Los infatigables son incansables
No me extra?a que los ppopulares se pongan nerviosos ante el af¨¢n socialista de autodestrucci¨®n de primarias mediante pirot¨¦cnicos fichajes externos de cara a las elecciones. Son desconcertantes. Yo misma, volando hacia Barcelona -eso fue antes de que los controladores se descontrolaran- me vi sacudida por la noticia, o el bulo, de que el PSC acariciaba (es un decir) la idea de conseguir los favores de Pilar Rahola para presentarla como candidata a alcaldesa. Como siempre que me hallo desorientada, recurr¨ª a los cl¨¢sicos y pens¨¦ que, tan cierto como el principio de Aquiles -que afirma que todo cuerpo desnudo sumergido en una piscina, cuando flota boca arriba ense?a el parr¨²s-, lo es que esto puede acabar muy mal. En efecto: a las pocas horas empezaron a cumplirse mis presentimientos, y los Rolling Stones aplazaron su esperado concierto, previsto para ma?ana en el Estadio Ol¨ªmpico barcelon¨¦s. Y qui¨¦n sabe qu¨¦ nuevas cat¨¢strofes nos aguardan.El objeto de mi viaje, sin embargo, era muy otro. Quer¨ªa husmear entre mis fuentes natales para confirmar el rumor de que, durante su ¨²ltima visita a mi ciudad, el presidente Aznar cen¨® nada menos que con el arquitecto ?scar Tusquets, en casa de ¨¦ste, rodeado de dise?os de lo m¨¢s vanguardistas, y con un pu?ado de miembros de la intelligentsia catalana. Parece que ello fue verdadero y que, entre los invitados, encontr¨¢banse un exquisito acad¨¦mico, un prestigioso periodista-escritor y un fil¨®sofo que anta?o sol¨ªa preferir otras mesas. Menudo nivelazo. Y cu¨¢n lejos quedan los tiempos en que la Segunda Pareja ten¨ªa que conformarse con convidar a cenar a Luc¨ªa Etxevarr¨ªa y al Hombre Lobo (el actor Jacinto Molina, alias Paul Naschy), a guisa de representantes m¨¢ximos de la intelectualidad. Como vaticin¨® una amiga, cuando se lo coment¨¦: ?Eso es se?al de que se van a quedar 20 a?os?. Y, adem¨¢s, tienen a Bartol¨ªn (lo ¨²ltimo en tecnolog¨ªa agresiva), a quien pueden disparar en casos de necesidad extrema de ocupar primeras p¨¢ginas. Mejor har¨ªan los socialistas en reservarse los experimentos para la gaseosa o, si verdaderamente quieren mejoras, volver sus ojos hacia la gente de fuste que a¨²n tienen en su partido: como Gregorio Peces-Barba, por ejemplo.
Mi esp¨ªa de Castell¨®n, a quien de ahora en adelante me referir¨¦ siempre como Enigm¨¢tico, pues detesta que le llame se?or V, me informa de que la zona de veraneo del presidente est¨¢ vi¨¦ndose asediada por lo que por all¨¢ conocen como turismo de ¨¦lite, como consecuencia de la publicidad que la presencia de la Segunda Familia reporta. La madre del Rey, sin ir m¨¢s lejos, y Manuel Prado y Col¨®n de Carvajal se dejan caer por Benic¨¤ssim de vez en cuando, y gente como la jo ven Boluda, hija del prestigioso naviero Boluda, y el banquero Julio de Miguel han aproximado sus mansiones a la Segunda Residencia de Oropesa, que a tenor de que Chiquito de la Calzada y una serie de columnistas tambi¨¦n rondan el lugar, va a empezar a valer el oro que pesa.
Espero que tanto traj¨ªn de ilustres vecinos, incluidos numerosos fabricantes de azulejos -actividad que, en mi opini¨®n, deber¨ªa ser objeto de una inspecci¨®n por parte de la Uni¨®n Europea: ?por qu¨¦ se quiere penalizar los olivos y, en cambio, se permite que las cer¨¢micas de ba?o proliferen con impunidad?- y los consabidos ministros y hermanos y cu?adas de ¨ªdem, no turbe, en su momento, el merecido descanso oficial de la fatiga que produce gobernar con artima?as, tretas y ardides como la que, hace unos d¨ªas, se sacaron de la manga del Reglamento del Congreso para vetar la ampliaci¨®n de supuestos sobre la despenalizaci¨®n del aborto que el PSOE propone ahora que no puede defenderla. Debe de resultar terriblemente agotador tener que pasarse todo el d¨ªa buscando pijadas legales que le permitan a uno hacer lo que le sale de los sant¨ªsimos mientras los otros grupos parlamentarios naufragan en el marasmo.
Aunque lo que verdaderamente ha de relajar un mont¨®n es apuntarse a uno de los tours operator que una agencia tur¨ªstica inglesa organiza para recorrer el v¨ªa crucis por el que Diana de Gales circul¨® en vida: el palacio, el gimnasio, la iglesia donde se cas¨®, las tiendas de Chelsea. No se incluyen la Costa Azul ni el Caribe, ni siquiera el restaurante Maxim's. Quedan como m¨¢s a trasmano.
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