Formato de bolsillo

Cuatro hombres vestidos de negro y Wim Mertens con su atuendo habitual de pantal¨®n oscuro y camisa blanca: concierto para piano y metales. El compositor belga vino a presentar Integer valor, como anticipo de una gira espa?ola prevista para oto?o. Un disco inspirado que se enmarca en la l¨ªnea orquestal iniciada a principios de los a?os noventa con Shot and echo y luego Jardin clos. En la grabaci¨®n trabajaron veinte m¨²sicos pero viajar con tanta gente cuesta una pasta en dietas, hoteles y pagas. Y no est¨¢ el patio para derroches. As¨ª que Mertens tiene que prescindir en directo de secci¨®n de cuerda y contentarse con sus cuatro mosqueteros.

Tendencias

En su regreso a Madrid, despu¨¦s de dos a?os, estuvo lejos de llenar la sala. Los tiempos dorados del minimalismo y las nuevas m¨²sicas pasaron y las tendencias van hoy por otros derroteros. ?l, sin embargo, sigue con sus repeticiones y ritmos elementales en los que suele irrumpir la voz. Y es que Mertens insiste en cantar. Est¨¢ en su derecho, faltar¨ªa m¨¢s, aunque puede llegar a resultar desesperante.Una vez superados los problemas de sonido, Mertens y sus instrumentistas se aventuraron por una primera parte m¨¢s bien l¨ªrica -con distintas piezas cortas que parec¨ªan integrarse en una ¨²nica obra- y una segunda m¨¢s contundente. Sin grandes innovaciones, que no es ¨¦se el objetivo de este graduado en ciencias pol¨ªticas y musicolog¨ªa a quien le parece sospechosa la sola idea de novedad o cambio. Su lenta evoluci¨®n se traduce en las diferentes instrumentaciones elegidas: reiteraci¨®n en las obsesiones pero con cierta variedad de registros.

Lejos ya de alucinaciones colectivas o de apresurados linchamientos, y atenuadas tanto las pasiones enfermizas como las fobias exageradas, Wim Mertens se encuentra, a sus 45 a?os reci¨¦n cumplidos, ante una situaci¨®n en la que ¨²nicamente importa la belleza de algunas de sus melod¨ªas. Salimos todos ganando.