La casa de los esp¨ªritus

La veda la abri¨® Sabin Intaxurraga (EA) con su trueno de voz, que examina la personalidad de los micr¨®fonos: "Frente al esp¨ªritu de Las Ventas, la ley est¨¢ enmarcada en el esp¨ªritu de Stormont". Se iniciaba as¨ª un debate ideol¨®gico-espiritual que acabar¨ªa impregnando la sesi¨®n y obligando a sus se?or¨ªas a recurrir a la memor¨ªa y a la capacidad ir¨®nico-pol¨ªtica de improvisaci¨®n. Sano y saludable ejercicio que obliga, cuando menos, a impregnar de est¨¦tica las razones ¨¦ticas que fundamentan el trabajo de la C¨¢mara. Maite Pagazaurtundua acept¨® el guante y no se resisti¨® a la interpretaci¨®n espiritual que sobrevolaba la estancia: "Entre el esp¨ªtu de la Ventas y el esp¨ªritu de Stormont, yo sugiero el esp¨ªritu de Chantilly, que no es una crema azucarada, sino el lugar de concentraci¨®n de la selecci¨®n espa?ola, dirigida por un vasco, creo que afiliado al PNV, y con presencia notable de jugadores vascos". Fina iron¨ªa. La dial¨¦ctica de lo obvio estaba condenado a la planicie de los espiritual como argumento ideol¨®gico, memoria de la transici¨®n y fe de la evoluci¨°n de todos y cada uno de los grupos parlamentarios. Intxaurraga, empe?ado en solemnizar lo cotidiano (campe¨®n de Espa?a, seg¨²n desvel¨®), le avis¨® a Pagazaurtundua de lo que iba a decir: "Escuche" -traducci¨®n populista del mire usted de cada d¨ªa-, "le recuerdo aquel discurso de Felipe Gonz¨¢lez que fue batizado como el esp¨ªritu de Anoeta", dijo reclamando aquella comprensi¨®n para entender esta ley. La portavoz socialista no se arredr¨® y en la r¨¦plica se balance¨® entre la moderaci¨®n argumental y el exceso dial¨¦ctico: "Los socialistas renunciamos al marxismo y a la lucha de clases [murmullo en los esca?os de HB] y ser¨ªa bueno que los nacionalistas renunciaran a la ideolog¨ªa de Sabino Arana y a la xenofobia antiespa?olista". Pagazaurtundua reconoci¨® el exceso y retir¨® lo dicho, pero antes ampli¨® la casa de los esp¨ªritus reclamando la presencia en la C¨¢mara del "esp¨ªritu del Arriaga" en compa?¨ªa del de Anoeta. Definitivamente la "guija", juego inici¨¢tico del espiritismo, se hab¨ªa apoderado del Parlamento entre la poderosa voz de Intxaurraga, el tono tertuliano de Pagazaurtundua y el sonido monocorde de I?igo Urkullu, enredado en el procedimiento m¨¢s que en el trasunto: una versi¨®n modernista del debate et¨¦reo entre el huevo y el fuero. Los esp¨ªritus, a cambio, promovieron, un saludable debate ideol¨®gico. La mec¨¢nica hizo el resto.