Un d¨ªa se?alado
El d¨ªa de hoy se?ala un importante hito en la trayectoria de Europa despu¨¦s de la II Guerra Mundial. El Banco Central Europeo abre sus puertas. La uni¨®n monetaria europea (UME) se est¨¢ llevando a cabo, y, adem¨¢s, puntualmente y con el apoyo de los mercados. Estar¨¦ en Francfort en la inauguraci¨®n del Banco Central Europeo para desearle toda clase de ¨¦xitos.El d¨ªa de hoy se?ala tambi¨¦n el final de la presidencia brit¨¢nica de la Uni¨®n Europea. El relevo lo toma Austria, que me consta que tiene un vivo deseo de asumir el desaf¨ªo y que est¨¢ muy preparada para hacerlo.
Los pormenores del trabajo cotidiano de la Uni¨®n pueden a menudo eclipsar el panorama general. Espero que, como presidencia, hayamos coordinado los asuntos de la UE de forma competente y profesional y que entreguemos los asuntos del Consejo en buen estado a nuestro sucesor. Pero creo que esta presidencia ha sido importante por tres razones. En primer lugar, las relaciones de Gran Breta?a con la UE han sufrido una transformaci¨®n desde las elecciones del pasado mayo. Se acabaron los d¨ªas de 14 frente a 1, como, qued¨® de manifiesto una vez m¨¢s en el Consejo Europeo de Cardiff. En segundo lugar, ha habido un consenso sobre que tanto la UME como la ampliaci¨®n -los dos retos hist¨®ricos lanzados en los ¨²ltimos seis meses- exigen una reforma econ¨®mica b¨¢sica. Y en tercer lugar, tambi¨¦n en Cardiff acordamos llevar adelante la discusi¨®n sobre la reforma pol¨ªtica. Esto es esencial si queremos tener a los ciudadanos con nosotros durante pr¨®ximos y trascendentales a?os.
Puede parecer extra?o que reivindiquemos la mejora de nuestras relaciones con la UE como un logro de la presidencia. Pero necesita poca explicaci¨®n para aquellos que hemos seguido las disputas, a menudo perjudiciales, a lo largo de los ¨²ltimos 20 a?os. Creo que este cambio es un gran paso adelante para mi pa¨ªs. Tambi¨¦n creo que ahora tenemos algo m¨¢s que ofrecer a Europa. Esta presidencia ha puesto de manifiesto que en Gran Breta?a ha tomado el mando una generaci¨®n pol¨ªtica diferente, una generaci¨®n que no ve ninguna contradicci¨®n entre una participaci¨®n constructiva en Europa y la defensa de los intereses nacionales.
La postura de mi gobierno respecto a la UME es clara y fue expuesta por el canciller Gordon Brown el pasado mes de octubre: "Si, al final, la moneda ¨²nica tiene ¨¦xito y los argumentos econ¨®micos son claros e inequ¨ªvocos, el Gobierno cree que Gran Breta?a deber¨ªa formar parte de ella", dijo. No estamos en la primera ola porque eso ir¨ªa en contra de nuestros intereses econ¨®micos, y no porque existan barreras constitucionales absolutas que impidan nuestra participaci¨®n, como creen muchos conservadores en Gran Breta?a. Nuestra pol¨ªtica no ha cambiado desde octubre. Lo que ha cambiado es el hecho de que la UME se est¨¢ llevando a cabo ahora y todos nosotros -incluida la City de Londres- debemos prepararnos para su llegada.
Hemos dejado claro que una moneda ¨²nica puede tener ventajas. Una divisa basada en una macroeconom¨ªa s¨®lida puede ser una fuerza de estabilidad en el mundo y un catalizador del crecimiento en la UE. En cualquier caso, el ¨¦xito de la moneda ¨²nica es importante para toda la UE, incluidos los pa¨ªses que no forman parte de la primera ola. Si en un futuro nos unimos, ser¨¢ sobre la base del inter¨¦s econ¨®mico nacional, conforme a una serie de pruebas econ¨®micas expuestas por el canciller del Exchequer. Y, al final, si el Gobierno decide recomendar el ingreso, el pueblo brit¨¢nico tendr¨¢ la ¨²ltima palabra en un refer¨¦ndum.
El Banco Central Europeo desempe?ar¨¢ un papel vital en el ¨¦xito del lanzamiento del euro. El proceso que desemboc¨® en el nombramiento de Wim Duisenberg fue dif¨ªcil, pero, como dije en aquel entonces, lo importante era obtener un resultado cre¨ªble, y fue precisamente para proteger y promover la independencia del banco por lo que nos tomamos tantas molestias en que saliera bien.
?Por qu¨¦ apoyamos la reforma en Europa? La gente en Gran Breta?a, y en el resto de Europa, teme que la UE sea demasiado centralizada, demasiado remota y que su pol¨ªtica econ¨®mica est¨¦ demasiado enredada en las reglamentaciones. Esas preocupaciones no justifican la oposici¨®n a Europa. Pero merecen ser abordadas y las abordamos en Cardiff. Estoy a favor de Europa sin ninguna vacilaci¨®n; pero tambi¨¦n estoy a favor de la reforma, tanto econ¨®mica como pol¨ªtica.
En lo que se refiere a la econom¨ªa, necesitamos una Europa abierta y competitiva, que tenga estabilidad macroecon¨®mica y dinamismo e innovaci¨®n por el lado de la oferta. La educaci¨®n, y no la regulaci¨®n, es la clave para nuestra fuerza laboral. Hay que dirigir el mercado ¨²nico. Me opongo al laissez-faire. Me opongo al control estatal de la industria. La tercera v¨ªa es reconocer que el Gobierno tiene un papel vital que desempe?ar, pero un papel que capacite, que permita a nuestro pueblo y a nuestras empresas prosperar en un nuevo mercado mundial. El modelo social europeo no se debe abandonar. Pero se deber¨ªa reformar para que ofrezca solidaridad en el mundo actual de mercados financieros internacionales, cambio industrial y revoluci¨®n tecnol¨®gica. El programa para la reforma acordado en Cardiff demostr¨® que la Uni¨®n est¨¢ preparada para hacer frente a este desaf¨ªo.
La ampliaci¨®n tambi¨¦n refuerza los argumentos a favor de la reforma. No podemos permitir que los derechos adquiridos individuales sean un obst¨¢culo para nuestra obligaci¨®n hist¨®rica hacia los Estados ex comunistas de la Europa del Este. Ellos emprendieron el camino hacia la democracia. Nosotros debemos ayudarles a continuar en el camino hacia la prosperidad.
La UME, la ampliaci¨®n y las reformas que ¨¦stas implican transformar¨¢n la UE. Esto me lleva al tercer cambio importante a lo largo de los seis ¨²ltimos meses: la conciencia cada vez mayor de que debemos restaurar la legitimidad de la Uni¨®n si queremos ganarnos el apoyo popular para estos importantes cambios.
Necesitamos un planteamiento para Europa que permita a la gente sentirse segura con su identidad nacional a la vez que se abre a la asociaci¨®n europea. En algunas ¨¢reas como el crimen, el medio ambiente, la pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n, nos integraremos m¨¢s. Para que el mercado ¨²nico funcione necesitamos una Comisi¨®n fuerte y un Tribunal europeo fuerte que lo controle. Pero en otras ¨¢reas se puede hacer m¨¢s, mucho m¨¢s, en los niveles nacional, regional y local. Debemos pensar valientemente en formas que conecten a la UE con sus ciudadanos. ?ste es el pr¨®ximo debate en Europa. Lo iniciamos en Cardiff. Lo proseguiremos en la cumbre informal de octubre.
Ma?ana, Gran Breta?a cede el lugar a Austria, un pa¨ªs que s¨¦ que est¨¢ decidido a convertir su hist¨®rica primera presidencia en un ¨¦xito. Es un momento interesante y lleno de retos para la Uni¨®n. Austria cuenta con nuestro apoyo sin reservas. Una de las cosas que he aprendido a lo largo de los seis ¨²ltimos meses es que la presidencia roba mucho tiempo a un Gobierno, pero, al final, a todos nos interesa y nos importa que salga bien.
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