Por debajo del l¨ªder ENRIC GONZ?LEZ
Y despu¨¦s de Pujol, ?qu¨¦? "Despu¨¦s de Pujol, el partido". Esa es la respuesta que invariablemente dan los dirigentes de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica de Catalunya (CDC) a toda pregunta sobre el hecho sucesorio. El propio Jordi Pujol sustenta la tesis de que, tras ¨¦l, s¨®lo una direcci¨®n m¨¢s o menos colegiada y una organizaci¨®n fuerte asegurar¨¢n la supervivencia de CDC. Y ha encargado a Pere Esteve, como secretario general, y Felip Puig, como secretario de organizaci¨®n, que engrandezcan la estructura, que la hagan s¨®lida y la doten de un corpus ideol¨®gico que trascienda la inspiraci¨®n del l¨ªder carism¨¢tico. Esteve y Puig han trabajado bien. CDC ya es, con mucho, el primer partido de Catalu?a en n¨²mero de militantes (m¨¢s de 35.000); tiende a lograr una implantaci¨®n interclasista a partir de sus or¨ªgenes mesocr¨¢ticos, y trata de combinar rasgos socialdem¨®cratas con un nacionalismo lo bastante abierto como para atraer a sectores no estrictamente nacionalistas. Pero antes del partido est¨¢ Pujol. Y para ilustrar ese orden de prioridades basta la conferencia de prensa ofrecida el lunes por Pere Esteve en nombre de la comisi¨®n ejecutiva. Esteve defendi¨® a capa y espada las brutales palabras utilizadas la v¨ªspera por Pujol para descalificar a Rodrigo Rato sin saber que a esas horas la disculpa escrita ya reposaba sobre la mesa del vicepresidente segundo y que la verbal s¨®lo estaba a la espera de establecer contacto telef¨®nico. Esteve no sab¨ªa nada de todo eso, o al menos eso dijo. Pujol hizo un mal papel el domingo, y el lunes, sin ninguna culpa, le toc¨® a Esteve el papel¨®n.
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