La mayor empresa del mundo elige jefe
Lennart Johansson y Sepp Blatter se disputan hoy la sucesi¨®n de Havelange
Dicen los c¨ªnicos que el gran m¨¦rito de Joao Havelange ha sido vender el f¨²tbol al mejor postor y convertirse en uno de los hombres m¨¢s poderosos del mundo en el proceso. Nada que objetar, dice los pragm¨¢ticos. El amateurismo ha muerto con la revoluci¨®n cient¨ªfico-t¨¦cnica. Decir dinero ya no equivale a decir corrupci¨®n en el deporte. Todo lo contrario: el dinero es el fluido que da vida. Y cuanto m¨¢s, mejor. El mismo credo siguen el sueco Lennart Johansson y el suizo Sepp Blatter, los dos candidatos a la sucesi¨®n de Havelange que abandona el puesto de presidente de la FIFA despu¨¦s de 24 a?os en el poder. Sea quien sea quien hoy salga elegido en el congreso de Par¨ªs, la tendencia negocio no abandonar¨¢ al gran organismo del f¨²tbol mundial.Las diferencias entre ambos (un sueco de 68 a?os que lleva nueve dirigiendo la UEFA y un suizo de 62 que lleva 17 de mano derecha de Havelange como secretario general de la FIFA) son m¨¢s de tipo geopol¨ªtico o de celos antes que de ideales. Un gran cargo, el de jefe de la mayor empresa del mundo, est¨¢ en juego y hacerse con ¨¦l es lo fundamental; el resto es secundario, aunque se disfrace de ideales o de esl¨®ganes m¨¢s o menos afortunados.
Bajo el mandato de Havelange, un multimillonario brasile?o, de 86 a?os, que en 1974 se convirti¨® en el s¨¦ptimo presidente, la FIFA se ha convertido en una gran multinacional m¨¢s que en cualquier otro tipo de poder. El f¨²tbol mueve 240.000 millones de d¨®lares (unos 30 billones de pesetas) al a?o, le gusta decir a Havelange, m¨¢s que el presupuesto de la General Motors, la mayor empresa del mundo.
A la creaci¨®n de una aldea global de consumidores v¨ªa sat¨¦lite, a la multiplicaci¨®n de sus posibilidades comerciales para los grandes anunciantes y a la lucha de los grandes magnates para hacerse con ese mercado. En 1996 las empresas invirtieron 11.000 millones de d¨®lares (1,8 billones de pesetas) en patrocinio deportivo. Como dec¨ªa Rupert Murdoch, el m¨¢s conocido de los magnates, el deporte en directo es la ¨²nica locomotora que puede tirar de un canal de pago. Y el f¨²tbol es el deporte m¨¢s universal, con 198 pa¨ªses afiliados hasta ayer a la FIFA, aunque sea secundario en el gran mercado norteamericano. Siguiendo esa argumentaci¨®n, poco importaba qui¨¦n estuviera al frente de la FIFA, con tal de que no fuera especialmente est¨²pido y con tal de no dejar echar a perder su gran perla, casi el objetivo ¨²nico de su existencia y fuente fundamental de sus ingresos, la organizaci¨®n del Mundial cada cuatro a?os.
El Mundial de f¨²tbol, aun siendo monotem¨¢tico, es el acontecimiento deportivo que m¨¢s telespectadores atrae. Los Juegos Ol¨ªmpicos, que hasta 1984 mantuvieron la igualdad (unos 10.000 millones de espectadores en audiencia acumulada para ambos acontecimientos) se han rendido. Los Juegos de Atlanta 96 atrajeron a unos 20.000 millones de telespectadores; para Francia 98 las previsiones hablan de 37.000 millones (1.500 millones s¨®lo para la final del 12 de julio), es decir, casi el doble que Atlanta. Y aunque los ingresos por venta de los derechos televisivos suenen a irrisorios (la UER se hizo en 1987 con los derechos de los Mundiales de 1990, 94 y 98 por 344 millones de d¨®lares), el pr¨®ximo ciclo de tres Mundiales ha sido ya vendido por la FIFA al grupo Kirch por 2.200 millones de d¨®lares. Los ingresos de la FIFA generados por el Mundial han pasado de 3.500 millones de pesetas en Argentina 78 a 40.000 millones en Francia 98. Y al mismo ritmo crecer¨¢n los beneficios para la multinacional del f¨²tbol establecida en Z¨²rich: de los 2.800 millones argentinos se pasar¨¢ a los 24.000 millones franceses.
192 votos (uno por cada federaci¨®n con derecho) decidir¨¢n a las 13.00 horas qui¨¦n asume todo el poder. Johansson, que como presidente de la UEFA contaba de antemano con el apoyo de las 51 federaciones europeas, se ha trabajado sin embargo la desafecci¨®n de Inglaterra (molesta por el apoyo del sueco a Alemania para la organizaci¨®n del Mundial 2006) y de Francia (Michel Platini, el copresidente de Francia 98 ha entrado como segundo en la candidatura de Blatter). Cuenta Johansson con el apoyo de un Pel¨¦ en guerra con Havelange, pero el presidente saliente le ha asegurado el apoyo americano a su protegido.
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