"Aranjuez nunca ser¨¢ Lepe"
Pl¨¢cido Garc¨ªa Redondo, uno de los "tres" cultivadores de fresa ribere?a, conserva sus matas como "oro en pa?o."
Peque?a, redonda, perfumada... y escasa. Pero existe. As¨ª es la fresa de Aranjuez, ausente de las fruter¨ªas desde hace a?os. Pl¨¢cido Garc¨ªa-Redondo da fe de la supervivencia de este fruto tan famoso como de dif¨ªcil hallazgo: en su huerta ribere?a hay cerca de mil metros cuadrados te?idos de verde y rojo. Son matas que "valen oro", a decir de otros agricultores. "Es que es fresa aut¨®ctona", justifica con orgullo su propietario, uno de los poqu¨ªsimos cultivadores de esta especie que persevera en el Real Sitio.Pl¨¢cido -semblante atezado, 39 a?os a la espalda y tel¨¦fono m¨®vil al cinto- se confiesa "fresero de vocaci¨®n, pese a lo dif¨ªcil que es ser agricultor en Madrid". De esta misma finca "de diez fanegas", que ahora tiene de vecina una academia de la Guardia Civil, antes fueron arrendatarios su abuelo y su padre. "Ellos pudieron vivir de esta tierra, que no llega a las cuatro hect¨¢reas, y yo he tenido que arrendar otras 30 m¨¢s para mantenerme", apunta este horticultor.
Garc¨ªa-Redondo cuenta que sus ancestros, de quienes hered¨® las matas frutales, daban trabajo a 18 personas. Plantaban m¨¢s fresa que ¨¦l, que s¨®lo dedica a las perlas rojas el 2% de la tierra familiar: el resto es un mar de patatas y ma¨ªz. Tiene cuatro empleados para todos sus campos.
-?Por qu¨¦ se cultiva tan poca fresa en Aranjuez?
-Porque requiere mucha mano de obra, y adem¨¢s los trabajadores agr¨ªcolas escasean. El producto sale muy caro. Quiz¨¢ no haya mercado para m¨¢s.
-?A cu¨¢nto vende el kilo?
-A 3.000 pesetas. Con ese precio, la gente se lo piensa.
-?Y qui¨¦n compra?
-La mayor¨ªa son restaurantes, pero tambi¨¦n vendo a los clientes que vienen directamente.
La fresa, por muy aut¨®ctona que sea, dif¨ªcilmente puede competir con un producto como el ma¨ªz, que se ha adue?ado de la vega del Tajo en Aranjuez. "Da menos trabajo y tiene subvenci¨®n asegurada", explica Pl¨¢cido. La desaparici¨®n de los cultivos se inici¨® en los a?os sesenta. Una dificultad para recobrarlo es la escasez de plantas aut¨®ctonas disponibles: quien las tiene es reacio a compartirlas. "Son oro en pa?o", reconoce. De la decena corta de horticultores que plantan a¨²n fresa y/o fres¨®n en Aranjuez, s¨®lo tres producen frutos de la variedad local, seg¨²n Garc¨ªa-Redondo. El suelo alcalino otorga aroma y sabor caracter¨ªsticos.
Pese al espejismo, la fama contin¨²a: los trenes tur¨ªsticos que unen Madrid con el Real Sitio no se llaman "del ma¨ªz", sino "de la fresa", aunque durante el trayecto se suela ofrecer a los viajeros genuino fres¨®n... de Huelva. Y eso que en la localidad ribere?a tambi¨¦n se cultiva este fruto: es mayor, menos delicado y no baja de las 500 pesetas por kilo.
La competencia de la enorme producci¨®n onubense "no nos repercute nada", sostiene Pl¨¢cido, que tiene algunas matas de fres¨®n a poca distancia de las fresas. Con un pie en cada surco, se inclina sobre el caball¨®n y arranca un par de frutos. "Son muy distintos. Comes un fres¨®n de aqu¨ª y parece que te has tomado una cucharada de miel... En calidad podr¨ªamos hacerles la competencia, pero en cantidad, no. Aranjuez nunca ser¨¢ Lepe". Mientras un metro cuadrado plantado en Huelva puede dar hasta nueve kilos de fres¨®n, en esta vega madrile?a no suele superar los dos.
Con todo, la ni?a bonita de Pl¨¢cido son las fresas. Y eso a pesar del trabajo que dan. "Hay que escardar continuamente para quitar las malas hierbas. Y hay que hacerlo a punta de cuchillo, mata por mata". La recolecci¨®n es especialmente laboriosa: "Te duele todo el cuerpo y se te ponen los ojos como de sapo, por estar agachado".
Agachadas est¨¢n dos operarias. Empujan, una a una, las fresas maduras con el dedo pulgar de la mano derecha y las recogen con la palma izquierda. A continuaci¨®n las echan a un cesto de mimbre. "No se pueden llenar mucho los cestillos porque el fruto se amosta, o sea, se aplasta", explica el horticultor.
-?Aumentar¨¢ la producci¨®n?
-Hombre, a lo mejor si tuviera asegurada la clientela...
De momento, Pl¨¢cido tiene m¨¢s fe en una nueva asociaci¨®n, Life, integrada por una decena de agricultores. Cuenta con subvenci¨®n europea para favorecer los cultivos tradicionales de Aranjuez: la menguante fresa y el m¨¢s abundante esp¨¢rrago, entre otros. La meta es vender la cosecha local directamente al consumidor de la capital. Si la iniciativa cuajara, los horticultores recuperar¨ªan la ilusi¨®n, y el Tren de la Fresa, su car¨¢cter. "Es muy duro vivir de esto", concluye este agricultor de fin de siglo antes de descolgar el m¨®vil.
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