Shalom
El alcalde de Jerusal¨¦n no resisti¨® la tentaci¨®n de contarlo. En su saludo oficial a la delegaci¨®n de la Comunidad de Madrid que encabezaban el presidente regional y tres consejeros, coment¨® gozoso c¨®mo aplaudi¨® efusivamente al Real Madrid en la Arena de Amsterdam el d¨ªa en que gan¨® su s¨¦ptima copa de Europa. "Estuve all¨ª en el estadio", les dijo, "y yo iba con el Madrid". Al d¨ªa siguiente, en Jeric¨®, un joven palestino se dirig¨ªa en parecidos t¨¦rminos a varios periodistas madrile?os que cubr¨ªan el viaje presidencial. "Aqu¨ª nos gustan los espa?oles, y salimos a celebrar la victoria del Real Madrid".Por anecd¨®tico que resulte este sentimiento mutuo, fue el ¨²nico coincidente que detectamos entre jud¨ªos y palestinos en los cuatro d¨ªas de la visita oficial de Alberto Ruiz-Gallard¨®n a Israel. El odio no afloja, y la progresi¨®n creciente de los ultraortodoxos hebreos lo alimenta generosamente. Uno de los halcones m¨¢s notables del sionismo es Ariel Sharon, el actual ministro de Infraestructuras del Gobierno israel¨ª, con el que Gallard¨®n se entrevist¨® el pasado mi¨¦rcoles. Sharon es el mismo que pretend¨ªa llegar con sus tanques hasta El Cairo en la Guerra de los Seis D¨ªas, y el que orden¨® la matanza de Sabra y Chatila. Es tambi¨¦n el que compr¨® una casa en el barrio musulm¨¢n de Jerusal¨¦n de la que siempre cuelga una gran bandera con la estrella de David para que recuerden qui¨¦n manda. Sharon quiere construir ahora una red de suburbano y ferrocarril de cercan¨ªas en Tel Aviv y le fascin¨® lo que le contaron sobre las obras del Metro de Madrid. Quedaron en hablar unos cuarenta y cinco minutos y la entrevista se alarg¨® casi hora y media. Gallard¨®n y sus consejeros Bl¨¢zquez y Cort¨¦s salieron impresionados con el car¨¢cter "resolutivo" del personaje y tambi¨¦n con la sensaci¨®n de que las constructoras madrile?as podr¨ªan darle un buen mordisco a los 7.000 millones de d¨®lares que pronto se contratar¨¢n all¨ª.
No fueron ellos los ¨²nicos representantes de la delegaci¨®n madrile?a que aquel d¨ªa hablaron de t¨²neles. El consejero de Cultura, Gustavo Villapalos, anunci¨® a los periodistas que ven¨ªa de cerrar un convenio con la Universidad Hebrea de Jerusal¨¦n para que arque¨®logos b¨ªblicos de las universidades de Madrid intervinieran en el llamado t¨²nel de los Asmoneos. Un pasadizo que discurre bajo el Muro de las Lamentaciones, por la V¨ªa Dolorosa que Cristo recorri¨® con la Cruz y hasta el centro de la roca desde la que ascendi¨® al cielo el profeta Mahoma. Esa excavaci¨®n constituye un recorrido intensivo por los cimientos del monote¨ªsmo, con el consiguiente rechazo de las comunidades m¨¢s conservadoras, siempre temerosas de que pueda producirse cualquier hallazgo capaz de alterar sus fundamentos. M¨¢s de ochenta muertos hubo hace a?o y medio en las revueltas provocadas por la apertura de las obras.
Villapalos relataba a los informadores sus gestiones sobre investigaci¨®n arqueol¨®gica mientras asist¨ªa, obligado por las circunstancias, a un desfile de la Pasarela Cibeles montado en Tel Aviv para promocionar la moda de Madrid. Un pase de modelos que, a pesar de escoger los dise?os m¨¢s discretos de cada casa, no hubiera sido posible celebrar en Jerusal¨¦n sin correr el riesgo de que apedrearan a las bellas maniqu¨ªes que los mostraban. Hubo algunas transparencias, pero no minifaldas, y los pantalones y el color negro predominaron en la exhibici¨®n por entender que era la l¨ªnea que pod¨ªa tener mayor aceptaci¨®n.
Todo es conflictivo en aquel territorio donde el progresivo avance de las posiciones religiosas m¨¢s intolerantes parece proyectar inexorablemente su futuro hacia una teocracia. Todo pone a prueba el tembloroso proceso de paz en curso. Un escenario de alto riesgo que nunca tendr¨ªa el menor atractivo econ¨®mico exterior de no contar sus proyectos de desarrollo con el apoyo incondicional de Estados Unidos. "Firmar un contrato con Israel tiene las mismas garant¨ªas que suscribirlo con la banca americana", nos recordaba el consejero Bl¨¢zquez. Las empresas madrile?as pueden vender all¨ª la calidad de vida que los enormes gastos militares han impedido hasta ahora conseguir. Manufacturas e ingenier¨ªa civil para un pa¨ªs donde se saludan y despiden invocando la paz a pesar de que la guerra es su estado natural. Shalom.
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