La derrota m¨¢s inesperada
El seleccionador dise?¨® un gui¨®n hace semanas y termin¨® con otro bien distinto
Una pregunta martilleaba las cabezas espa?olas en las entra?as de La Beaujoire, el impecable estadio de Nantes, sede de la derrota m¨¢s inesperada del grupo de Javier Clemente: ?c¨®mo es posible que un equipo que ten¨ªa tan claro c¨®mo jugar, acabara tan confuso? No hubo respuesta oficial, y las interpretaciones fueron muchas.La mayor¨ªa apunt¨® a Clemente. Le hab¨ªa delatado una imagen. No faltaba ni media hora para el estreno, y el t¨¦cnico estaba en mitad de la cancha peloteando con Nadal, gesticulando con Iv¨¢n Campo y, de paso, parlamentando con Alfonso y Ra¨²l. No resultaba una actitud tranquilizadora. Respasar el gui¨®n hasta tal extremo cuando se hab¨ªa dispuesto de semanas para prepararlo no parec¨ªa precisamente un buen s¨ªntoma.
Clemente hab¨ªa sorprendido un d¨ªa m¨¢s con la alineaci¨®n, una costumbre que le permite marcar distancias con los periodistas y, al tiempo, mantener la atenci¨®n y tensi¨®n de los jugadores. Pero en esta ocasi¨®n pareci¨® que ¨¦l mismo hab¨ªa acabado siendo v¨ªctima de su golpe de mano. Los futbolistas adivinaban, tras haber visto el segundo video de Nigeria, que jugar¨ªan los GEO, como dijo en tono bromista un miembro de la expedici¨®n, pero nadie adivin¨® la forma c¨®mo se acabaron repartiendo por la cancha.
El partido pintaba desde el primer d¨ªa para gente f¨ªsica, de gran envergadura en el espinazo y veloces en banda, y combativa, dispuesta a honrar la dedicatoria que el seleccionador le puso a Arantxa S¨¢nchez Vicario en la zamarra regalo de Pizzi, un ariete al que la tenista admira por su garra: "Para Arantxa", escribi¨®, "por habernos ense?ado c¨®mo se puede ser campe¨®n en Par¨ªs".
Obsesionado con adelantar la puesta a punto de la selecci¨®n al primer partido, el t¨¦cnico trabaj¨® a su gente con ganas y dio a entender que no hab¨ªa sitio para los livianos ni los faltos de ritmo. "Moro, te voy a seguir para ver si te machacas", le dijo a Morientes, en pleno entrenamiento. "Tiene mucho cuerpo y hay que trabajarlo". "Los quiero a todos listos para el primer d¨ªa", inst¨® a los m¨¦dicos y fisioterapeutas, que trabajaron a diario la pubalgia de Ra¨²l, la lumbalgia de Morientes y los tobillos tanto de Hierro como Alfonso. "Si a los jugadores los controlo, a los que no son futbolistas no les dejo respirar. El equipo necesita una atenci¨®n perfecta".
Tuvo el t¨¦cnico a todo el equipo preparado para el deb¨², y el grupo al completo sab¨ªa tanto lo que deb¨ªa hacer como lo que no era recomendable. Le obsesionaban dos asuntos: reducir los espacios y evitar que Nigeria tocara el bal¨®n, as¨ª que se impon¨ªa una buena l¨ªnea de presi¨®n y una buena concentraci¨®n y, por otra parte, adivinaba que los nigerianos ten¨ªan problemas en los flancos y en el juego a¨¦reo. "Hay que entrar por las bandas y por detr¨¢s de los centrales, porque son muy fuertes por el centro", insisti¨® Clemente a sus futbolistas.
La tesis del seleccionador justificar¨ªa la alineaci¨®n de Alfonso, un punta gustoso de sacar a los marcadores de su zona; de Ra¨²l y Luis Enrique como interiores abiertos, y Kiko, como segundo delantero llegador. La sorpresa fue la entrada en escena de Nadal como un segundo medio centro, justo al lado de Hierro, en un puesto que inicialmente parec¨ªa reservado a Amor, decisi¨®n que comport¨® adem¨¢s la alineaci¨®n de Iv¨¢n Campo como central.
M¨¢s que en contrarrestar el f¨²tbol del rival, el seleccionador se equivoc¨® en el desarrollo del juego de su propio equipo. Nadal acab¨® por no saber si era medio centro, central o libre, aunque sali¨® del campo lesionado. El deambular del azulgrana por los distintos puestos del campo expres¨® la desubicaci¨®n espa?ola en la cancha desde la arrancada: empez¨® el equipo con Hierro y Nadal en el ombligo del campo y acab¨® con Celades y Amor. Dos mundos en un partido.
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