Marey se somete a un examen m¨¦dico
"Desde que pas¨® lo que le pas¨®, tiene miedo a salir solo a la calle al anochecer", dice Agnes Marey, mientras espera a que su padre sea reconocido por el psiquiatra forense. Segundo Marey hab¨ªa llegado a la cl¨ªnica unos minutos antes, acompa?ado de su hija, el esposo de ¨¦sta y su abogada, Olga Tubau, despu¨¦s de un largo viaje por carretera.El jubilado Marey, vestido con traje, corpulento a¨²n pese a sus 66 a?os y la enfermedad que devora sus huesos, no dijo nada. ?nicamente respondi¨® con un "bien" cuando los reporteros le preguntaron por su estado.
La letrada anunci¨® que su cliente no iba a hacer declaraciones y ¨¦ste apret¨® sus labios para reafirmarlo, en un gesto casi infantil. Lleg¨® a la cl¨ªnica de los juzgados de instrucci¨®n de la plaza de Castilla a las 10.40 de ayer para someterse al reconocimiento f¨ªsico y ps¨ªquico ordenado por el tribunal que juzga el secuestro de Segundo Marey en diciembre de 1983. Desde entonces, seg¨²n su familia, padece neurosis obsesiva, bronquitis cr¨®nica y otras dolencias.
"Desde que pas¨® aquello tiene miedo a volar en avi¨®n y ya conduce muy poco", comentan Agnes y su marido, mientras esperan a que finalice el reconocimiento m¨¦dico. Aseguran que es falso que Segundo Marey trabajara en la cooperativa Sokoa, como insistentemente repiten los implicados en la primera acci¨®n reivindicada por los GAL.
"Era representante de muebles de cocina en la empresa Colectivit¨¦ Services, que es cierto que ten¨ªa entre sus clientes a las cooperativas Sokoa, pero nada m¨¢s. Ni era etarra ni trabajaba en esa cooperativa", dice el yerno. ?ste y la abogada Tubau est¨¢n convencidos de que los acusados machacan esta falsedad para hacer creer que Marey ten¨ªa algo que ver con ETA y con su cooperativa de Hendaya (Francia).
El primer secuestrado oficial de los GAL deber¨¢ regresar a la cl¨ªnica forense de Madrid, para un nuevo reconocimiento, el d¨ªa anterior al que tenga que declarar en el juicio.
El examen servir¨¢ para evaluar la indemnizaci¨®n a que tiene derecho por los nueve d¨ªas que estuvo cautivo en una caba?a.
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