Chipre y la UE, o jugar con fuego
La tensi¨®n en Chipre vuelve a dispararse. Turqu¨ªa y Grecia, los dos aliados nominales en la OTAN y enemigos en todo lo dem¨¢s se vuelven a intercambiar advertencias, improperios y alguna demostraci¨®n de fuerza con fines intimidatorios. La realizaci¨®n de maniobras conjuntas entre Atenas y el Estado greco-chipriota, con presencia de aviones de combate griegos en la isla, ha provocado la inmediata reacci¨®n de Ankara, que, a su vez, ha enviado seis F-16 a la parte norte de la isla. Ankara tambi¨¦n ha mandado buques al puerto chipriota de Kyrenia.En los 24 a?os que ya se prolonga la divisi¨®n de la isla han sido muchas las ocasiones en que Ankara y Atenas han estado cerca de un conflicto realmente serio en la isla. Estados Unidos y, en menor medida, los aliados europeos de ambos han evitado siempre que esto sucediera
La persistencia de la guerra fr¨ªa fue, parad¨®jicamente, una especie de garant¨ªa de que este conflicto no estallara, pese al inmenso potencial b¨¦lico que tiene.
Y sin embargo, la crisis end¨¦mica chipriota, con seguridad uno de los conflictos m¨¢s anquilosados y de dif¨ªcil soluci¨®n en la actualidad, puede estar movi¨¦ndose en una direcci¨®n altamente peligrosa. El primer ministro turco Mesut Yilmaz ha declarado que ?Turqu¨ªa no quiere guerra en Chipre, pero la posibilidad de la misma depende ante todo de la actitud de los grecochipriotas?.
Tienen en parte raz¨®n las fuentes de la Uni¨®n Europea (UE) cuando dicen que la actitud de Turqu¨ªa respecto a Chipre se ha endurecido por causas no estrictamente relacionadas con la isla. Por supuesto que es as¨ª. Pero en parte es la UE la que debiera plantearse si no tiene una considerable responsabilidad en que haya sucedido. La cumbre de la UE en Cardiff ha sido, como ¨²ltimamente parece ser habitual, una nueva afrenta a Turqu¨ªa. Se evita todo acercamiento, se posponen promesas hechas en su d¨ªa y se permite que Atenas decida toda la agenda pol¨ªtica de la Uni¨®n respecto a los turcos.
La marginaci¨®n sistem¨¢tica de Ankara como candidato, incluso a largu¨ªsimo plazo, a la admisi¨®n en el club europeo es un error hist¨®rico al que viene siendo inducida la UE por Grecia desde hace demasiado tiempo. Imponer a Turqu¨ªa una frustraci¨®n tras otra con la insistencia con que se viene haciendo puede tener un costo muy alto. En lo que respecta a la estabilidad interna de este gran pa¨ªs aliado de Occidente y los esfuerzos de gran parte de su sociedad por profundizar en la democracia y reformar el estado. Por el contrario, hay quienes parecen empe?ados en arrinconar a Turqu¨ªa y provocarla a actitudes militaristas para despu¨¦s descartarla como socio y aliado.
No otro sentido pueden tener los planes -ya en marcha- de despliegue en la parte greco- chipriota de misiles S-300 de Rusia, cuya instalaci¨®n est¨¢ prevista este a?o. El Gobierno de Yilmaz no puede permitirse mostrar debilidad ante lo que un¨¢nimemente se considera en Turqu¨ªa como una provocaci¨®n griega. Parece evidente el inter¨¦s de Nicosia de forzar la situaci¨®n con un rearme y una ofensiva sistem¨¢tica contra los turcos en los foros internacionales en general, pero especialmente en la UE.
El a?o pr¨®ximo se celebrar¨¢n elecciones en Turqu¨ªa. La UE y Grecia muy en particular deber¨ªan estar interesados en que la situaci¨®n interna de este poderoso vecino se desarrolle con estabilidad hacia la hegemon¨ªa de fuerzas favorables a una reforma que desmilitarice el poder en Ankara y fortalezca los lazos occidentales de aquel pa¨ªs. Curiosamente parecen estar empe?ados en hacer todo lo contrario. As¨ª no solo no solucionar¨¢n el conflicto de Chipre, sino posiblemente est¨¦n generando alguno otro adicional y no menos grave.
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