Presupuestos para la estabilidad y la convergencia con Europa
El autor rechaza las cr¨ªticas del PSOE y afirma que en el proceso de ajuste del gasto p¨²blico se est¨¢ cumpliendo el Pacto de Toledo
Es incre¨ªble y lamentable el espect¨¢culo ya casi sistem¨¢tico que est¨¢n dando algunos dirigentes del PSOE, al levantar fantasmas y formular toda clase de augurios fatalistas derivados, en su opini¨®n, de la pol¨ªtica presupuestaria aplicada por el PP desde mayo de 1996.Es incre¨ªble porque, como veremos luego, las caracter¨ªsticas que definen esta pol¨ªtica econ¨®mica, y en particular los Presupuestos espa?oles, le dan a la misma una solvencia y credibilidad claramente reconocidas por los mercados, como se pone de manifiesto en la elevada confianza de los consumidores, el dinamismo de las inversiones creadoras de empleo y la bajada de los tipos de inter¨¦s de cr¨¦ditos e hipotecas, as¨ª como por las instituciones, como son el Fondo Monetario Internacional, la OCDE y la Comisi¨®n Europea, entre otros, que constituyen el m¨¢s importante punto de referencia de an¨¢lisis y valoraci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica de los pa¨ªses.
Por supuesto que el argumento de autoridad no debe ser la base fundamental para transmitir serenidad y confianza a los ciudadanos espa?oles de que se est¨¢ aplicando una pol¨ªtica econ¨®mica correcta y que, por tanto, todo lo que constituye la base del bienestar social, como son las pensiones, la sanidad y la educci¨®n, se asienta sobre pilares s¨®lidos. Aunque el prestigio, la seriedad y la objetividad de tales instituciones largamente demostrados parecen estar en entredicho para algunos dirigentes del PSOE, a no ser que nos est¨¦n concediendo una capacidad sobrehumana de embaucar a todo el mundo.
El espect¨¢culo que est¨¢n montando algunos dirigentes socialistas es, adem¨¢s de incre¨ªble, lamentable porque ese bald¨ªo e infundado esfuerzo para intentar generar desconfianza y temores podr¨ªa ser aplicado a otros fines m¨¢s constructivos y realistas, en lugar de dedicarse a ser agoreros, oficio en el que se han mostrado poco afortunados. En el oto?o de 1996, el se?or Borrell afirmaba con rotundidad en una entrevista que no cumplir¨ªamos el Programa de Convergencia, es decir, que no estar¨ªamos en el euro. A comienzos de 1997, el se?or Gonz¨¢lez vino a acompa?ar al se?or Borrell en la afirmaci¨®n tajante y solemne de que antes del verano tendr¨ªamos que llevar a cabo un recorte presupusetario. Claro que esos augurios ten¨ªan su l¨®gica en unos dirigentes socialistas que varios a?os antes, como recordar¨¢n todos los espa?oles, afirmaron que cuando el PP accediese al Gobierno rebajar¨ªa las prestaciones sociales y se recortar¨ªan las pensiones.
Seguramente todas esas afirmaciones y malos augurios ten¨ªan para ellos un claro fundamento, no en las intenciones del PP, sino en el propio estado deplorable en el que los socialistas hab¨ªan dejado las finanzas p¨²blicas, generando unas insuficiencias, hasta finales de 1995, de 721.000 millones de pesetas que hubo que regularizar en el verano de 1996. Es sabido que se cumpli¨® en 1996 el objetivo de d¨¦ficit p¨²blico establecido en el Programa de Convergencia, y que en 1997 dicho d¨¦ficit qued¨® 4 d¨¦cimas por debajo del 3% fijado en el Tratado de la Uni¨®n para acceder al euro. En el pasado a?o, no s¨®lo hab¨ªamos cumplido lo requerido para entrar en el euro, sino que en los ¨²ltimos meses de 1997 pudimos hacer un suplemento de cr¨¦dito para dar un mayor impulso a las inversiones p¨²blicas, es decir, las ant¨ªpodas del recorte de prestaciones vaticinado.
Vamos a tratar de explicar con cierta sistem¨¢tica las principales caracter¨ªsticas que tiene la pol¨ªtica presupuestaria, avalada por las cifras, que venimos aplicando desde mayo de 1996.
En primer lugar hay que destacar la importante reducci¨®n del d¨¦ficit de las Administraciones p¨²blicas, que ha pasado del 7,3% en t¨¦rminos de contabilidad nacoinal en 1995, al 2,6% en 1997, habi¨¦ndose reducido por tanto en 4,7 puntos porcentuales. Este importe contrasta con la reducci¨®n media registrada en los pa¨ªses de la OCDE, que fue de 2 puntos, y en la UE, de 2,6 puntos.
Los ejercicios 1996 y 1997 han constituido el precedente por el que las instituciones comunitarias han confirmado, sin ning¨²n margen de duda, el d¨¦ficit notificado por Espa?a. En a?os anteriores, bajo el Gobierno del PSOE, no exist¨ªan muchas de las normas comunitarias actuales que normalizan y tipifican los supuestos bajo los cuales se debe calcular el d¨¦ficit, lo que otorg¨® al gobierno socialista un margen de actuaci¨®n que favorec¨ªa el resultado final de d¨¦ficit y que, desde la normativa actual, ser¨ªan inviables. ?ste es el caso del destino de los ingresos derivados de privatizaciones que se dirig¨ªan en esos a?os a reducir el d¨¦ficit, supuesto que actualmente es imposible, ya que las instituciones comunitarios -Eurostat- impiden que dichos recursos contribuyan a la reducci¨®n del d¨¦ficit, debiendo tener como destino ¨²nico la disminuci¨®n de la deuda.
El segundo aspecto destacable del ajuste es que la reducci¨®n del d¨¦ficit se ha concentrado en la contenci¨®n del gasto y especialmente sobre el gasto corriente. La reducci¨®n del d¨¦ficit ha reca¨ªdo en un 75% (3,5 pp PIB) sobre la vertiente del gasto, aportando los ingresos el resto. El gasto ha reducido su peso en la econom¨ªa en estos a?os del 47,7% del PIB en 1995 al 44,2% en 1997. El Gobierno ha introducido una serie de medidas de disciplina para garantizar que los cr¨¦ditos presupuestarios aprobados para necesidades fundamentales no se gasten en otras cosas (reforzando la vinculaci¨®n de cr¨¦ditos), para bloquear el dinero destinado a hacer una obra p¨²blica (exigiendo la retenci¨®n de cr¨¦dito previo), no adquirir compromisos o firmar convenios sin contar con si existe dinero o no para financiarlos (aprobaci¨®n previa de convenios por el Consejo de Ministros).
En este apartado hay que hacer referencia al tan comentado tema de las modificaciones presupuestarias. Aqu¨ª es importante prestar atenci¨®n a cu¨¢les son las modificaciones de cr¨¦dito permitidas actualmente de acuerdo con las limitaciones que se han introducido por el actual Gobierno en la legislaci¨®n presupuestaria. A t¨ªtulo de ejemplo, en materia de incorporaciones de cr¨¦dito de ejercicios anteriores, ¨²nicamente est¨¢n autorizadas aquellas que derivan de alguna ley, como es el caso del Fondo de Compensaci¨®n Interterritorial, caso al que la propia Ley Org¨¢nica de Financiaci¨®n de las Comunidades Aut¨®nomas obliga a la incorporaci¨®n de los remanentes de un ejercicio al siguiente. Otro grupo de modificaciones son las que se derivan de las generaciones de cr¨¦dito, caso en el que no se produce mayor d¨¦ficit, ya que conllevan su propia financiaci¨®n, es decir, ingresos adicionales a los presupuestados para atender esos gastos tambi¨¦n adicionales. ?stos son algunos ejemplos de modificaciones que al explicarse por argumentos tan s¨®lidos como los expuestos, las justifican, ahora y con Gobiernos anteriores.
Otras modificaciones de cr¨¦dito realizadas en 1997 y 1998, son las ampliaciones por canje de deuda de a?os anteriores emitida por el Estado, a tipos de inter¨¦s elevados por deuda nueva a tipos de inter¨¦s mucho m¨¢s reducidos. Esta medida ha supuesto hasta el momento un gasto adicional de unos 300.000 millones de pesetas, si bien garantiza la reducci¨®n del gasto por este concepto en ejercicios futuros, contribuyendo as¨ª a la sostenibilidad presupuestaria.
Un tercer punto a resaltar es el que se refiere al d¨¦ficit estructural, es decir, el d¨¦ficit que existir¨ªa con un crecimiento pr¨®ximo al pleno empleo de los recursos. En los dos ¨²ltimos a?os, y seg¨²n la OCDE, el d¨¦ficit p¨²blico estructural de la econom¨ªa espa?ola se ha reducido desde el 5,3% del PIB en 1995 hasta el 1,5% en 1997, es decir, 3,8 puntos porcentuales. Esto significa que de la reducci¨®n total del d¨¦ficit (4,7 pp), un 80,8% viene explicada por el ajuste en su componente estructural, lo que pone de manifiesto que el ajuste presupuestario no se puede atribuir m¨¢s que en una m¨ªnima parte a la fase expansiva del ciclo. La reducci¨®n de este componente del d¨¦ficit ha sido menos en la UE (2,8 puntos) y la OCDE (1,9 puntos). Con estos datos queda de manifiesto que Espa?a se halla en 1997 en una situaci¨®n favorable de cara al cumplimiento del Plan de Estabilidad y Crecimiento (PEC).
La cuarta caracter¨ªstica es la importante mejora del saldo primario, saldo que mide la diferencia entre ingresos y gastos excluyendo de ¨¦stos los gastos financieros, es decir, los relacionados con la deuda del pasado. Este ejercicio es elemental, ya que demuestra que la reducci¨®n del d¨¦ficit no se ha producido s¨®lo y fundamentalmente por la ca¨ªda de los tipos de inter¨¦s sino que, por el contrario, haciendo abstracci¨®n de ese apartado (gastos financieros) el saldo es positivo. En 1995 existi¨® un d¨¦ficit primario del 1,8% del PIB, muy superior al 0,3% de la OCDE y de la UE, es decir, en dicho a?o no s¨®lo hubo que financiar el pago de intereses con nueva deuda, sino tambi¨¦n parte (1,25 billones) de los gastos del ejercicio, lo que provoca una situaci¨®n de deterioro presupuestario creciente. En cambio, en 1997 Espa?a registr¨® un super¨¢vit primario del 1,9% del PIB, cifra similar a la de la UE y claramene superior a la de la OCDE.
Por ¨²ltimo, hay que destacar que se cumple la llamada "regla de oro", es decir, que el d¨¦ficit es inferior a la inversi¨®n p¨²blica realizada, lo que tiene un significado econ¨®mico profundo, porque es mucho m¨¢s negativo para el potencial de crecimiento econ¨®mico un d¨¦ficit destinado a gastos corrientes que un d¨¦ficit por razones de incremento de la inversi¨®n p¨²blica. En 1997 la inversi¨®n p¨²blica del 3,1% del PIB se coloc¨® medio punto por encima de d¨¦ficit que, como ya se ha dicho, fue del 2,6%.
Debiera quedar claro, para terminar, que todo el proceso de ajuste del gasto, su p¨¦rdida de peso en el PIB y su contribuci¨®n a la reducci¨®n del d¨¦ficit estructural, se est¨¢ llevando a cabo dentro de un proceso en el que se cumple el Pacto de Toledo, de mantenimiento e incluso mejora del poder adquisitivo de las pensiones, se asume un mayor gasto sanitario, se aborda la profesionalizaci¨®n del Ej¨¦rcito, y se tienen en cuenta los mayores gastos que exige la aplicaci¨®n de la LOGSE. Todo ello a la vez que se mantiene el ritmo inversor por encima del d¨¦ficit, y se contempla la asunci¨®n futura de temas como el de las indemnizaciones por la colza. Tal y como ha quedado demostrado en los dos ¨²ltimos a?os, tales pol¨ªticas se aplican de manera compatible con el objetivo de continuar reduciendo el d¨¦ficit p¨²blico y podemos afirmar ya con claridad que en 1998 queda garantizado un objetivo de d¨¦ficit del 2,2% del PIB para el conjunto de las Administraciones p¨²blicas.
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