Los desconocidos del pentagrama
Aunque reconocida entre los profesionales del mundillo musical, la de m¨²sico de sesi¨®n o de estudio es una profesi¨®n infravalorada por el gran p¨²blico. Los medios especializados obvian su existencia y la atenci¨®n general la acaparan precisamente aquellos artistas de relumbr¨®n que requieren sus servicios. Pero el hecho de que la gloria no se detenga ante su puerta no parece preocupar a un colectivo que lo considera algo inherente a su condici¨®n; saben que son los grandes desconocidos del mundo de la m¨²sica, pero tampoco se les escapa que son piezas imprescindibles en su engranaje y, despu¨¦s de todo, se dedican a lo que m¨¢s les gusta. Pese a no aparecer en las revistas ni estar en boca del p¨²blico, es habitual que m¨²sicos de sesi¨®n participen en las grabaciones de las grandes figuras. Pero ¨¦stas no son las ¨²nicas que solicitan su intervenci¨®n. Todo tipo de grupos recurre a unos int¨¦rpretes tambi¨¦n acostumbrados a ejecutar las composiciones que suenan en campa?as publicitarias, programas de televisi¨®n y radio o bandas sonoras. Generalmente, su labor la reclaman diversas producciones donde hay una especie de director musical, hay un arreglista que ha escrito la instrumentaci¨®n y se requiere gente eventual que haga ese trabajo. Es decir, se dise?an unos arreglos para que una grabaci¨®n luzca una sonoridad determinada y para lograrla se recurre a ellos. En ese sentido, se trata de un trabajo de encargo que no siempre concede margen a la improvisaci¨®n. "Depende mucho del tipo de producci¨®n. En algunas te encuentras unos arreglos muy concretos, muy elaborados, y est¨¢ bastante claro lo que hay que hacer. Ser¨ªa un poco como un actor de televisi¨®n que va a una serie y le dan el texto. Tiene que decir ese texto, en este decorado y con esta intenci¨®n. En otros casos te encuentras con que hay m¨¢s libertad. Hay unas l¨ªneas generales marcadas, la canci¨®n tiene unos acordes y una melod¨ªa concreta, pero se da bastante margen a los m¨²sicos", afirma I?aki Salvador. El pianista vitoriano ha participado en obras de Imanol, Txomin Artola, Oskorri, Mikel Laboa y Luis Eduardo Aute, entre otros. Sin embargo, no siempre se recibe una cinta con semanas de antelaci¨®n y existe la posibilidad de aprender y ensayar los temas a interpretar. En ocasiones los miembros de los grupos se bloquean en el mismo estudio y, por la raz¨®n que sea, son incapaces de ejecutar lo que las canciones exigen. En ese caso, un m¨²sico de sesi¨®n cubre el expediente y, sobre la marcha, solventa el problema con su pericia. Superdotados Que entre sus funciones figure enderezar desaguisados no implica que el m¨²sico de estudio tenga que ser un superdotado. Obviamente, se requiere cierta t¨¦cnica y preparaci¨®n con el instrumento, adem¨¢s de dominio de m¨²ltiples estilos, pero otras cualidades tampoco son desde?ables. Como apunta I?aki Yarritu, bilba¨ªno afincado en Londres que ha participado en sesiones de varios artistas de reggae, como Mad Professor, "a veces es m¨¢s importante ser majete, ser humilde y agradable. Alguien con quien el productor se sienta c¨®modo. Si eres un virtuoso, pero eres un bocazas, no te van a llamar tanto. Aun as¨ª, en el ambiente de los estudios hay bastantes egoc¨¦ntricos y fantasmas". Seg¨²n ¨¦l, la mayor parte ha cursado estudios pero a¨²n hay m¨²sicos que no saben leer un pentagrama. Los propios implicados coinciden en apuntar que no se trata de una profesi¨®n excesivamente sacrificada, aunque la unanimidad tambi¨¦n es manifiesta a la hora de desmentir que est¨¦ bien pagada. No hay una tarifa fija establecida, pero ¨²ltimamente se maneja la cantidad de 10.000 pesetas por tema grabado. Otros sistemas de pago remuneran en funci¨®n de las horas de trabajo: un m¨²sico que pase toda una ma?ana en un estudio puede cobrar 20.000 o 25.000 pesetas. Pero toda cifra que se cite es relativa, al depender de diversos factores como son la categor¨ªa del estudio, el presupuesto con que cuente el productor contratante o la amistad con el grupo. Otro aspecto que influye es el prestigio y la experiencia del propio m¨²sico de sesi¨®n. Ateni¨¦ndose a eso, Pedro Hoyuelos, getxotarra que ha acompa?ado en directo a Alejandro Sanz, Luz Casal, Sergio Dalma, Mocedades y Juan Pardo, apunta que grabar un elep¨¦ completo en Madrid puede reportar unas 200.000 o 250.000 pesetas. A la hora de evaluar su remuneraci¨®n, hay que tener presente que no trabajan por cuenta ajena, sino que lo hacen por cuenta propia. Esto implica que han de pagar de su bolsillo todo lo que precisan: equipo moderno para amoldarse a las necesidades y a la demanda en cada momento, licencia fiscal, seguro, etc¨¦tera. Por otra parte, la manifiesta marginaci¨®n de anta?o, cuando muchas veces ni siquiera figuraban en los cr¨¦ditos de los discos, est¨¢ remitiendo. Es m¨¢s, desde hace cuatro o cinco a?os, los m¨²sicos de sesi¨®n tienen incluso una participaci¨®n en ventas. Por fin, igual que se paga a la Sociedad General de Autores y Editores para que los compositores cobren seg¨²n dichas ventas, se ha establecido un canon cuya recaudaci¨®n est¨¢ destinada a los m¨²sicos que intervienen en las grabaciones. Dicho impuesto, que se paga al editar los discos, lo recauda AIE (Artistas, Int¨¦rpretes y Ejecutantes), sociedad ubicada en Madrid que se encarga de gestionar los derechos de los int¨¦rpretes. Cuando un m¨²sico participa en un disco ha de informar a AIE, a trav¨¦s de sus impresos, de que lo ha hecho, indicando expresamente en qu¨¦ canciones. Una vez cubierto el tr¨¢mite, se cobra en proporci¨®n a lo que se venda. Al ser una sociedad muy joven, se perciben cantidades pr¨¢cticamente simb¨®licas, aunque en el futuro se conf¨ªa en que sea un ingreso m¨¢s importante. Actualmente, buena parte de lo recaudado se est¨¢ invirtiendo en crear una s¨®lida infraestructura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.