El arco iris
La ¨¦poca industrial era heterosexual mientras la postindustrial es homosexual. Los tiempos de la mecanizaci¨®n, los juegos de ¨¦mbolos y poleas, pistones y cilindros repet¨ªan sin cesar la met¨¢fora de la copulaci¨®n entre cuerpos opuestos. Trabajar era acoplarse y acoplar las diferencias era producir. Paralelamente el talante homof¨®bico se correspond¨ªa con el rechazo a lo improductivo. O bien: no se conceb¨ªa provecho que no adviniera de los esfuerzos con el martillo pil¨®n, el tornillo y la tuerca, la llave y la cerradura poniendo en relaci¨®n cuerpos distintos que progresaban gracias a su antagonismo formal. La energ¨ªa el¨¦ctrica era posible porque se excitaban dos polos de condici¨®n distinta mientras los del mismo sentido se repel¨ªan y nada pod¨ªa esperarse de esa tensa igualdad.De hecho la homosexualidad no s¨®lo ha sido tenida por una perversi¨®n sino por una regresi¨®n. No ha sido considerada ¨²nicamente una desviaci¨®n sino un camino hacia la degradaci¨®n. ?Qu¨¦ puede haber conducido por tanto a que este fin de semana sea posible que los 4 millones de gay y lesbianas espa?oles celebren, junto a otras decenas de millones en todo el mundo, la alegr¨ªa de ser como son?
Una laxa explicaci¨®n pol¨ªtica es que hemos ganado en tolerancia y libertad. Pero una explicaci¨®n m¨¢s firme es que el mundo ha ido cambiando radicalmente, con el desarrollo de los servicios, la ciencia y la inform¨¢tica, el paradigma de la eficacia y de la raz¨®n moral. A diferencia del modelo industrial, el modelo postindustrial y de servicios no opera por reuni¨®n de cuerpo distintos sino clonables e intercambiables. A diferencia de la electricidad que es disociativa y hom¨®foba, la base de la electr¨®nica es asociativa y hom¨®fila. En la cultura, en la econom¨ªa global, en la tecnolog¨ªa futuras se alza el emblema del arcoiris gay .
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