En mi ciudad, no; en mi pueblo, no. Por favor...
Leo con inter¨¦s al principio y despu¨¦s con creciente preocupaci¨®n la noticia de que 355 de mis vecinos han presentado firmas ante el Ayuntamiento de M¨®stoles para que se desestime la instalaci¨®n de una casa de acogida de menores cerca de su domicilio.Noticias as¨ª no son nuevas, suelen ser difundidas peri¨®dicamente en prensa o televisi¨®n. Pero lo que me motiva a escribir esta carta es el hecho de que en mi ciudad, en mi pueblo, entre mis vecinos, s¨ª constituye una novedad. Orgulloso como me he venido manifestando de pertenecer a este colectivo, donde se dan cita el mayor n¨²mero de nacionalidades de toda la comunidad aut¨®noma, lo que es casi tanto como decir del pa¨ªs, la aparici¨®n de este caso de intolerancia me llena de tristeza.
Argumentos por parte de los firmantes no faltan: que si han pagado mucho por sus viviendas, que va a afectar a su seguridad y la de sus hijos, que nadie les inform¨® en su d¨ªa, etc¨¦tera. Excusas, en definitiva, que dejan al descubierto un problema mucho m¨¢s profundo: una falta total y absoluta de solidaridad, encubierta en acusaciones previas de falta de honradez hacia unos chavales a los que la vida, desde muy temprano, les ha ense?ado los dientes. Por no hablar del tufillo elitista que se desprende de sus declaraciones.
Se?ores vecinos, qu¨¦ fant¨¢stica ocasi¨®n tienen ante ustedes de manifestarse orgullosos de la oportunidad que se les presenta, al poder acoger a estos nuevos vecinos que, aun siendo j¨®venes, saben ya de las dificultades, la intolerancia y el maltrato m¨¢s de lo que a sus hijos o a los m¨ªos les deseo que aprendan en toda su vida.
Colaborar a que estos ni?os var¨ªen, en la medida de lo posible, sus sentimientos hacia la vida, en un entorno favorable, es una m¨¢s de las ventajas que la compra de sus pisos, ¨¦sos que con tanto esfuerzo y trabajo han comprado, les ofrece, y el valor de ¨¦stos, lejos de mermar, aumentar¨¢ al adquirir el nombre de barrio de la solidaridad.- .
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