Hip¨®tesis y pruebas
La declaraci¨®n el pasado martes de Barrionuevo, completada ayer mediante los careos del ex ministro con Sacrist¨®bal y Damborenea, cerr¨® la fase del caso Marey dedicada a los interrogatorios de los doce procesados por el fiscal, los acusadores privados y los abogados. Las primeras sesiones de la vista oral han abierto una profunda brecha entre dos bloques de acusados. De un lado, los ocho polic¨ªas, Damborenea (ex secretario de los socialistas de Vizcaya) y Sancrist¨®bal (entonces gobernador civil de esa provincia) reconocen gran parte de los hechos del sumario (el secuestro en Francia del infortunado Segundo Marey, su rocambolesco traslado a una caba?a pr¨®xima a la localidad c¨¢ntabra de Colindres, su liberaci¨®n diez d¨ªas despu¨¦s), pero niegan otras acusaciones con el prop¨®sito de conseguir el cumplimiento de las condiciones necesarias para que el tribunal les absuelva por considerar prescritos sus delitos. De otro lado, tanto Barrionuevo como Vera rechazan la versi¨®n dada por sus coimputados, que les atribuyen un papel decisorio en el secuestro; el ex ministro, de a?adidura, pone en duda la veracidad del relato autoinculpatorio de los diez procesados, atribuyendo ese acto de masoquismo colectivo a una conspiraci¨®n pol¨ªtico-judicial-medi¨¢tica para hundir a los socialistas.A los once magistrados de la Sala Segunda corresponder¨¢ la tarea de apreciar y valorar las pruebas capaces de acreditar la veracidad de esos diferentes relatos, enfrentados entre s¨ª como dos locomotoras lanzadas a toda velocidad por la misma v¨ªa y en direcci¨®n opuesta. Tambi¨¦n el tribunal deber¨¢ pronunciarse sobre la eventual nulidad de las actuaciones, solicitada por los defensores de Barrionuevo y de Vera a cuenta de las supuestas irregularidades cometidas en el sumario por Baltasar Garz¨®n como juez de instrucci¨®n de la Audiencia Nacional; una posibilidad muy debilitada por el hecho de que el caso Marey fue objeto al llegar al Supremo de una segunda y posterior instrucci¨®n por el magistrado Eduardo M¨®ner. Finalmente, la Sala Segunda tendr¨¢ que pronunciarse igualmente sobre un debatido extremo: la prescripci¨®n de todos o de algunos de los tres delitos imputados a los acusados, esto es, determinar si ha transcurrido o no el plazo temporal fijado por la ley para considerar extinguida la responsabilidad penal correspondiente. Los expertos discrepan acerca de esta compleja materia. Aunque los abogados de los polic¨ªas, de Damborenea y de Sancrist¨®bal sostienen que han prescrito todos los delitos, otros juristas sostienen conclusiones distintas: mientras que para unos han prescrito ¨²nicamente dos de los tres delitos ( la malversaci¨®n de fondos reservados y la pertenencia a banda armada), para otros dicha prescripci¨®n tampoco existe a causa de su conexidad con el delito de secuestro. La sinceridad o la hipocres¨ªa de los reverenciales sombrerazos propinados al Supremo por los organizadores de los juicios paralelos en el caso Marey (sea para condenar a Barrionuevo, Vera y dem¨¢s acusados, sea para absolverlos) quedar¨¢ sometida a examen cuando el Supremo aprecie las pruebas, se pronuncie sobre la eventual nulidad de las actuaciones, establezca si han prescrito los delitos y dicte sentencia condenatoria o absolutoria de los doce procesados.
El respeto debido a los magistrados, a quienes el Estado de Derecho conf¨ªa de manera exclusiva la delicada tarea de establecer la verdad judicial del caso Marey de acuerdo con las garant¨ªas procesales y las leyes penales de nuestro ordenamiento jur¨ªdico, no impide a los ciudadanos expresar sus opiniones sobre las hip¨®tesis capaces de explicar de forma veros¨ªmil, econ¨®mica y fehaciente los hechos hist¨®ricos que sirven de soporte material al proceso. Desde ese punto de vista, la declaraci¨®n ante el Supremo de Barrionuevo es muy poco plausible. Ni el peor enemigo del ex ministro hubiera osado recomendarle una estrategia de defensa tan pesadamente ligada a la concepci¨®n conspirativa de la pol¨ªtica; ni tampoco el obcecado aferramiento de Barrionuevo a un doble y provocativo mensaje: negar los hechos para rehuir sus responsabilidad penales y reivindicar al tiempo impl¨ªcitamente sus m¨¦ritos pol¨ªticos por haber combatido el terrorismo mediante la guerra sucia.
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