El camino del se?or
Este atajo olvidado entre El Boalo y el coraz¨®n de la Pedriza se cita en la obra del marqu¨¦s de Santillana
Como en la Edad Media se ignoraba el uso de las may¨²sculas y tildes, hoy es a veces poco menos que imposible dilucidar si tal urraca que aparece en una trova era un c¨¦rvido o una prima del poeta, si el paris de esotra era el h¨¦roe troyano, la capital de Francia o la segunda persona del plural del presente de indicativo del verbo parir, y otros acertijos morrocotudos que hacen la felicidad de los eruditos. De este tenor es la serranilla que compuso hacia 1425 don ??igo L¨®pez de Mendoza (el que despu¨¦s ser¨ªa marqu¨¦s de Santillana y conde del Real de Manzanares), en la que se dice: "Descendiendol yelmo a yusso/ contral Bovalo tirando/ en esse valle de susso/ vi serrana estar cantando".Hemos escrito Bovalo con may¨²scula porque todo el mundo est¨¢ de acuerdo en que se trata de El Boalo, aldea que a la saz¨®n pertenec¨ªa al Real de Manzanares. Menos claro est¨¢ lo del yelmo. Siempre ha habido quienes, como Amador de los R¨ªos (Obras completas del marqu¨¦s de Santillana, 1852), lo dejaron en min¨²scula. En tal caso, la estrofa se entiende as¨ª: "Baj¨¢ndome la visera del yelmo, mientras me dirig¨ªa a El Boalo, en ese valle de arriba, vi a una serrana cantando"; o sea, que el marqu¨¦s se pasea armado y atisba una moza a trav¨¦s de la visera bajada... ?Ortop¨¦dico, no?
Y luego ha habido quienes lo han escrito con may¨²scula, suponiendo que Yelmo era el nombre primitivo de la pe?a del Diezmo, la eminencia m¨¢s se?era de la Pedriza de Manzanares, con su caracter¨ªstica forma de casco, que s¨®lo comenz¨® a conocerse como Yelmo en 1915, cuando Bernaldo de Quir¨®s expuso su tesis: "La serranilla nos conserva una antigua instant¨¢nea simplic¨ªsima. E1 buen don ??igo descend¨ªa del Yelmo, para su placer, por el hueco de las Hoces, y, cruzado el r¨ªo, dejando el puerto de Quebrantaherraduras a la izquierda, marchaba hacia El Boalo". Esta interpretaci¨®n, que puede no ser cierta, ma ¨¨ ben trovata, es la que hoy prevalece.
La existencia de un viejo camino, ahora casi olvidado, que conduce directamente de El Boalo al interior de la Pedriza, atravesando la cuerda de los Porrones por el collado del Terrizo, a poniente del de Quebrantaherraduras, parece apoyar esta tesis. Para recorrerlo (en direcci¨®n contraria a la que supuestamente tra¨ªa el marqu¨¦s), saldremos de El Boalo por la pista de tierra que lleva hacia la ermita de San Isidro, para, una vez cruzado el arroyo del Herrero, tomar a la derecha por una nueva pista se?alizada con marcas blancas y rojas (sendero GR-10). En un centenar de metros veremos salir una senda a la izquierda; por ella ascenderemos suavemente hasta topar un prado, un abrevadero y, detr¨¢s de ¨¦ste, un camino carretero.
Enfilando hacia el Yelmo (con may¨²scula), que ya se avista en lontananza, dicho camino va a desembocar, poco despu¨¦s de rebasar una cerca y un bosquete de repoblaci¨®n, en la pista asfaltada, cerrada al tr¨¢fico, que recorre este sector de la Pedriza. Al subir por ella, podemos aprovechar para, llegando a la se?al del kil¨®metro ocho, trepar en cinco minutos hasta el rellano, con ameno pil¨®n, donde yace el canto de los Cedazos. En 1864, el ge¨®logo Casiano del Prado ya repar¨® en este tolmo, curioso por "dos hoyos que tiene en el frente que mira al sur, de unos tres pies de di¨¢metro cada uno...", dispuestos de forma "parecida a los dos cedazos unidos que en el pa¨ªs se emplean sobre un bastidor de madera para cerner la harina". Son en realidad dos piletas naturales, t¨ªpicas de la parte superior de las pe?as de granito; pero se ve que ¨¦sta rod¨®. De nuevo en la carretera, avanzaremos otro kil¨®metro y, en una gran revuelta a la izquierda, dejaremos el asfalto para ganar el ¨²ltimo repecho hasta el collado del Terrizo, que es un hermoso mirador de la Pedriza y el lugar donde (cabe suponer) se prend¨® el se?or de la vaquera: "Por todos estos pinares/ nin en el Val de la Gamella,/ non vi serrana m¨¢s bella/ que Menga de Man?anares".
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