Costumbres, paisajes y desnudos
JOSU BILBAO FULLAONDO Cuando uno empieza a hurgar en los referentes hist¨®ricos que ofrece la fotograf¨ªa en el Pa¨ªs Vasco puede encontrarse con sorpresas agradables. Uno de estos casos es el de Jes¨²s de Echebarr¨ªa (Bilbao, 1885-1960). En el libro Fot¨®grafos vascos: 150 a?os despu¨¦s, publicado por el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, aunque de manera muy escueta, ya de hac¨ªa menci¨®n a su labor. M¨¢s generosa fue la reciente exposici¨®n que le dedic¨® el Fotomuseum de Zarautz. All¨ª se presentaba una serie de retratos an¨®nimos de campesinos vascos a los que se otorgaba un indudable valor antropol¨®gico y que daban m¨¢s luz a sus preocupaciones est¨¦ticas. Con todo, la verdadera dimensi¨®n de sus trabajos lo encontr¨¦ de la mano de Conrado Mugerza. Casado con la nieta de este autor, se ha preocupado de conservar y mimar en la medida de lo posible este patrimonio de placas de cristal, que tiene al menos cinco grandes vertientes: el mundo baserritarra, las calles de Bilbao, los toros, los deportes y el desnudo femenino. A esto habr¨ªa que a?adir series realizadas con motivo de sus viajes a Francia o Alemania. Jes¨²s de Echebarr¨ªa fue un empleado de banca que siempre manifest¨® cierto entusiasmo por las actividades art¨ªsticas. Con una posici¨®n econ¨®mica desahogada, comenz¨® a practicar la fotograf¨ªa hacia 1910. Lo hizo con una c¨¢mara estereosc¨®pica, un sistema sencillo en su manejo, f¨¢cil de transportar y de resultados espectaculares. Este era un instrumento muy en boga entre los aficionados de aquellos a?os, cuya peculiar forma de visionado permit¨ªa convertirlo en una agradable atracci¨®n en reuniones de amigos y familiares. A partir de entonces, lo que inici¨® como un pasatiempo le permiti¨® obtener premios destacados en concursos de Bilbao, Santander, Tarragona y Soria. En 1916 sus resultados fueron reconocidos por la revista La Argentina en Europa que se editaba en Barcelona y le dedic¨® toda una p¨¢gina. Aseguraba que consagraba su tiempo de ocio al estudio y pr¨¢ctica de las nuevas orientaciones fotogr¨¢ficas, "prestigiando su nombre cada vez m¨¢s entre los que se preocupaban del florecimiento de las bellas artes espa?olas", y publicaba doce de sus fotograf¨ªas. En ellas se contemplan paisajes rurales y algunos campesinos vascos durante sus labores agr¨ªcolas, im¨¢genes que no escapan de cierta influencia tardopictorialista que, en plena expansi¨®n durante esos a?os, exaltaba usos y costumbres locales. En una l¨ªnea m¨¢s c¨¢ndida, menos recreada, realiz¨® numerosos retratos de campesinos en los que no se manifestaban pretensiones art¨ªsticas de ninguna ¨ªndole. Se trataba de una fotograf¨ªa popular donde lo m¨¢s relevante era su sencillez. Una actitud que correspond¨ªa al car¨¢cter de los modelos, personas humildes que en su propio entorno se prestaban voluntarios a lo enigm¨¢tico de la toma. Cierta inquietud investigadora le llev¨® a diversificar los escenarios. Los viajes al extranjero, que le serv¨ªan para aprovisionarse de nuevos materiales, motivaron series de fotos de ciudades como Par¨ªs o Berl¨ªn. Vecino de la calle Somera, no pas¨® desapercibido en sus objetivos el Casco Viejo bilba¨ªno. Hombre y mujeres arremolinados en las estrechas calles hac¨ªan corros o se paraban frente a los comercios de telas, vinos y licores o quincaller¨ªas repletas de enseres variopintos. Su afici¨®n a la pelota vasca, el f¨²tbol y los toros, ambientes en los que contaba con numerosas amistades, fueron motivos que se sumaron para engrosar ese archivo gr¨¢fico que guarda algo m¨¢s de mil negativos. Como algo novedoso en los umbrales del siglo, tambi¨¦n practic¨® el desnudo. Dos o tres cuerpos de mujer simulaban llevar entre ellos un juego er¨®tico de donde el fot¨®grafo extra¨ªa poses insinuantes. Estas im¨¢genes, junto a los reportajes de corte sensual que realiz¨® en esa misma ¨¦poca Ceferino Yanguas Alfaro, un navarro establecido en Vitoria, alguna de cuyas muestras se conservan en el Archivo Municipal de Vitoria, pueden considerarse los primeros ensayos de este g¨¦nero realizados por autores vascos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.