Si 'Dolly' no fuera 'Dolly'
El a?o 1997 fue el de Dolly. Se escribieron sobre ella millares de art¨ªculos period¨ªsticos, se publicaron centenares de fotos y se hicieron programas televisivos. Por su causa se han hecho debates sobre la clonaci¨®n en los Parlamentos, se han creado comit¨¦s a nivel local, nacional e internacional y se han modificado leyes. Hasta se han montado y desmontado negocios para clonar cualquier tipo de individuos. Curiosamente, se trata de un experimento cuyos resultados est¨¢n siendo discutidos y necesitan ser comprobados para que puedan ser aceptados. Imaginemos que Dolly no fuera lo que se supon¨ªa. ?Qu¨¦ quedar¨¢ del revuelo producido?El nacimiento de Dolly fue recibido con un extraordinario inter¨¦s porque era la primera vez que se publicaba la posibilidad de producir un mam¨ªfero con una dotaci¨®n gen¨¦tica id¨¦ntica a la de un adulto. De la gl¨¢ndula mamaria de una oveja adulta se hab¨ªan extra¨ªdo c¨¦lulas y el n¨²cleo celular de una de ¨¦stas (que contiene la dotaci¨®n gen¨¦tica de la c¨¦lula) se hab¨ªa fusionado a una c¨¦lula embrionaria a la que se le hab¨ªa extra¨ªdo el n¨²cleo. Este embri¨®n hab¨ªa dado lugar a un individuo, Dolly, que ten¨ªa las caracter¨ªsticas de la raza a la que pertenec¨ªa la primera oveja. En el lenguaje adoptado desde aquel momento se hab¨ªa conseguido clonar un mam¨ªfero adulto. Sin embargo, varios investigadores han recordado que al experimento publicado le falta un elemento esencial para que el resultado cient¨ªfico tenga credibilidad: que sea reproducido.
En realidad, la oveja Dolly fue un ¨²nico caso positivo de m¨¢s de doscientos embriones probados. Ha habido publicaciones de mam¨ªferos obtenidos de forma similar, pero nunca a partir de c¨¦lulas adultas, que es la novedad absoluta del experimento de Dolly. Un art¨ªculo reciente publicado en Science describe la obtenci¨®n de terneros id¨¦nticos con una t¨¦cnica similar, pero a partir de c¨¦lulas fetales, no adultas. De hecho, en el mismo art¨ªculo de Nature no se descartaba que en el tejido mamario existieran c¨¦lulas de caracter¨ªsticas embrionarias. El hecho, publicado despu¨¦s, de que la hembra de la que se obtuvieron estas c¨¦lulas estuviera pre?ada en aquel momento podr¨ªa aumentar estas posibilidades. Esperemos que de un momento a otro un laboratorio informe que se ha producido otra Dolly en alg¨²n lugar del mundo. El experimento es demasiado interesante para que resulte no ser cierto. Lo curioso en cualquier caso es que un resultado concreto pueda tener tanta repercusi¨®n, incluso antes de su comprobaci¨®n. El inter¨¦s de las empresas y de los grupos de investigaci¨®n implicados, la caja de resonancia de los medios de comunicaci¨®n, incluyendo las revistas cient¨ªficas de primera l¨ªnea, los grupos de presi¨®n m¨¢s diversos, se ponen en marcha y ello desencadena una reacci¨®n en la que se ven involucrados hasta los Parlamentos de muchos pa¨ªses.
En un pa¨ªs como el nuestro somos generalmente espectadores de lo que pasa en el mundo, pero a nuestra manera tambi¨¦n participamos de este proceso. Entre dar a conocer lo antes posible resultados potencialmente importantes y no despertar expectativas demasiado pronto, la disyuntiva puede no ser f¨¢cil, sobre todo cuando vivimos en un mundo de competencias y lobbies. En este sentido, la existencia de una comunidad cient¨ªfica fuerte es importante para responder a las preguntas que se hace la sociedad. Y tambi¨¦n lo es la existencia de mecanismos de asesoramiento y debate entre quienes por su trabajo tienen un criterio m¨¢s preciso, quienes tienen que tomar decisiones y, por encima de ellos, la opini¨®n p¨²blica. Si Dolly no fuera cierta, quiz¨¢ para algunos habr¨¢ desaparecido una pesadilla y para otros se habr¨¢ cerrado una v¨ªa interesante de investigaci¨®n. Esperemos que al menos haya servido para estimular la reflexi¨®n sobre las tecnolog¨ªas que se avecinan.
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