Ni un puyazo en su sitio
Un estudio demuestra que la suerte de varas se ejecut¨® de forma incorrecta en todas las corridas analizadas
Si la diana es el morrillo, los picadores de las 14 ¨²ltimas corridas de San Isidro demostraron una punter¨ªa p¨¦sima. Ni uno s¨®lo de los 276 puyazos administrados a las 90 reses que salieron por chiqueros cay¨® en su sitio. Todos, en mayor o menor medida, fueron traseros. Adem¨¢s, en 57 casos el embroque se resolvi¨® con la brutal carioca, consistente en cerrar la salida al toro. Es decir, una de cada cinco veces que el toro acudi¨® al caballo, el del castore?o se sirvi¨® de semejante recurso. ?stas son las conclusiones m¨¢s llamativas de un estudio realizado por la Uni¨®n de Criadores de Toros de Lidia, presentado el jueves pasado en Madrid."El estudio intenta arrojar luz sobre una serie de circunstancias an¨®malas que se est¨¢n produciendo en la fiesta y que nos preocupan", afirma el presidente de la Uni¨®n, Juan Pablo Jim¨¦nez Pasquau. A su juicio, la conclusi¨®n que se extrae de este informe -"objetivo y cient¨ªfico", precisa- es que se impone "una reforma de la suerte de varas".
"Tradicionalmente el tercio de castigo ha sido un term¨®metro para medir la bravura del toro. Adem¨¢s, facilita que el animal llegu¨¦ en condiciones ¨®ptimas a la muleta, que es la parte m¨¢s apreciada por el p¨²blico", se?ala Pasquau antes de arrojar la primera andanada : "Pues bien, esto est¨¢ dejando de ser as¨ª. Los toros ahora sangran de una forma desorbitada y, en definitiva, se est¨¢n haciendo las cosas muy mal".
Seg¨²n el estudio, realizado en colaboraci¨®n con los veterinarios de Las Ventas durante el periodo comprendido entre el 25 de mayo y el 8 de junio pasados, m¨¢s de la mitad de los puyazos fueron en zonas que pueden lesionar las extremidades anteriores de las reses. S¨®lo un 4,71% (es decir, 13) se produjeron "en el punto adecuado desde el punto de vista funcional (parte posterior del morrillo)", que no en el correcto tal como refiere la bibliograf¨ªa al respecto desde los a?os veinte. "Cuando se pica entre la cuarta y s¨¦ptima v¨¦rtebra (el morrillo), no se da?a cart¨ªlago ni hueso alguno. El objetivo es ahormar la embestida del toro. Si se prefiere, descolgar la cabeza del astado para que humille. El problema es si se hace m¨¢s atr¨¢s. Entonces, se da?a la locomoci¨®n del toro. Por ejemplo, al picar en la cruz, se desestabiliza esta articulaci¨®n muscular de forma que el animal pierde movilidad y pujanza. Lo ¨²nico que se consigue es desarticular al toro", explica Juan Villal¨®n, uno de los veterinarios responsables del estudio.
Los puyazos m¨¢s perjudiciales ser¨ªan los traseros ca¨ªdos. Seg¨²n se lee en el escrito : "Pueden da?arse las costillas, pleuras y pulm¨®n". De otro modo, "se llega a desinflar al animal. Al romper la membrana que cubre el pulm¨®n, la presi¨®n atmosf¨¦rica se equilibra con la del interior y el animal se viene abajo", en palabras de Federico Moreno, veterinario de la plaza. Pues bien, en total, fueron 45 las veces que los picadores picaron en regi¨®n tan sensible; uno de cada seis puyazos se dieron en el dorso a escasos cent¨ªmetros del lomo.
La zona que en m¨¢s ocasiones prueba la puya es la que rodea a la cruz. El denominado puyazo ca¨ªdo se pudo contemplar en 94 encuentros. Al lesionarse los m¨²sculos del miembro tor¨¢cico y de la esc¨¢pula, las consecuencias van desde "la cojera o claudicaci¨®n, a la disminuci¨®n de la capacidad respiratoria".
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