Suya es la fiestaJOSEP RAMONEDA
La victoria del TDK Manresa en la Liga ACB de baloncesto provoc¨® menos ruido en los cielos de Catalu?a que la victoria del Real Madrid en la Copa de Europa de f¨²tbol. Mejor para los manresanos. El TDK Manresa es un equipo de baloncesto que no representa a nadie m¨¢s que a s¨ª mismo. Y sin otras pretensiones que el orgullo profesional de sus jugadores y las ganas de dar una alegr¨ªa a su afici¨®n, ha llegado a la cumbre. Suya es la fiesta. Su victoria deber¨ªa ser un s¨ªntoma de normalidad deportiva. Una normalidad que acabar¨¢ con estad¨ªsticas como la que dice que hasta la victoria del TDK s¨®lo tres equipos hab¨ªan ganado la Liga de baloncesto. Una estad¨ªstica que confirma algo ya sabido: el baloncesto, como el f¨²tbol, sigue manteniendo las jerarqu¨ªas establecidas durante los a?os de la dictadura. Si el TDK sigue desafiando las jerarqu¨ªas, es perfectamente previsible lo que ocurrir¨¢ en el futuro. El Barcelona sacar¨¢ el talonario, se llevar¨¢ a los mejores jugadores, qui¨¦n sabe si incluso al entrenador, y los del TDK volver¨¢n al papel de comparsas, que es el lugar que les tiene adjudicado el poder deportivo. Ocurri¨® recientemente con el Igualada en hockey sobre patines, como antes hab¨ªa ocurrido con otras muchas entidades que daban a Catalu?a un car¨¢cter deportivamente polic¨¦ntrico: el balonmano en Granollers; el hockey sobre patines en Igualada, Reus y Voltreg¨¤; el baloncesto en Badalona. Afortunadamente, al Barcelona no se le ha ocurrido crear secci¨®n de hockey sobre hierba porque en Terrassa ya podr¨ªan empezar a cerrar campos (o a preparar el bolsillo). No es nada nuevo. El monopolio que el Barcelona ejerce sobre el espacio deportivo catal¨¢n impide que crezca todo lo que nace fuera de su control. Los partidarios del nacionalcatalanismo deportivo creer¨¢n que hay que sacrificar a la patria cualquier idea de desarrollo arm¨®nico, que lo que se necesita es un equipo potente que represente al pa¨ªs y pasee la bandera, que para algunos sigue siendo lo ¨²nico importante. Es la reproducci¨®n especular del nacionalespa?olismo que representa el Madrid y que tanto detestan. En los pa¨ªses de vieja tradici¨®n democr¨¢tica la pluralidad social-deportiva es mucho mayor y el equilibrio mucho m¨¢s grande, con lo que la palabra competici¨®n adquiere su verdadero sentido. ?Cu¨¢ntos equipos de primera divisi¨®n tiene Londres? Incluso algunas organizaciones deportivas, la NBA por ejemplo, establecen mecanismos de equilibrio econ¨®mico que impiden las desigualdades excesivas. Puesto que en f¨²tbol la situaci¨®n ya es irreversible, ?por qu¨¦ no cambiar las cosas en el baloncesto? El Barcelona y el Real Madrid han hecho el rid¨ªculo esta temporada. ?Por qu¨¦ no aprovechar la circunstancia y que ambos cierren sus secciones de baloncesto? Probablemente ambos clubes saldr¨ªan ganando en lo econ¨®mico y la competici¨®n recuperar¨ªa su digno nombre. Para que haya competici¨®n tienen que darse unas m¨ªnimas condiciones de igualdad. Las condiciones que se dan en las principales competiciones espa?olas son de abuso y prepotencia. En f¨²tbol, por ejemplo, el Barcelona y el Madrid tienen presupuestos cuatro o cinco veces superiores a los de la mayor¨ªa de los equipos con los que compiten. ?Competici¨®n o conquista? S¨®lo la ineficiencia de estas entidades, m¨¢s el factor azar que todo juego contiene, hacen explicable que algunas veces no gane uno de los dos. Se dir¨¢ que el juego s¨®lo es un reflejo de la sociedad y que tambi¨¦n en ¨¦sta siempre ganan los mismos. E incluso tendremos que agradecerles que sean tan generosos que alguna vez permitan que ganen aquellos a los que no les toca. Pero abandonemos entonces toda ret¨®rica, dejemos de presentar como competici¨®n lo que s¨®lo es demostraci¨®n de poder. Algunos se preguntan por qu¨¦, en un momento de tanto auge del deporte espa?ol, las selecciones de baloncesto y f¨²tbol siguen estando por debajo de las expectativas. El desequilibrio sobre el que est¨¢n montados estos deportes puede ser una de las causas. El baloncesto ha dado este a?o un paso esperanzador. Tambi¨¦n en deporte hay que advertir contra las situaciones monopol¨ªsticas. ?O hay que dar definitivamente por perdida, en aras de la representatividad nacional del Bar?a, la posibilidad de un deporte catal¨¢n equilibrado como lo era antes de que el Barcelona empezar¨¢ su actitud depredadora? Tambi¨¦n en este tema habr¨¢ que dejar la resoluci¨®n en manos de Europa. Los ricos jugar¨¢n las ligas europeas y los pobres se repartir¨¢n las migajas de las competiciones nacionales. Si sirve de consuelo, por lo menos entonces competir¨¢n entre iguales.
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