?Cu¨¢l es la autentica linea divisoria en la sociedad vasca?

La principal conclusi¨®n que se puede sacar de la entrevista de Xabier Arzalluz publicada en EL PA?S el 17 de mayo es que la pol¨ªtica vasca se sigue pensando y discutiendo m¨¢s en funci¨®n de la coyuntura que de un proyecto general, m¨¢s en t¨¦rminos del pasado que del futuro, tanto en Euskadi como en el resto de Espa?a. Naturalmente, el terrorismo no deja mucho margen de maniobra para la reflexi¨®n serena sobre el futuro, pero lo ¨²nico claro es que seguimos metidos en el mismo embrollo y que, hoy como antes, es imposible saber con claridad cu¨¢l es la aut¨¦ntica l¨ªnea divisoria en una sociedad como la vasca, sometida a la presi¨®n constante de un totalitarismo brutal.Normalmente, en una sociedad que lucha de verdad contra el totalitarismo, la l¨ªnea divisoria fundamental acaba siendo la que agrupa a un lado a todos los partidarios de la democracia, vengan de donde vengan, y a¨ªsla en el otro a los totalitarios. En Euskadi esta l¨ªnea se manifiesta cada vez con m¨¢s fuerza ante la barbarie del terrorismo totalitario, pero nunca acaba de ser la divisoria principal, porque a ella se superpone otra, que agrupa a un lado a los autodenominados vascos de verdad y deja en el otro a los que al parecer no lo son.

En la entrevista de Arzalluz y en otras declaraciones suyas, esta superposici¨®n es clara y meridiana. Por un lado, reclama la unidad de los que est¨¢n contra el terrorismo. Por otro, define un credo pol¨ªtico inamovible cuyas l¨ªneas b¨¢sicas son que como nacionalista vasco no es espa?ol, que hay vascos de verdad y otros que no lo son, que no cree en la naci¨®n espa?ola ni la acepta y, por ¨²ltimo, reivindica el derecho de autodeterminaci¨®n y la independencia, credo pol¨ªtico y programa que le colocan en el mismo lado en que est¨¢n HB y ETA.

Naturalmente, estas l¨ªneas divisorias nunca son del todo homog¨¦neas y siempre hay contradicciones en los dos lados. Cuando Arzalluz critica con raz¨®n al PP por su tendencia a utilizar los asesinatos de sus militantes con fines electorales pone de relieve una de estas contradicciones. Pero inmediatamente chocamos con otra, porque si el PP gobierna y se permite estos desplantes es porque, entre otros, cuenta con el apoyo del PNV.

Esto es as¨ª y seguir¨¢ siendo as¨ª porque las fuerzas democr¨¢ticas compiten en las elecciones en un terreno pol¨ªtico com¨²n y, por tanto, las tensiones y disputas se podr¨¢n aguantar mientras el terreno siga siendo efectivamente com¨²n. Lo malo es cuando deja de serlo y hay fuerzas que tienen un pie en dos terrenos opuestos a la vez. Esto es lo que le ocurre al nacionalismo moderado en Euskadi, de ah¨ª sus ambig¨¹edades.

Yo no le discuto al nacionalismo moderado su vocaci¨®n democr¨¢tica, ampliamente demostrada. Lo que le discuto es la vetustez de su mensaje pol¨ªtico, su empecinamiento en mantener propuestas anticuadas, su insistencia en programar el futuro en t¨¦rminos de un pasado caduco, su empe?o en avanzar hacia la modernidad con las normas y los instrumentos pol¨ªticos del viejo fuerismo.

Para decirlo de otro modo: creo que en una sociedad como la vasca de hoy y la del resto de Espa?a no tiene sentido razonar con f¨®rmulas pol¨ªticas y jur¨ªdicas del siglo XIX para enfrentarnos con los problemas del XXI. No tiene sentido ni es posible enfocar los problemas de hoy y ma?ana, ni siquiera el m¨¢s tr¨¢gico, el terrorismo, sin tener en cuenta la futura y ya inmediata dimensi¨®n europea, que relativizar¨¢ conceptos solemnes como el de la soberan¨ªa y el del derecho de autodeterminaci¨®n, por los que los totalitarios siguen matando, pero que todav¨ªa son reivindicados y producen equ¨ªvocos entre algunos de los que se oponen al terrorismo.

La gran pregunta es c¨®mo se enfrentar¨¢ Euskadi con el reto de la nueva Europa sabiendo que ya no van a ser posibles nuevas fronteras, nuevas soberan¨ªas ni nuevas monedas. ?Ser¨¢ mejor encerrarse en una identidad colectiva que no todos van a compartir? ?Ser¨¢ m¨¢s beneficioso para la compleja sociedad vasca enfrentarse en solitario con toda una Europa en construcci¨®n, que no entender¨¢ de fueros ni de conciertos econ¨®micos ni de cupos, que participar en ella como parte de un complejo m¨¢s amplio llamado Espa?a, en cuyo gobierno puede participar si quiere? ?C¨®mo defender¨¢ mejor su presencia en la cooperaci¨®n con regiones y ciudades vecinas sabiendo que s¨®lo tendr¨¢n peso en esta tarea las comunidades capaces de abrirse y cooperar realmente, no las que se encierran en su mismidad en nombre de un pasado que los dem¨¢s ni van a compartir ni a entender?

Creo que ¨¦stos son los aut¨¦nticos temas a discutir, los verdaderos problemas a resolver, y que lo dem¨¢s es avanzar a trompicones hacia el pasado. Cada uno es due?o de sus concepciones y aspiraciones, pero cuando merodea por la sociedad el c¨¢ncer del terrorismo no se puede jugar con unos conceptos y unos fines que pueden servir de alimento a los totalitarios y que, adem¨¢s, ya no sirven para que los dem¨®cratas puedan construir el futuro en paz.