?Se mueve el "Movimiento"?

"Se ha valorado que la t¨¢ctica de enfrentamiento total llevaba a la Izquierda Abertzale a su propio aislamiento. (...) Entonces, ?por qu¨¦ no podemos hablar con el PNV o con EA, o incluso con IU, de micropol¨ªtica?". Esta reflexi¨®n cobra plena actualidad con las conversaciones HB-PNV y el alineamiento de la coalici¨®n independentista en el Parlamento vasco con los otros partidos nacionalistas en aspectos como la discutida Ley del Deporte, la denuncia de la dispersi¨®n de los presos de ETA o el rechazo a que el nuevo Reglamento de la C¨¢mara imponga el acatamiento de la Constituci¨®n a los parlamentarios. Sin embargo, la cita tiene dos a?os de antig¨¹edad y fue redactada m¨¢s de uno antes de que la nueva direcci¨®n de HB, la que sustituy¨® a la Mesa Nacional encarcelada, sorprendiera con algunos balbuceos de acci¨®n pol¨ªtica que romp¨ªan con una trayectoria de pura agitaci¨®n.El documento, titulado ilustrativamente Nueva cintura pol¨ªtica (Gerri politiko berria), recoge una "comunicaci¨®n" de la Koordinadora Abertzale Sozialista (KAS), el n¨²cleo dirigente del llamado Movimiento Nacional de Liberaci¨®n Vasco (MLNV), con la "Organizaci¨®n", es decir, ETA. Y en sus apenas dos folios se anticipa el nuevo rumbo que en los ¨²ltimos meses ha seguido HB, con sus gui?os a los partidos nacionalistas y una mayor participaci¨®n institucional.

?El cambio es de conveniencia o tiene un mayor calado? En su origen, es puramente t¨¢ctico. El propio documento reconoce que el derrotero definido en la ponencia Oldartzen y plasmado en la "socializaci¨®n del sufrimiento" conduc¨ªa a la automarginaci¨®n. No obstante, hay quien piensa que ese giro tiene tambi¨¦n una dimensi¨®n estrat¨¦gica por cuanto que arranca de KAS y es asumido por la propia ETA. ?sta es la opini¨®n de Francisco Letamendia, profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad del Pa¨ªs Vasco y autor del ensayo pol¨ªtico Juego de espejos (Editorial Trotta, Madrid 1997). La etapa Oldartzen (1993-96) caracterizada por una pol¨ªtica de enfrentamiento contra todos, el acentuamiento de la lucha callejera (kale borroka) y la prolongaci¨®n de los secuestros (Iglesias Zamora, Aldaia, Ortega Lara) para alimentarla llevaba, a su juicio, a ahogar a HB y a implicarla en "una din¨¢mica suicida que termin¨® por conducir a la Mesa Nacional a la c¨¢rcel". Esta deriva fue percibida, no obstante, mucho antes del encarcelamiento de los 23 antiguos dirigentes, en noviembre de 1997, aunque la fuerza de la inercia les impidiera frenar a tiempo. El referido documento de KAS data en realidad del verano de 1996.

Es esa situaci¨®n de asfixia la que da paso a la cintura pol¨ªtica, aunque, a juicio del que fuera diputado de HB, vino tambi¨¦n propiciada por otros factores: una cierta evoluci¨®n aut¨®noma del sindicato LAB, que en la primavera de 1995 establece una firme unidad de acci¨®n con la central mayoritaria ELA; la influencia social del discurso de la salida dialogada de Elkarri y el viraje de la pol¨ªtica de pacificaci¨®n del PNV, en confrontaci¨®n con la estrategia antiterrorista del Gobierno del PP. Sobre el papel, el volantazo hab¨ªa sido planificado por la anterior Mesa Nacional, sostiene Letamendia, quien subraya la paradoja de que su encarcelamiento, que tendr¨ªa que haber supuesto una mayor radicalizaci¨®n de HB, provocara el efecto contrario. Que no se haya producido aqu¨¦lla lo achaca a esa reflexi¨®n previa en KAS. De hecho, en la aperturista direcci¨®n actual hay menos personalidades independientes que en la anterior, lo que lleva a este profesor a afirmar que constituye "un coro de gente de KAS alrededor de la persona m¨¢s parecida a Gerry Adams que ha habido nunca en HB". Se refiere a su portavoz, Arnaldo Otegi, quien a su perfil pol¨ªtico suma una experiencia como militante de ETA de la que han carecido anteriores dirigentes de la coalici¨®n.

Al mismo tiempo, desde el pasado oto?o se atisba tambi¨¦n una reformulaci¨®n impl¨ªcita de la Alternativa Democr¨¢tica de ETA de abril de 1995. El requisito de una negociaci¨®n ETA-Estado para que se reconozca "el derecho a la autodeterminaci¨®n y la unidad territorial de Euskal Herria", como paso a un proceso en el que los vascos decidan soberanamente sobre esos principios, ha sido sustituido en la pr¨¢ctica por una f¨®rmula a la irlandesa: propiciar un acuerdo previo de las fuerzas nacionalistas sobre un horizonte de autogobierno superador del Estatuto, para presentarlo despu¨¦s al Gobierno central y a los partidos vascos no nacionalistas acompa?ado de un hipot¨¦tico alto el fuego de ETA.

Esta reorientaci¨®n de la estrategia del MLNV ha venido favorecida por varias circunstancias: la asunci¨®n de la organizaci¨®n terrorista de que a corto plazo no lograr¨¢ imponer su esquema de negociaci¨®n al Gobierno del PP; la influencia de la alianza ELA y LAB, y el colapso de la Mesa de Ajuria Enea tras el veto del PP al plan Ardanza, que permite al PNV justificar el acercamiento a HB. Paralelamente se ha producido lo que Letamendia llama "reducci¨®n del espacio de hostilidad". Para permitir la incipiente colaboraci¨®n entre las fuerzas nacionalistas, ETA y su entorno han aflojado el acoso violento en algunos frentes, cerrando, por ejemplo, la l¨ªnea de atentados contra ertzainas y funcionarios de prisiones que creaba graves contradicciones en el sindicato ELA. En la pr¨¢ctica, la presi¨®n terrorista se ha concentrado,de Ermua aqu¨ª, en los concejales del PP, sin que el goteo de asesinatos haya afectado a la continuidad de las conversaciones HB-PNV.

La gran pregunta es: ?existe dentro de ETA -al final, el ente de referencia del MLNV y la clave para la pacificaci¨®n- una revisi¨®n cr¨ªtica de su historia que le lleve a cuestionar la validez, aqu¨ª y ahora, de la lucha armada? Frente al pesimismo de quienes piensan que no va a abandonar la violencia mientras tenga esperanzas de que mediante ella pueda lograr lo que no conseguir¨ªa en las urnas, Letamendia es de los que se sit¨²an en una posici¨®n de cautelosa expectativa. "Todo est¨¢ cogido con alfileres, pero las piezas dibujan un escenario distinto a la situaci¨®n sin salida que hace tres a?os se planteaba en el seno de HB", apunta. Hace dos a?os, cuando KAS perge?¨® el horizonte que ahora se perfila, situ¨® como objetivo de su t¨¢ctica de acercamiento a todos los "agentes sociales" del mundo nacionalista hacer que el MLNV aparezca "como el principal referente aglutinador de los sectores abertzales". "A partir de ese momento", se a?ade en Nueva cintura pol¨ªtica, "la Organizaci¨®n [ETA] estar¨ªa en condiciones de abordar un proceso de negociaci¨®n serio, que liberase para siempre a Euskal Herria de la imposici¨®n espa?ola".

Pese a la persistencia en el complejo ETA-KAS de estas bases te¨®ricas mantenedoras de la lucha armada, Letamendia cree que hay tendencias que pueden empujarle por el camino de la pol¨ªtica. Una es la constataci¨®n de que el PNV, como partido institucional, dif¨ªcilmente podr¨¢ adentrarse en acuerdos de calado con HB con el ruido de fondo de atentados sangrientos; otra, el recurrente ejemplo irland¨¦s, que ha dejado a ETA como ¨²nico islote del terrorismo en Europa. "Si no se produce una marcha atr¨¢s, la consecuencia inevitable de la v¨ªa abierta es, a medio plazo, un alto el fuego definitivo al estilo del IRA", apunta. Como siempre, el interruptor queda en manos de una ETA encriptada que a lo largo de su existencia ha sido sobre todo fiel al lenguaje de las armas.