Homenaje de los Reyes a los miles de sefard¨ªes v¨ªctimas de los nazis en Sal¨®nica
Samuel Josafat es un jud¨ªo sefard¨ª que vive en Sal¨®nica, como su familia desde hace 500 a?os, tras la expulsi¨®n de Espa?a. Es de los pocos que quedaron en la capital de Macedonia, la patria de Alejandro Magno, cuando la Alemania nazi ocup¨® Grecia y mand¨® a miles de ellos a los campos de exterminio. Samuel tuvo suerte: los suyos huyeron a las monta?as. Antes de la ocupaci¨®n hab¨ªa en Sal¨®nica 56.000 sefard¨ªes. Cuando fue liberada, quedaban 6.000. Ahora hay unos 1.200. Las v¨ªctimas y ellos recibieron ayer el homenaje de los Reyes ante el monumento al Holocausto.
Los Reyes, que concluyen hoy su viaje de cinco d¨ªas a Grecia, recibieron en el monumento al Holocausto la bienvenida del presidente de la comunidad sefard¨ª, Andrea Saphica, y de cientos de personas, entre ellas medio centenar de supervivientes del exterminio que mostraban los n¨²meros grabados en sus brazos. Don Juan Carlos les dijo: "Vuestra valiente decisi¨®n de recordar a todo trance una de las experiencias m¨¢s dolorosas que haya sufrido el hombre en toda su historia es la mejor arma para que nunca pueda volver a repetirse nada igual".El Rey record¨® que, cuando se iniciaron las deportaciones -entre el 15 de marzo y el 10 de agosto de 1943-, Espa?a hizo valer ante Alemania la protecci¨®n diplom¨¢tica de sus nacionales "y consigui¨® as¨ª salvar muchas vidas". En ese sentido, hizo una menci¨®n especial a Sebasti¨¢n Romero Radigales, entonces ministro de la Legaci¨®n de Espa?a en Atenas, "sin cuya generosa dedicaci¨®n e ¨ªmprobos esfuerzos no se habr¨ªa podido sensibilizar con la requerida urgencia a las autoridades centrales sobre lo desesperado de la situaci¨®n de los compatriotas hebreos". A continuaci¨®n, destac¨® que muchos sefard¨ªes que no tuvieron pasaporte espa?ol siguieron consider¨¢ndose espa?oles y conservando su lengua, el judeo-espa?ol, por fidelidad a s¨ª mismos".
Ya en 1924 el Gobierno de entonces promulg¨® un decreto que conced¨ªa la nacionalidad espa?ola a los sefard¨ªes que cumpliesen ciertos requisitos, prosigui¨® don Juan Carlos. Medio millar de ellos hicieron uso de ¨¦l antes de la ocupaci¨®n alemana y hay entre 20 y 30 que la mantienen. Los dem¨¢s no lo consideran necesario porque est¨¢n muy integrados en la sociedad griega.
Saphica respondi¨® indicando que los sefard¨ªes de Sal¨®nica "conservaron muy viva durante siglos la nostalgia de la Iberia perdida; en primer lugar, en su propia lengua, el ¨²nico objeto que se les permiti¨® llevarse cuando se separaron de Espa?a". Al respecto, consider¨® muy significativa un poema de un poeta sefard¨ª, de 1935, cinco siglos despu¨¦s del ¨¦xodo: "A ti Espana bienquerida, nosotros Madre te llamamos, y mientres toda nuestra vida tu dulce lingua no dejamos".
Los Reyes saborearon por la tarde nuevos ba?os de multitudes. Primero, en el Museo Bizantino, donde visitaron una espl¨¦ndida exposici¨®n de tesoros de los monasterios del Monte Athos. Luego, en San Demetrio, la catedral ortodoxa de Sal¨®nica, del siglo XV, que se mantiene en pie, muy renovada, despu¨¦s de sufrir terremotos e incendios. Otra vez cientos de personas, fuera y dentro del centro religioso, acogieron a don Juan Carlos y do?a Sof¨ªa y les lanzaron p¨¦talos de rosa y hojas de laurel al tiempo que repicaban las campanas del templo. Ambos bajaron a la cripta, una zona laber¨ªntica debajo del altar mayor, donde hay unos ba?os romanos con una cisterna semicircular de m¨¢rmol en forma de cimborrio.
Por la noche les fue ofrecida una cena por el ministro de Macedonia y Tracia, Philippos Petsalnikos, ante quien don Juan Carlos indic¨®: "Los espa?oles no olvidaremos la acogida que esta ciudad dio a los sefarditas que se vieron obligados a salir de Espa?a hace 500 a?os y que encontraron aqu¨ª un puerto de anclaje desde el que supieron difundir un pensamiento mediterr¨¢neo m¨¢s all¨¢ de las eventuales separaciones pol¨ªticas o geogr¨¢ficas".
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