos. Pero el Gobierno reaccion¨® favorablemente a nuestras sugerencias.
P. ?C¨®mo se organizar¨¢ el sistema de cobro?
R. A trav¨¦s del impuesto sobre la renta. Es muy barato. Hacienda se encarga.
P. ?C¨®mo abordan la dicotom¨ªa investigaci¨®n-docencia?
R. La cultura de la educaci¨®n superior en el mundo anglosaj¨®n sit¨²a en lo alto la investigaci¨®n y en segundo lugar la docencia. Si uno quiere avanzar en su carrera o ganar m¨¢s dinero, se dedica a la investigaci¨®n. En el informe decimos que es una cultura equivocada, porque la primera misi¨®n de las universidades es ense?ar. La docencia debe ser vista por primera vez como una alta profesi¨®n. Cualquiera que entra en el mundo acad¨¦mico debe haber conseguido una alta cualificaci¨®n en materia de t¨¦cnicas de ense?anza. La paradoja es que para ser profesor de primaria o secundaria hay que haber pasado por a?os de aprendizaje en el oficio de ense?ar, mientras que en las universidades, tan pronto como uno ha conseguido graduarse, puede ponerse a dar clases. Esto tiene que cambiar. La otra raz¨®n es que no va a haber dinero para que todo el mundo acad¨¦mico se pueda dedicar a la investigaci¨®n. Tiene que producirse una concentraci¨®n de la investigaci¨®n en determinados centros de excelencia.
?La educaci¨®n superior abre la posibilidad de mejorar la calidad de vida. Es justo pagar por ello? ?Hay que dominar la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n y poner ¨¦nfasis en la gram¨¢tica y la dicci¨®n?
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