Los testigos y la v¨ªctima
Hay profesiones que imprimen car¨¢cter: el sacerdocio y la arquitectura, por ejemplo. La pol¨ªtica tambi¨¦n. Un pol¨ªtico act¨²a como tal en cualquier lugar y circunstancia: como testigo en un tribunal, pescando salmones o anunciando sus compromisos sentimentales. Las comparecencias de ?lvarez Cascos y Felipe Gonz¨¢lez como testigos del juicio por el caso Marey apenas dejan huellas judiciales, su clave era pol¨ªtica. A Cascos le interesaba seguir enredando la madeja, y lo consigui¨®: entr¨® para hablar de una reuni¨®n con los abogados de Amedo y Dom¨ªnguez y sali¨® habiendo a?adido tres reuniones m¨¢s en el ovillo, con Barrionuevo de por medio. Gonz¨¢lez, como dijo un magistrado, ofreci¨® ante la sala la entrevista m¨¢s larga que ha hecho en su vida. L¨¢stima que apenas se dijo nada concreto respecto al caso Marey.No esperaba demasiado el tribunal de las intervenciones de estos dos testigos. Hab¨ªan sido aceptadas como concesi¨®n a las partes, para que dejaran de darles la lata. Cascos s¨®lo aport¨® malas vibraciones: esta sensaci¨®n de trapicheo con las cosas graves que dan los malos pol¨ªticos, esta malsana idea de que en pol¨ªtica todo es l¨ªcito con tal de conseguir el poder, propia de aquellos que por falta de tradici¨®n democr¨¢tica desconocen la importancia de los procedimientos y de la dignidad en el ejercicio de la funci¨®n p¨²blica. Gonz¨¢lez opt¨® por ejercer su papel preferido: el de estadista. Un papel que con los a?os ha ido asumiendo hasta tal punto que parece su segunda naturaleza. All¨ª estuvo el personaje, y se not¨® por la mesura y cortes¨ªa de sus interrogadores. Gonz¨¢lez no se sali¨® del gui¨®n: hizo una declaraci¨®n pol¨ªtica encaminada a explicar que no ten¨ªa sentido que el Gobierno montara los GAL. Es decir, en primer lugar, se protegi¨® a s¨ª mismo, y despu¨¦s, a sus directos colaboradores. Guard¨® las concreciones para acompa?ar las generalidades (sus relaciones con Mitterrand y los franceses) y opt¨® por las generalidades cuando se le ped¨ªan concreciones. ?Y Marey? Hace tiempo que sabemos que se enter¨® por la prensa.
La justicia tiene entre sus objetivos ejercer cierta reparaci¨®n sobre el da?o causado a las personas. De hecho, la declaraci¨®n de Segundo Marey fue el ¨²nico momento en que se impuso cierta sensaci¨®n de que la verdad se hac¨ªa un hueco en un caso que ha transitado siempre por estos siniestros territorios en que la pol¨ªtica se mezcla con los matones, los delatores, los conspiradores de tres al cuarto y los salvadores de la patria. El car¨¢cter espectral que, hasta su aparici¨®n ante el tribunal, hab¨ªa tenido la desdibujada figura de Marey simboliza la concatenaci¨®n de disparates de este caso. A nadie le interesaba el verdadero rostro de este ciudadano maltratado. Marey fue siempre un error o un pretexto, es decir, algo que no merec¨ªa la atenci¨®n ni de unos ni de otros. Su presencia -otros no podr¨¢n comparecer- permiti¨® restablecer la jerarqu¨ªa de los hechos.
Marey fue siempre una sombra ajena a las batallas que sobre su desdicha se tejieron. Lo fue en el momento del secuestro: v¨ªctima por error de la que no sab¨ªan c¨®mo desembarazarse. Lo fue durante muchos a?os en que, con la complicidad de casi todos, el asunto qued¨® tapado: un espectro que amenazaba con reaparecer. Lo fue cuando se quiso que Amedo y Dom¨ªnguez pagaran por todos: era una forma de conjurar el espectro. Lo fue cuando, seg¨²n Gonz¨¢lez, le ca¨ªan peticiones de indulto para Amedo y Dom¨ªnguez: el viejo enfermo cada vez quedaba m¨¢s lejos. Lo fue cuando la derecha vio en los GAL que hab¨ªa contribuido a ocultar la oportunidad de acabar con su invicto rival: Marey, un difuso pretexto. Y lo ha sido durante la larga instrucci¨®n del caso, en que el bombeo pol¨ªtico-medi¨¢tico le ningune¨® casi siempre.
"Es evidente que hubo una concertaci¨®n de voluntades para montar todo este proceso", dijo Gonz¨¢lez. Pero tambi¨¦n es evidente que Marey fue secuestrado por personas que ten¨ªan responsabilidades en el aparato policial del Estado y en el partido socialista. Para Gonz¨¢lez, Marey sigue siendo un espectro. Es algo obsceno que, en un brillante ejercicio pol¨ªtico ante un tribunal, se olvide pr¨¢cticamente del principal portagonista del caso: la v¨ªctima.
Lleva raz¨®n Gonz¨¢lez al decir que, si ETA llevara diez a?os sin matar, nadie abrir¨ªa un proceso contra sus militantes. Pero olvida que si el caso Marey ha tardado tanto tiempo en llegar a los tribunales ha sido tambi¨¦n porque su Gobierno no hizo nada para esclarecerlo en su momento. Gonz¨¢lez hizo pol¨ªtica ante el tribunal. Es una l¨¢stima que le fallaran los reflejos pol¨ªticos entonces y que no diera explicaciones pol¨ªticas en su momento. Nos habr¨ªamos ahorrado muchas miserias. Ahora es tarde y fuera de lugar.
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