Tablas en el aceite
La ministra de Agricultura, Loyola de Palacio, ha logrado, en las negociaciones de la UE sobre el aceite de oliva, un acuerdo decente, pero sobre el que no puede fabricar ning¨²n discurso triunfalista. La obsesi¨®n con la cuota de producci¨®n ha ocultado otros aspectos al menos tan importantes. Con independencia del nivel de producci¨®n, la UE se gastar¨¢ muy poco dinero m¨¢s para apoyar a un sector estrat¨¦gico para la agricultura mediterr¨¢nea. Espa?a, recibir¨¢168.000 millones de pesetas anuales de la UE, muy poco m¨¢s de lo que ya recib¨ªa, aunque es una cantidad equiparable al Fondo de Cohesi¨®n. No deja de resultar chocante que, despu¨¦s de un acuerdo alcanzado despu¨¦s de un marat¨®n negociador que se ha prolongado durante cuatro madrugadas, la ministra haya afirmado que "se garantiza el porvenir del olivar espa?ol". Faltar¨ªa m¨¢s que no se hubiera conseguido al menos eso.La cuota de producci¨®n alcanzada por Espa?a es razonable: 760.027 toneladas. Menos que la ¨²ltima cosecha, que super¨® el mill¨®n, pero m¨¢s del doble de la producci¨®n en a?os de sequ¨ªa. Con un 42,7% del total de la cuota comunitaria, el problema es, sin embargo, que Espa?a se ver¨¢ penalizada respecto a Italia en lo que reciba de la UE por kilo de aceite producido, aunque esta situaci¨®n podr¨ªa llegar a cambiar en funci¨®n de las cosechas. De momento, con esta ventaja para los productores italianos, se ha quebrado el principio de la solidaridad comunitaria.
En t¨¦rminos generales, con la importante excepci¨®n de los peque?os productores -que ven suprimida su ayuda-, el sector no queda en peor situaci¨®n que antes. Tampoco estamos ante un sistema de cuotas de producci¨®n, como en el caso de la leche, que acarrea multas si se sobrepasan los vol¨²menes adjudicados a cada pa¨ªs. En el caso del aceite de oliva, si as¨ª ocurre, el mismo dinero se repartir¨¢ entre m¨¢s, pero no hay sanciones.
Por otra parte, la UE le pasa a cada Estado la patata caliente de la aceituna de mesa, cuyas ayudas comunitarias autoriza siempre que se detraigan de las cantidades asignadas para cada pa¨ªs al olivar. El conflicto interno est¨¢ garantizado. Entre las carencias del acuerdo cabe apuntar tambi¨¦n la no inclusi¨®n del precio de intervenci¨®n, la desaparici¨®n de la ayuda al consumo o el fracaso en la prohibici¨®n de las mezclas de aceite, lo que hubiera beneficiado la calidad y el principio de la denominaci¨®n de origen, sobre los que reposa el futuro comercial del sector espa?ol.
Probablemente, de no haber dado tantos quiebros en su pol¨ªtica negociadora en los ¨²ltimos dos a?os, la ministra hubiera conseguido mejores condiciones para el olivar espa?ol. El Gobierno ha cambiado demasiado a menudo de estrategia de negociaci¨®n en los ¨²ltimos dos a?os: alarg¨¢ndola para integrarla en el conjunto de las decisiones sobre la llamada Agenda 2000, para luego acelerarla; encabezando la ministra manifestaciones y enfrent¨¢ndose a la Comisi¨®n Europea para despu¨¦s convertirla en su aliado; no entendi¨¦ndose con los principales productores de aceite de oliva en la UE; amagando y luego rehusando el recurso al Tribunal de Cuentas de la UE para poner de relieve los fraudes en otras tierras. En esta negociaci¨®n, el Gobierno ha conseguido menos de lo que promet¨ªa, aunque m¨¢s que las posiciones de partida del comisario Fischler.
El acuerdo sobre el nuevo r¨¦gimen para el aceite de oliva es de duraci¨®n limitada, tres a?os, un tiempo suficiente para investigar la realidad de las cifras en el sector, que la Comisi¨®n Europea dice desconocer. En buena parte, han sido los fraudes italianos los que ha acabado pagando Espa?a con una cuota menor de la que hubiera obtenido en una situaci¨®n regular. En especial, son todos los peque?os productores los m¨¢s afectados, pues en la Comisi¨®n son ellos los principales defraudadores. Entretanto, queda paralizada la plantaci¨®n de nuevos olivos en Espa?a o Italia. Con esta partida sobre el aceite de oliva que concluy¨® ayer pr¨¢cticamente en tablas en Bruselas -junto con otros acuerdos positivos sobre el pl¨¢tano o el tabaco-, Espa?a ha ganado un respiro. En dos a?os o menos volver¨¢ a desatarse la guerra de propuestas para una organizaci¨®n com¨²n de mercado (OCM). Entonces habr¨¢ que estar mejor preparados.
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