Expectaci¨®n injustificada
El estreno de Luna de Jos¨¦ Mar¨ªa Cano hab¨ªa levantado una polvareda de cr¨ªticas y pol¨¦micas que la m¨²sica ha venido a disipar con la fuerza de la evidencia. Luna ni es tan abominable como sus detractores anunciaban, ni tan genial como nos hab¨ªa vendido una mercadotecnia que para s¨ª habr¨ªa querido un don Manuel de Falla.Cano ha apostado en esta obra por el caballo ganador. Melod¨ªas pegadizas, ritmos con sabor a espa?olada y armon¨ªas de andar por casa, de esas que subyugan a las se?oras de bien. A?¨¢dase una orquestaci¨®n sobrecargada y una recurrencia a lugares comunes propios de un m¨²sico de revista de finales del diecinueve. Cosas como el Pasodoble de la luna, que interpreta Pl¨¢cido Domingo, suenan a naftalina rancia. En cambio, la escena del conjuro combina elementos arm¨®nicos tan dispares que uno se pregunta si la m¨²sica ha salido de la misma pluma que el resto de los fragmentos escuchados anoche en Valencia.
Luna Jos¨¦ Mar¨ªa Cano: Luna (estreno mundial)
Pl¨¢cido Domingo, Ainoha Arteta, Agnes Baltsa y Mar¨ªa Jos¨¦ Martos. Coro de Valencia y Orquesta Sinf¨®nica de la Comunidad Valenciana. Director: Yves Abel. Palau de la M¨²sica. Valencia, 15 de junio.
Pues de fragmentos, inconexos entre s¨ª y carentes de un hilo dram¨¢tico conductor, se nutri¨® este supuesto estreno de Luna. Ya parece chocante que el programa del concierto agrupase los extractos de la partitura sin observar un orden de continuidad en el argumento, como si en realidad lo que se estrenaba fuera un anticipo de una obra en proceso de composici¨®n. Cano sostiene que la partitura est¨¢ concluida y, desde tal afirmaci¨®n, cabe preguntarse por la necesidad o la urgencia de esta presentaci¨®n fragmentaria de la misma. La ¨²nica explicaci¨®n plausible -pol¨¦micas aparte- ser¨ªa la oportunidad de compactar en un acto previo al estreno definitivo las secuencias musicales con mayor gancho popular.
Indudablemente, la presencia de un reparto insuperable, con Pl¨¢cido Domingo, Ainoha Arteta, Agnes Baltsa y Mar¨ªa Jos¨¦ Martos, ha contribuido a que el acto de anoche obtuviera una respuesta tan calurosa por parte del p¨²blico que llen¨® hasta la bandera el Palau de la M¨²sica de Valencia. La Orquesta Sinf¨®nica de la Comunidad Valenciana fue un plus a?adido. Yves Abel, a pesar de la brevedad de los ensayos, logr¨® un estupendo rendimiento de la orquesta. El Coro de Valencia cumpli¨® su parte con gran dignidad.
Esta ¨®pera de Cano, que algunos prefieren calificar como un musical , merece sin duda un an¨¢lisis m¨¢s detallado, que s¨®lo a partir de una representaci¨®n esc¨¦nica podr¨ªa acometerse con un m¨ªnimo de objetividad. El producto escuchado ayer s¨®lo autoriza a pensar que el popular autor Jos¨¦ Mar¨ªa Cano, excelente oyente de la m¨²sica cl¨¢sica espa?ola del siglo XX, posee una inventiva mel¨®dica quiz¨¢ demasiado contaminada por los gui?os a ¨¦pocas y estilos pret¨¦ritos. Sobre tal caldo de cultivo, y con la ayuda de una gran intuici¨®n de la mercadotecnia, ha sabido construir lo que nuestro p¨²blico espa?ol necesitaba oir para convencerse de que la cultura musical est¨¢ al alcance de cualquiera. Quiz¨¢ la m¨²sica contempor¨¢nea va a contracorriente de esos gustos. Pues bien: he aqu¨ª una m¨²sica que se va a vender y exportar como s¨ªmbolo de una cultura popular, muy acorde con los signos de los tiempos.
Babelia
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