Justicia

Cuando hace pocas semanas se public¨® una encuesta en la que el Poder Judicial aparec¨ªa como la instituci¨®n menos apreciada por los espa?oles, la que inspira menos confianza y la m¨¢s temida, los magistrados se desolaron. Algunos de sus miembros m¨¢s autorizados procedieron a llamarse entre s¨ª y a reunirse con urgencia. Aquello no pod¨ªa ser. Aquello no pod¨ªa seguir as¨ª. Si los espa?oles hubieran manifestado igual opini¨®n sobre su poder legislativo, esto ser¨ªa Indonesia. Hab¨ªa que hacer algo urgentemente. Puestos en comunicaci¨®n con la ministra de Justicia, persona ecu¨¢nime y de alto cociente intelectual, ella les expuso su consternaci¨®n. ?Por debajo de los partidos! ?Peor que la educaci¨®n p¨²blica! No se puede caer m¨¢s bajo. Esto es el acab¨®se. Un pa¨ªs que tiene en tal concepto a su Administraci¨®n de justicia es un pa¨ªs que va a la ruina f¨ªsica y moral. Es el Chile de Pinochet, la Argentina de Per¨®n, el Chicago de Al Capone. Hab¨ªa que disponer remedios quir¨²rgicos. En ese momento llamaron desde Catalu?a (pie de Europa en el cogote de ?frica): Pujol estaba alarmado y molesto. ?Qu¨¦ iban a decir de nosotros en Aquisgr¨¢n?Pocos d¨ªas m¨¢s tarde, y dando ejemplo al mundo entero, el Poder Judicial, el ministerio y la Generalitat tomaron medidas trascendentales: los magistrados del Consejo General del Poder Judicial se subieron el sueldo en tres millones, la ministra subi¨® el sueldo de los magistrados del Supremo en seis millones y la Generalitat orden¨® a los magistrados que ejercen en la acogedora tierra catalana que cuadruplicaran sus horas diarias de estudio del catal¨¢n. La sociedad respir¨® aliviada. En Espa?a, un inepto pobre es un delincuente, pero un inepto rico es objeto de universal respeto y admiraci¨®n, sobre todo si habla en catal¨¢n. ?La justicia espa?ola se hab¨ªa salvado!